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Corral de comedias de almagro

El Corral de Comedias de Almagro es conocido en todo el mundo por ser el único que permanece activo tal y como era hace casi cuatrocientos años. Está situado en la Plaza Mayor de Almagro y debe su construcción a Leonardo de Oviedo, presbítero de la Iglesia de San Bartolomé el Viejo de Almagro. En 1628, don Leonardo de Oviedo pidió permiso al Ayuntamiento para la edificación del corral en el patio del mesón del toro. Invirtió en la construcción más de cinco mil ducados, una auténtica fortuna de la época. En su origen el corral de comedias ocupaba una superficie de 622 m, algo más del doble de lo que se conserva en la actualidad.

La primera representación de la que se tiene referencia fue a cargo de la compañía de Juan Martínez en 1629, una de las doce compañías “de Título”.


En el siglo XVIII, con la prohibición de los corrales, se convierte en el Mesón de la Fruta, conociéndose desde mediados del siglo XIX como la Posada de las Comedias.
En 1950, el dueño de dicha posada, mientras realizaba unas obras, encontró una baraja española pintada a mano fechada a principios del siglo XVIII. Puso el hallazgo en conocimiento del Ayuntamiento y su Alcalde, Julián Calero, la trasladó al gobernador civil de la provincia. Don José María del Moral, por éste y otros documentos, supuso que en ese lugar podría haber existido un corral de comedias.

Se iniciaron las obras y apareció la zona del escenario prácticamente intacta, momento en el que se decidió recuperar tan magnífico espacio, que estaba muy parcelado y en manos de distintos dueños.
Tras el proceso de expropiación y restauración oportunas, se inauguró en 1952 este espacio único en el mundo, testimonio de una de las épocas más fecundas y brillantes del teatro.

Entre la puerta de la calle y el patio se encuentra un zaguán empedrado, como lo esta toda la planta, de pequeños cantos rodados, luciendo el del zaguán la Cruz de Calatrava. En él había instalado un mesón que funcionaba regularmente hubiera o no representación. En su parte izquierda hubo un fuego manchego y en una de sus pajeras apareció la baraja fechada en 1725. Desde el mismo se abría una cancela de madera que comunicaba directamente con el patio (sala).

El corral está sustentados en las tres partes que rodean el escenario por 54 pilastras de madera con sus zapatas; las inferiores están montadas sobre un tosco basamiento de piedra para protegerlas de la humedad del suelo. Estos puntales reciben los dos cuerpos del edificio y forman un porche o cobertizo a sus tres lados.

La alojería era la moderna cafetería de nuestros días. Estaba situada al lado de la cancela de entrada al patio, bajo la primera cazuela. Se bebía una bebida refrescante llamada aloja, compuesta de agua, miel, canela y otras especias que cada alojero mezclaba a conveniencia, puesto que en los corrales estaba prohibido vender bebidas alcohólicas. Aunque se sabe que era habitual que los alojeros la mezclaran con vino.

Los dos laterales restantes se completaban con estrados o gradas que eran ocupados por comerciantes, militares, funcionarios…, gente de un nivel social más elevado que en el resto del patio que sólo podía ser ocupado por gente llana y al que se llamaría Patio de los Mosqueteros. “…concurren en ellos con su capa, espada y daga y todos se llaman caballeros, hasta los zapateros, y éstos son los que deciden si la comedia es buena o mala; y a causa de que la silban o aplauden, son llamados Mosqueteros, de suerte que la fama y opinión destos poetas depende dellos…”


Los aposentos privados estaba situados en los laterales del escenario y se alquilaban sólo a familias nobles, por un periodo determinado de tiempo. Las tupidas celosías permitían ver sin ser vistos… Poseían accesos independientes del resto del edificio para mantener el anonimato de sus ocupantes.

La cazuela era el lugar desde donde veían la representación las mujeres. Así lo exigía la estricta moral de aquella época. Estaba situado enfrente del escenario, en la primera planta del edificio. Los accesos eran independientes del patio y corredores, y comunicaban con la entrada mediante una o varias escaleras. El corredor situado encima de la cazuela lo ocupaban habitualmente las instituciones, tanto civiles como eclesiáticas.

