Las causas de una aniquilación

Las inmensas tragedias de los pueblos generan una gran literatura, que termina por despertar el interés del mundo entero. Especialmente cuando se conoce que casi cinco millones de seres humanos, que habían formado el imperio más poderoso de la América de principios del siglo XVI, fueron derrotados por un ejército de españoles que en ningún momento superó los mil hombres.

Desde el plano militar, hemos de verlo como la inútil gesta de los cosacos polacos, pretendiendo luchar contra una división de tanques de la Alemania del III Reich, cuando sólo iban a caballo y disparaban con rifles, cuyas balas rebotaban sobre las duras chapas de acero. Luego, una veitena de cañonazos vomitados por los modernos carros de combate, sirvió para acabar con el sueño de unos ilusos, a los que sus generales, mientras les llenaban el vientre de alcohol, les habían dicho que los tanques eran cartón…

Los españoles contaban con cañones, mosquetes de un solo tiro, caballos y armaduras; además, iban dirigidos por el extremeño Hernán Cortés, un estratega militar comparable con los grandes generales romanos que vencieron a Aníbal o con el propio Alejandro Magno. Mientras que los aztecas disponían de unas armas de madera, que se partían al chocar contra las aceradas espadas de los conquistores y, lo peor, nunca se habían enfrentado a un enemigo tan hábil.

Sin embargo, sobre todos los inconvenientes que acabamos de apuntar, dormió otro más contundente: la enorme cantidad de indígenas que se pusieron al lado de Cortés, al comprender que se les presentaba la oportunidad de enfrentarse al tirano que había venido haciendo prisioneros a sus gentes para someterlos a los sacrificios humanos. También lo hicieron otros para dejar de pagar tributos.

Si a lo anterior unimos la serie de acontecimientos sobrenaturales que se habían producido en los últimos años, podemos contar con las causas del aniquilamiento de un imperio. No obstante, ¿cómo pudieron los grandes magos indígenas predecir la destrucción? ¿Hemos de creer que sus poderes eran tan extraordinarios que les permitían ver, como les sucede a algunos lamas del Tíbet, el futuro con una clarividencia asombrosa?

Anticiparon lo que iba a suceder; pero, al sertan enorme, se creyó que obedecía a la voluntad de los dioses. Luego si se encargaban de complacerlos con muchas ofrendas de corazones humanos y otros obsequios, los más valiosos que hubieran existido, acaso podrían alejar la amenaza. A esta empresa se entregaron de una forma demencial…¡Sin conseguir sus propósitos!

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