Después de una mañana entera conduciendo, con mucho viento y lloviendo todo el rato, llegamos a Te Anau. Desde ahí se pueden ver bastantes cosas. Hay un lago (con el mismo nombre) y tiene una población no demasiado grande. Nos alojamos en un camping de Top 10 y nos vino bien: ducharnos en duchas decentes, lavar la ropa, tener calefacción, etc. Reservamos las dos cosas que nos daba tiempo a ver.
Esa misma tarde fuimos en una excursión a ver las cuevas de gusanos emisores de luz (glowworm caves). En principio no parecía gran cosa, pero resultó muy interesante. Primero un viaje en barco de 20 minutos, viendo los paisajes alrededor del lago. Luego entrada a una cueva con guía donde nos contaban la historia (fue descubierta en 1948). La cueva ha sido formada por aguas provenientes del deshielo y está acondicionada para todos los públicos. Bueno, para gente no muy alta, porque casi tuve que gatear en algunos tramos. Recorrimos un tramo de unos 100 metros, los primeros iluminados, pero la cueva tiene una longitud de varios kilómetros (no recuerdo bien, pero juraría que varias decenas de kilómetros). Llegamos a un punto donde montamos en una barca y ya no había luz. Nos dijeron que teníamos que estar en silencio, porque sino estresábamos a los gusanos. De repente, al doblar una roca, la oscuridad fue total y vimos la parte superior de la cueva con cientos de puntos azules, parecía un cielo estrellado sin luna. Espectacular. Se nos pasó el tiempo muy rápido. Nos llamaron dos veces la atención, una por hacer fotos dentro de la cueva (estresaba a los gusanos también) y otra por hablar. Los españoles nos tenemos que hacer notar.
Después de ver la cueva nos pusieron un vídeo sobre los gusanos. Resulta que la intensidad de la luz viene relacionada con el hambre del gusano. La luz la emiten para atraer a insectos. Alrededor de ellos colocan un conjunto de mocos colgando que capturan a sus presas. Son caníbales, si un gusano más grande pilla a otro más pequeño, se lo zampa. Viven casi todo el tiempo siendo gusanos y más tarde se convierten en mosca, que dura sólo un día, porque no tiene boca.
Al día siguiente temprano nos íbamos a Milford Sound. Preparé mi iPhone para que nos despertara temprano y sacar la caravana del camping y se quedó frito. No le gusta el frío al iPhone. Casi llegamos tarde, pero llegamos. Para ir de Te Anau a Milford Sound hay una carretera de unos 100km. En autobús tardamos dos horas y visto el recorrido, es mejor ir con algo organizado: se pasan varios puertos y mejor que te lleven. Las excursiones van parando para que puedas ver y hacer fotos a los paisajes. Incluso pudimos dormir algo a la vuelta, pues teníamos que conducir después. Durante el recorrido vimos varios glaciares (bueno, los circos glaciares que han quedado). Era impresionante ver lo que tuvo que ser aquello hace miles de años.
Milford Sound es los fiordos. Haces una excursión en barco, de casi dos horas de duración. Estás en el mar y recorres montañas que parten desde la misma orilla y se elevan a más de 1500 metros, con cascadas de más de 100 metros. Vimos delfines alrededor del barco, focas, y nos quedamos maravillados de la naturaleza. Llevamos dos días en Nueva Zelanda y esto cada vez promete más.
Te Anau |