Tributos e Impuestos

Torre de Serranos, Valencia
Torre de Serranos, Valencia

En Cuanto a los pagos que la población estaba obligada a realizar, encontramos diversos impuestos ya sean para pagar al Rey, a los Magistrados Diputados o a los Magistrados Jurados.

En primer lugar, trataremos los impuestos con los que se pagaba al Rey. Encontramos el Peaje, la Quema y el Quinto del pescado y diezmo del mar.

–          Peaje: Es el tributo que se paga por las mercancías que se importan o exportan debido a una negociación. Se cobraba 4 dineros valentinos por cada 20 sueldos del valor de la mercancía.  Este impuesto aseguraba la seguridad del camino.

–          Quema: Fue impuesto para reparar la Casa Real, víctima de las guerras entre béticos y aragoneses. Sin embargo, tras haberla reparado se continuaba cobrando el impuesto. Se cobraba 3 dineros por cada sueldo de valor de las mercancías importadas o exportadas de Castilla.

–          El quinto del pescado y diezmo del mar: Era el pago por los gastos reales.

Para los Magistrados Diputados, encontramos dos impuestos para disponer sus pagas: el General y el Nuevo Impuesto:

–          General: Este impuesto deriva en un pago al rey, además de la fabricación de armas y municiones para la defensa del reino. También se destina a devolver los censos y pensiones anuales.

–          Nuevo Impuesto: Tributo impuesto sobre la seda para poder hacer frente a los gastos destinados a la defensa del reino mediante torres y la contratación de guardianes.

Seda Valenciana

Los Magistrados Jurados imponen unos derechos municipales privados conocidos como “sisas” para hacer frente a las necesidades privadas de la ciudad. Estas sisas se imponían en los artículos más consumidos para que así se pagara correctamente el impuesto. Un ejemplo, es el pan. Los horneros pagaban por cada medida una cantidad de seis sueldos. También la carne tenía el impuesto pero sólo al ser transportadas por el vendedor, quién paga por cada animal vivo.

Estos impuestos sirvieron para poder disfrutar de buenos edificios públicos donde poder negociar, también para mantener un buen suministro de alimentos necesarios para la población. Sin embargo, diversos estudiosos cuestionan hasta que punto eran justos estos tributos, que se impusieron con la idea de mejorar, pero que una vez resueltas todas las necesidades, ¿por qué debían seguir pagando? Esta cuestión se responde principalmente en la posible necesidad de volver a hacer uso de ese dinero.


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