Jose Capilla Beltrán nació el 1987 en Xàtiva, casado con la monovera Juliana Bellot Ibañez. Este era el yerno del alcalde Ramón Bello Zapata y padre de Julio A. Capilla Bellot.
El período más fecundo del escritor corresponde a los tiempos de la dictadura de Primo de Rivera y de la Segunda República que desembocó en la Guerra Civil.
Durante aquellos años dedicó gran parte de su vida a desarrollar su vocación literaria, a la vez que formó una selecta biblioteca, en la que, además de Azorín y Miró, están representados los noventayochistas y posteriores tan ilustres como José Ortega y Gasset, Eugenio D’Ors, Gregorio Marañón, Ramón Gómez de la Serna, Federico García Lorca y tantos otros contemporáneos.
Fue por entonces, cuando José Capilla, junto a un grupo de amigos, se lanzó a dos aventuras periodísticas: el semanario Idella (Elda, 1926-1930) y el anuario Albor (Elda, 1933-1935). Desde otra perspectiva Idella y Albor supusieron la generación de una correspondencia de gran interés para críticos e historiadores.
La guerra civil, significó un punto y aparte en la vida de este autor. Cumplida condena de prisión por delitos políticos, José Capilla logró la libertad condicional en Junio de 1941, pero no pudó retomar la escritura hasta dos años más tarde, cuando insólitamente su ensayo “Azorín y Monovar” vió la luz el 8 de enero de 1944, en El Español.
Este trabajo, no solo cosechó aplausos entre los azorinianos, sino que privilegió la palabra del autor de Superrealismo. Durante la instancia en este semanario, José Capilla se vió arrojado al ostracismo más riguroso por pensar con aire liberal, al tiempo que fue inhabilitado para el ejercicio de actividades profesionales de índole diversa.
La primera carta de Azorín a José Capilla, data de 1917, y la motivó la fundación del efímero semanario monoverense Los Pueblos, que, nacido para propiciar un homenaje ciudadano al gran prosista, lo dirigió Capilla, a la sazón con 19 años.
Premio Nacional de Literatura; que no tardó en alzarse como el biógrafo por antonomasia de Azorín, y que, por añadidura, derramaba su cariño hacia José Capilla, calificándolo de “escritor de raro mérito”.
A lo largo de la extraordinaria labor que exigieron los volúmenes de obras selectas y Obras completas, de Azorín, editadas respectivamente por Biblioteca Nueva y M. Aguilar, el compilador solicitó en varias ocasiones el parecer y la ayuda de José Capilla.
Del epistolario con Cruz Rueda, dada la abundancia y extensión, se han transcrito únicamente algunos fragmentos significativos que iluminan las etopeyas de ambos y la común admiración al maestro.
Patente queda en el epistolario la desmoralización que sufría el autor y que le incapacitó para llevar a cabo su estudió Azorín, paso a paso. Finalmente José Capilla falleció en Barcelona en 1963.
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