Durante la primera mitad del siglo XVI el cargo de virrey de Valencia fue desempeñado por personajes ilustres, de sangre real que generaron en torno a su persona una actividad social y cultural que explica el surgimiento de una enorme actividad cortesana en la ciudad de Valencia. Simplemente por nombrar a estos virreyes emparentados con la monarquía, el cargo de virrey fue desempeñado por don Enrique de Aragón, quien era primo hermano del rey Fernando el Católico entre 1497 y 1505 y su hermana doña, Juana, que mantenía el título honorífico de reina de Nápoles, sería virreina entre 1505 y 1512. Seguidamente cabe hablar de uno de los personajes que más se ha estudiado dentro de la sociedad valenciana de la época, Germana de Foix, viuda de Fernando el Católico, que ejerció el cargo entre 1523 y 1536, fecha en la que murió, aunque desde 1525 ejerció el cargo conjuntamente junto a su tercer marido el duque de Calabria quien a la muerte de su esposa ejercería el cargo hasta 1550, fecha de su fallecimiento. El virreinato de Germana de Foix y el duque de Calabria fue especialmente largo y es dicha duración la que permite explicar la consolidación de un ambiente cortesano que en verdad recordaba bastante a una corte real, no cabe olvidar que Germana gozó del título de alteza real hasta su muerte por deseo de Fernando el Católico.
Esta actividad cortesana también estuvo vinculada con un amor por las artes dentro del sentir humanista de la época que al duque le llegó especialmente de su segunda esposa Mencíoa de Mendoza. Este interés por el mundo artístico podemos verlo por ejemplo en la gran colección de libros que adquirió el duque de Calabria, quien fue además un gran aficionado a la poesía. Un aspecto que cabe destacar es que el duque fue además un gran amante de la música, siendo su capilla una de las más afamadas de su tiempo y a la que incluso recurrió Felipe II para que le cedieran algunos libros de cara al recibimiento del archiduque Maximiliano de Austria.
Pero lo que más nos interesa es ese surgimiento que se dio a la actividad cortesana es el impulso que supuso para el Humanismo y el Erasmismo ya que, especialmente a través de su esposa doña Mencía, el duque de Calabria llegó a entrar en contacto con los grandes humanistas valencianos de la época tales como Juan Ángel González y Miguel jerónimo Ledesma, ambos procedentes de la Universidad. La duquesa también fue gran seguidora desde su juventud de Erasmo, por lo que en la gran biblioteca que su marido constituyó no faltó la obra del mismo. Así pues, durante esta época la corte virreinal supuso un verdadero detonante cultural en la ciudad de Valencia durante la primera mitad de siglo, a lo que cabe sumar el mecenazgo ejercido por las familias nobles de la ciudad.
Tras la muerte del duque de Calabria el cargo no volvió a ser vitalicio, no obstante siguió siendo un puesto altamente codiciado ya que fue ocupado durante la segunda mitad de siglo por la nobleza valenciana de primer rango. No sería hasta finales de siglo cuando el Palacio Real volvió a reactivar su actividad cultural y cortesana con la llegada al cargo de Francisco de Sandoval y Rojas, marqués de Denia. Aunque fue este un esplendor efímero, dado que en el siglo XVII la actividad cortesana se centralizaría en torno al monarca.
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