La música en la Valencia del siglo XVI

Valencia cuenta con una tradición musical importante ya de tiempos de Alfonso el Magnánimo a principios del siglo XV, quizás sea en la obra maestra literaria de Joanot Martorell, Tirant lo Blanch, cuya impresión se produce a finales del siglo XV, en la cual se encuentran citas que nos muestran la gran maestría a la hora de agrupar instrumentos musicales dependiendo del lugar en el que se tañían: “… la música, partida en diverses parts per les torres e finestres de les grans sales: trompetes, anafils, clarons, tamborinos, xaramites e musetes e tabals, ab tanta remor e magneficiència que no es podien defendre los trists de molta alegria. En les cambres i retrets, simbols, flautes, mitges viules e concordades veus humanes que angelicals s’estimaven. En les grans sales, llaüts, arpes e altres esturments, qui donaven sentiment e mesura a les danses que graciosament per les dames e cortesans se ballaven“.

En la misma novela de caballería también se alude a la música del siguiente modo: “E és molt alegre ab sos amics donant-los delits: ab menistres dansen e ballen entre dones; és molt afable a totes gents e de cor molt fort, que no té temor de res. En les seues tendes los uns lluiten, los altres salten, e jugen los uns a taules, los altres a escacs; los uns se fan folls, los altres assenats; los uns parlen de guerra, los altres d’amors; los uns sonen llaüt, los altres arpa, una mitja viola, altres flautes e cantar a tres veus per art de música”.

Frescos de la Bóveda del altar mayor de la Catedral de Valencia
Frescos de la Bóveda del altar mayor de la Catedral de Valencia

Valencia se identifica como la cuna de un tipo de vihuela de arco específico de la Corona de Aragón, utilizado entre los años 1485-1510 y cuya representación más antigua del instrumento se encuentra en la Iglesia de Sant Feliu de Xátiva datada alrededor del 1475-85, también se puede encontrar otras muestras en la Iglesia de San Esteban o en el Museo de Bellas Artes de Valencia así como en la propia Catedral de Valencia, en un fresco de la bóveda del alta mayor realizado por Paolo de San Leocadio y Francesco Pagano en 1474, en la misma Catedral, el año 1560, el Arzobispo Francisco de Navarro creó cuatro plazas para ministriles, que eran: “chirimía, sacabuig, flautes, cornetes, orlos e trompón”.

Vihuela de arco en la Iglesia de Sant Feliu (Xátiva)
Vihuela de arco en la Iglesia de Sant Feliu (Xátiva)

En 1575 se editaría en Valencia la obra Iesus Thesaurus Puerilis de Onophrio Povio en la que trata en un apartado de la “cantoría y de la música” donde encontramos abundantes referencias a instrumentos y definiciones de la práctica musical habitual de la época que entre los instrumentos más destacados se encuentran: “los orgens, harpes, manacort, clavicort, espineta, cimbol, viola, guitarra, llaut, citara, vila de arc, flautes, sacabucho, baxons y cornetes”.

Con la llegada de Germana de Foix y su matrimonio con el Duque de Calabria, Fernando de Aragón, supuso toda un florecimiento cultural de la corte virreinal, la virreina Germana citan las crónicas varios instrumentos de lujo: “una corneta de coral guarnida d’or o un clavisimbol de sa altesa ab sa caixa y son peus flamenchs”, y es que Germana sentía gran afición por la música, conociendo y practicando con varios instrumentos, como nos refleja el testimonio de doña Leonor, hermana de Carlos I y amiga de Germana que nos narra impresiones que tuvo cuando convivió con ella: “verla y oírla ya tocando instrumentos como el laud, el manicordio y cantar su parte con otras, bailar y conversar con unos y otros…”.

La segunda mujer de Fernando de Aragón, duque de Calabria, mandó inventariar sus pertenencias en su casa valenciana al morir su padre, el marqués de Cenete, en este inventario de 1523, encontramos: “dos arpas grans, la una daurada e l’altra sens daurar, ab caixes landades negres ab ses fundes de cuyro, un instrument que es diu claviórgano, cubert de vellut negre, e lo que es mostre a la part de dins forrat de brocat carmesí de esglesia, ab lo clavasó daurat ab letres que diu: laudo mia sorte”.

Todo ello nos da una idea de la riqueza musical existente en Valencia ya desde el siglo XV y que se mantendría todo el siglo XVI gracias a núcleos culturales clave como son la Catedral o la corte renacentista del Duque de Calabria y Germana de Foix como virreyes del Reino, así como otros centros musicales, eclesiásticos y nobiliarios de la ciudad, como iglesias, capillas y algunos palacetes de linajes valencianos aristocráticos.

Fuente de Fernando de Aragón, Duque de Calabria en Viver (Castellón)
Fuente de Fernando de Aragón, Duque de Calabria en Viver (Castellón)

Quiero destacar el papel de la Capilla Musical del Duque de Calabria, clave para entender el ambiente cortesano y renacentista que estableció el matrimonio en la Ciudad, pero no solo musical, sino en todos los ámbitos de las artes y el saber, destacando la poesía y el teatro.

Los cronistas describen esta Capilla como la más famosa y nutrida de su tiempo, no había en España otra que tuviese tantos y tan buenos músicos como la del Duque, Timoneda o Sigüenza la describen como: “… assi junto la mejor capilla de músicos, ansí de vozes naturales, como de todo género de instrumentos, que huvo en España ni la ha avido después acá tan buena, en número, abilidades y vozes, porque se junto allí cuanto bueno se hallaba en estos reynos y todos yvan a servirle con mucho gusto”.

Tanto la virreina Germana como Fernando de Aragón eran muy aficionados a la música, durante varios años, el maestro de la Capilla, Pedro Pastrana, organizaba a un gran grupo de excelentes músicos, concediéndole los virreyes el título de Abad del Monasterio de San Bernardo conocido más tarde como San Miguel de los Reyes. Entre capellanes y cantores eran 47 los que formaban la capilla musical. En el año 1550, a la muerte del Duque de Calabria, eran 37 minístrales y cantores, siendo maestro de Capilla, Juan Cepa.

La gran producción y maestría de la capilla musical, se vio reflejada en varias obras musicales, de la que se conserva una obra realizada por Pastrana y Cepa que se encuentran en el “Cançoner de Gandía” conservado en la actualidad en la Biblioteca de Catalunya.

Se encontraban en la Corte otros músicos, como Luys Milán, polifacético y humanista, todo un artista del renacimiento, que nos dejó entre otros, una obra titulada El Maestro de 1535, también otro artista como Mateo Flecha, que se supone que fue también maestro de Capilla y que estuvo en la Corte valenciana durante diez años (1534-44) dejando constancia con muchas de sus obras, en las que realiza una plena simbiosis entre el género literario y el musical siguiendo a figuras músico-literatos del siglo XVI como Milán, Timoneda o Fernández Heredia.


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