Por lo que respecta a la artesanía, a continuación hablaremos de su producción y desarrollo puesto que como veremos estaba caracterizado por su gran variedad.
Las manufacturas y artesanías no se podían desarrollar en todo su esplendor debido a los pequeños talleres con falta de inversión y mala organización, el proteccionismo, el control que ejercían los gremios, el alto coste del transporte interno, las aduanas interiores, el encarecimiento de los productos por la lentitud de los transportes, etc. (Sanz, 2012, 49-50)
Los productos que se exportaban desde las Españas eran el mercurio, el azufre, el plomo, la sal marina, la lana, etc. y las importaciones eran de cobre, mástiles escandinavos para la construcción de buques y cañones, etc.
A comienzos del siglo XVI las industrias reseñables eran: la pañera que se alza a través de la mesta que se da sobre todo en las zonas de Segovia, Cuenca y Córdoba; la sedera en comunidades musulmanas en Granada en primer lugar y posteriormente en Córdoba, Sevilla, Toledo, Zaragoza, Valencia y Murcia; los curtidos (Ocaña y Ciudad Real) y otros como la construcción o la minería de la metalurgia.
En el siglo XVII habrá una decadencia por la desarticulación de los gremios y la artesanía se arruinará debido a los tejidos importados con más variedad y calidad.[1]
Por tanto, observamos como las manufacturas y las artesanías siempre dependerán de un comercio tanto interior como exterior y se verán muy influenciados por sus problemáticas.
[1] La referencia es procedente de la página 50 de SANZ CAMAÑES, Porfirio. La economía española en el siglo XVI. Atlas histórico de España en la Edad Moderna. Madrid. Editorial Síntesis. 2012. 284 p. ISBN: 9788497565226.
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