Los corredores laterales estaban entre la cazuela y los aposentos privados. Se dividían en estancias que se alquilaban a familias. Son los antecedentes del palco.

El escenario, el lugar donde se representaba, está situado en la parte opuesta de la entrada y detrás se encuentran los camerinos. La pared del fondo cuenta en su parte superior con un corredor de tres balcones de barandilla que asoman a la escena, y en el lado derecho la puerta de acceso a los cómicos. Bajo el entarimado está el foso, donde se alojaba la compañía con todos sus enseres.

Durante el Siglo de Oro toda manifestación teatral era conocida como “comedia”, salvo los autos sacramentales. El público acudía a la comedia, aunque lo representado fuera drama o tragedia.
Las representaciones se organizaban en función de las siguientes normas:

-La temporada comenzaba el domingo de resurrección y terminaba el miércoles de ceniza.
-Estaba prohibido fumar, por el riesgo de incendio.
-De octubre a abril la comedia empezaba a las dos de la tarde, en primavera a las tres y a las cuatro en verano, para finalizar antes de la puesta de sol. Su duración estaba entre cuatro y seis horas.
-La estructura de una función era: Loa, primera jornada (acto), entremés, segunda jornada, jácaras o mojigangas, tercera jornada y baile final.
-Los hombres y mujeres no podían estar juntos. Los hombres ocupaban el patio (en gradas laterales, bancos en el patio y de pié) y las mujeres en la grada de las cazuelas. El único sitio donde se les permitía estar juntos era en los aposentos de los corredores.
-Los niños no podían entrar.
-El precio de la entrada no era un precio global como hoy lo conocemos. Entonces se pagaban distintas entradas: una a la entrada, otra para la hermandad o beneficiario y otra para sentarse. La compañía raramente llegaba al 20 % de lo recaudado.
-En ciudades universitarias estaba prohibido representar entre semana para que los estudiantes no se distrajeran.
-Dos de las figuras más características de los corrales eran:
.El mantenedor del Orden. Mozo recio del lugar que, provisto de un buen garrote, templaba los ánimos de todos aquellos que se exaltaban.
.El apretador. Al no existir un aforo determinado, todo el que pasaba tenía derecho a sentarse…

En los corrales de comedias no había aseos y las condiciones higiénicas no eran las más adecuadas. Con la llegada, a mediados del siglo XVIII, de distintos gobiernos ilustrados se empiezan a prohibir las representaciones en éstos locales. La falta de higiene, el riesgo de incendio, los desórdenes… A esto hay que añadir el desarrollo de una burguesía que no quiere asistir a las comedias en espacios incómodos y la aparición de espectáculos metateatrales como la ópera que requieren de espacios cerrados con un tratamiento acústico específico.

A finales del siglo se decretó la prohibición total y los corrales sufrieron distintas suertes. La mayoría desaparecieron, otros se transformaron en teatros “a la italiana” (el Corral de Príncipe se transformó en el Teatro Español en Madrid) y el Corral de Comedias de Almagro se siguió utilizando como lo que siempre fue: una posada.

La recuperación de este espacio dio origen al Festival de Teatro Clásico de Almagro. De carácter internacional, se celebra durante los meses de Julio en cinco espacios distintos teniendo como referente el corral de comedias.

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Corral de Comedias de Torralba de Calatrava

Recientemente se han descubierto los restos del antiguo corral de comedias de Torralba de Calatrava, debido a esta situación, no existe demasiada información sobre el edificio. Está en proceso de restauración para poder ser un escenario más del festival de Teatro Clásico de Almagro. Cuando culmine ese proceso de restauración se irán conociendo más detalles de la historia del corral de comedias.

