A finales del siglo pasado Rem Koolhaas declaró la muerte del urbanismo como disciplina capaz de lidiar con la complejidad de la ciudad contemporánea. Las nuevas prioridades establecidas por las crisis ambiental y económica obligan a revisar esta declaración. La ciudad y sus
diferentes modelos vuelven a ser uno de los núcleos del debate disciplinar. Es por tanto, oportuno y necesario revisitar este escenario. Si consideramos la historia de la estética de lo urbano- lo sublime, las visiones tecno futuristas para las ciudades utópicas, los modelos higienistasdel movimiento moderno ortodoxo, o los ideales de la ciudad jardín los crecimientos suburbiales por poner unos ejemplos – la preocupación de la arquitectura sobre su relación con el medioambiente y el papel que ha de jugar en la construcción de una naturaleza ha tomado diversas formas. ¿Cuál es la contribución que podemos hacer hoy a la historia de esta discusión? ¿Podemos o debemos retomar alguno de los problemas no resueltos de los modelos anteriores? ¿Cómo enmarcamos conceptualmente nuestra especulación sobre la Naturaleza?
Después de un desplazamiento de la atención y los esfuerzos de la disciplina desde la ciudad hacia la tecnología, ahora tenemos una oportunidad de revisitar la discusión sobre la forma urbana equipados con una nueva serie de instrumentos tanto a nivel técnico como conceptual. Por nuevos instrumentos nos referimos a las capacidades emergentes de la producción y el análisis que permiten las nuevas tecnologías, y por nuevo marco conceptual nos referimos a la reorganización del problema arquitectónico y urbanístico a través de la lente de sistemas regulatorios que se nos han puesto a disposición por desarrollos científicos durante la segunda mitad del siglo XX. Usando la retroalimentación de todos y cualquiera de los imputs relevantes y los procesos, particularmente en este caso las especificiades del entorno ambiental, buscaremos nuevas manifestaciones de la ciudad sostenible.
Si utopías hipertecnificadas de alta densidad fueron las respuestas emblemáticas del entusiasmo sobre el potencial de la industrialización en países en desarrollo, el cansancio con el desorden urbano y la densidad finalmente generó las críticas sobre la ciudad del siglo XIX. De esta crítica apareció un modelo alternativo, la Ciudad Jardín de Howard (1898), extremadamente poderoso e influyente por su capacidad para construir un imaginario sobre lo natural, a pesar de lo distorsionado de su aplicación real en muchos suburbios contemporáneos. Actualmente hay un resurgir de la imaginación utópica con intervenciones a escala enorme y con altas densidades como respuesta a la catástrofe ambiental que se avecina, pero todavía está por ver la viabilidad real de tales propuestas, cuál es su contribución real a las grandes narraciones de la arquitectura y naturaleza y si son o no efectivas para cautivar la imaginación pública. Este escenario fue el foco de nuestra investigación en la primera edición de este trabajo.
Por otro lado los mejores ejemplos de arquitectura se están librando en situaciones donde la realidad tensiona las definiciones tipológicas hasta llegar a cuestionar las relaciones establecidas entre forma y función. Estos nuevos escenarios requieren invenciones arquitectónicas que resultan fructíferas a muchos niveles, pues ayudan a los agentes promotores —bien sean públicos o privados— a liberarse de prejuicios y a repensar la ciudad huyendo de soluciones ya conocidas. Por otro lado, estos casos extremos obligan a los arquitectos a huir de soluciones burocráticas o catalogadas, separarse de falsos funcionalismos e intensificar su actitud proyectiva. En muchas ocasiones, esta tensión es el fruto de una relación programática nueva o de una situación urbana límite. Uno de estos escenarios se da en el reciclaje de tejidos urbanos existentes para nuevas estructuras arquitectónicas con la inserción de nuevas demandas. Este será el núcleo de investigación para este curso. Nuestro trabajo se centrará en articular nuevas propuestas estéticas y culturales de la naturaleza y ciudad, en respuesta a los actuales problemas sociales y ambientales y reimaginar de manera crítica las ciudades para responder a las actuales y futuras necesidades de una sociedad sostenible. En definitiva, la definición de nuevas ecologías.