Desde el 28 de diciembre al 3 de enero hicimos un viaje a El Algarve, en Portugal. Nos fuimos con unos amigos, Pepe y Rosa, el hermano de Pepe, Julián, su mujer Cati y su hijo Julián. Tuvimos un buen viaje, con muchas risas, viendo muchas cosas y disfrutando mucho. Y comiendo :-). Voy a describir el viaje y las cosas que fuimos viendo.
Partimos de Alicante y fuimos directamente a Lagos. Un poco largo el viaje (casi 900kms) para hacerlo del tirón, pero con las ganas que teníamos no se nos hizo tan pesado. El problema fue la lluvia. En algunos momentos (a partir de Sevilla) la lluvia apenas dejaba ver la carretera. Por cierto, qué infierno es cruzar Sevilla (por la circunvalación). Muy mal planificada. Llegamos a Lagos y no fue complicado encontrar el hotel (gracias San GPS).
Lagos es una ciudad bonita. Pensábamos que era más pequeña, pero es bastante grande, orientada al turismo, como todo el Algarve. Desde allí se pueden visitar muchos sitios de interés. Cabe destacar la praia de Santa Ana, con unos acantilados que nos recordaron los doce apóstoles en Australia. También el Cabo de San Vicente, el punto donde se pensaba que estaba el fin del mundo (otro más :-)). Y Sagres, la cuna de la cerveza portuguesa. El hotel de Lagos era un aparthotel con selfcatering. Muy barato, 22€ la noche una habitación doble. Sin servicio de habitaciones, pero suficiente para pasar un par de días.
En Lagos estuvimos dos noches. El tercer día nos fuimos hacia Faro, la capital de El Algarve. Hicimos una parada en Albufeira para comer. Albufeira nos recordó a Benidorm, orientada al turismo anglosajón. En Faro pasamos tres noches en un hotelito majo, muy céntrico. Faro tiene una ciudadela bastante maja y muchos restaurantes. Desde allí visitamos Tavira y Loulé. Merecen la pena una visita rápida a cada ciudad.
Para el regreso paramos en Granada. Buena elección, porque estábamos bastante cansados y merecía la pena pasar un día en Granada. Allí tuvimos una noche de vinos con tapas (demasiadas) y una comida de tapas antes de coger el coche para Alicante.
Como conclusión general, el Algarve es un sitio bastante agradable, pero me imaginaba otra cosa. Quizá la mejor época para visitarlo es verano, aunque imagino que estará muy concurrido. La comida me resultó un poco aburrida: carne y pescado, sota, caballo y rey. Siempre lo mismo. Al final terminamos comiendo en pizzerías algunas veces, por puro aburrimiento. La compañía fue muy agradable y nos reímos y disfrutamos mucho.
Fin de año 2009 – Algarve y Granada |