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Corral de la Cruz (Madrid)

Uno de los teatros más importante de la ciudad de Madrid, junto con el teatro del Príncipe, es el actual teatro de la Cruz, antiguo corral de comedias. En el siglo XVII, considerado uno de los más importantes de su época, existía en este lugar un corral de comedias propiedad de la Hermandad de la Soledad. En el siglo XVIII su mal estado de conservación obligó al ayuntamiento a reformarlo, transformándolo en un teatro moderno con capacidad para 1500 espectadores. Estas obras fueron encomendadas al arquitecto Pedro de Ribera, y fueron acometidas alrededor del año 1743. Durante el siglo XIX surgió una corriente fuertemente crítica con la arquitectura de Ribera, y concretamente contra el Teatro de la Cruz, lo que llevó a que en el año 1849 fuera declarado oficialmente “oprobio del arte” mediante una Real Orden, siendo ordenada la demolición. De todas maneras la demolición no se produjo inmediatamente y el teatro volvió a abrir sus puertas en 1850, para volver a ser cerrado entre 1852 y 1857. Finalmente, fue derrumbado en 1859 y lo único que queda de este antiguo corral de comedias, es una pequeña placa conmemorativa que se sitúa en la confluencia de las calles Espoz y Mina y Cruz.

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Corral de la Pacheca (Madrid)

Primero fue en el legendario Corral de la Pacheca, ocasionalmente alquilado a tal efecto por las Cofradías de la Soledad y de la Pasión, en el mismo solar que ocupa hoy día el Teatro Español, en Madrid, en la calle Príncipe. Ya se realizaban actuaciones a mediados del siglo XVI que así sufragaban los gastos de construcción y mantenimiento de los hospitales de la Villa y Corte. Años más tarde -en 1582 para ser exactos- se construyó, ya con carácter estable, el Corral del Príncipe, que abriría sus puertas al público el 21 de septiembre de 1583.

En 1600 se le añadiría una planta más, y entre 1627 y 1636, otras dos, incorporando en este caso los aposentos laterales, evidentes prefiguraciones de lo que luego serían los palcos. Con cuatro puertas, y apenas 13 metros de fachada, el corral llegó a albergar a cerca de 500 espectadores de pie -por único techo una lona extensible-, a unos 320 de asiento y un centenar largo de nobles, curas y autoridades en aposentos y desvanes, que asistían a las tres horas largas que solía durar un espectáculo.

En 1735 Pedro de Ribera levantó por primera vez unos planos fiables del Corral, tal y como era entonces… porque el municipio había decidido derribarlo y erigir en su lugar el Coliseo del Príncipe, éste ya techado, aunque Moratín lo tildase años después de indecente asilo de las musas españolas. El nuevo edificio fue proyectado por Juan Bautista Sachetti y rematado por Ventura Rodríguez, abriendo sus puertas al público en 1746 para albergar a los chorizos -público afín al credo ilustrado-, enemigos acérrimos de polacos y panduros, que asentaban sus reales en el Teatro de la Cruz y en el de los Caños del Peral respectivamente. En 1802, un gran incendio dejó apenas la fachada en pie. Se decidió entonces reconstruirlo, encomendándose la labor a Juan de Villanueva: la fachada neoclásica del actual edificio -con no pocos retoques a causa de incendios sucesivos- es responsabilidad suya.

Sus principales características son:

A-La fachada de ladrillo colorado con siete puertas de diferentes tamaños y cinco ventanas abuhardilladas tenía casi veintidós metros de ancho y trece metros de altura y estaba cubierta por dos tejados de teja de diferente altura. Las siete puertas que vemos de la planta baja conducían, empezando por la izquierda a:

1) una escalera que llevaba a los aposentos del segundo piso del edificio de fachada;

2) una tienda, donde se vendía aloja y nieve;

3) el urinario de hombres;

4) el zaguán que servía para la entrada de los hombres al patio y a las gradas;

5) la contaduría;

6) un estrecho pasillo, cuya función todavía es desconocida, pero que probablemente serviría de vomitorio al terminar la función;

7) una escalera que llevaba, antes de 1640, a la cazuela.

B- El edificio del vestuario se situaba detrás del tablado de representación, con cinco niveles, solamente tres de los cuales son visibles desde el patio.