Como primera parada de nuestro recorrido cultural haremos un alto en la Aljafería de Zaragoza, que fue ocupada por los Reyes Católicos en 1488 y años sucesivos, y que sirvió como residencia real.
Dicho palacio, de arquitectura mudéjar, fue construido en la segunda mitad del siglo XI, iniciativa de Al- Muqtadir como palacio de recreo. Es el único testimonio de los reinos de Taifas.
Tras la reconquista de Zaragoza por Alfonso I el Batallador, en 1118, se convirtió en residencia de los reyes de Aragón, usada como residencia de Pedro IV el Ceremonioso. Se reformó en 1492 la planta principal ante la inminente llegada de los Reyes Católicos. En 1593, se convirtió en fortaleza militar. Sufrió desperfectos durante la Guerra de la Independencia y fue restaurada en la segunda mitad del siglo XX. Actualmente acoge las Cortes de Aragón.
El palacio real de los Reyes Católicos fue mandado construir sobre el ala norte del recinto. Las obras datan de 1488 a 1495 y participaron maestros mudéjares de gran relevancia.
Al palacio se accede por una escalera de dos tramos, el techo está decorado con pintura al temple con motivos iconográficos sobre los reyes Católicos.
La escalera de acceso da a un corredor que va a las habitaciones. Cabe destacar la puerta principal que da al salón y en el centro de la misma se encuentra el escudo de armas de los reyes sopstenido por dos leones tenentes.
Como en cualquier palacio mudéjar la decoración se amplía con motivos vegetales y zoomorfos.
Antes de llegar al salón del trono hay tres salas pequeñas, llamadas “salas de los pasos perdidos” (muy apropiado el nombre), que servían de salón de espera para las audiencias.
Punto importante: El salón del trono.
Es una sala de grandes proporciones cuyo techo es dificil de describir por su gran belleza.
Dicho techo se compone de casetones cuadrados cubiertos de pan de oro, en el interior de los cuales se encuentra un florón del que cuelga una piña, que simboliza la fertilidad y la inmortalidad. La imagen superior se refleja en el suelo de la estancia como si fueran un espejo. Entre uno y otro hay una galería de arcos conopiales.
En el friso que se forma entre el techo y los arcos, hay una inscripción en latín que reza lo siguiente:
“Fernando, rey de las Españas, Sicilia, Córcega y Baleares, el mejor de los príncipes, prudente, valeroso, constante, justo, feliz, e Isabel, reina, superior a toda mujer por su piedad y grandeza de espíritu, insignes esposos, victoriosos con la ayuda de Cristo, tras liberar Andalucía de moros, expulsado el antiguo y fiero enemigo, ordenaron construir esta obra en el año de la salvación de 1492.”
Para saber más:
Existe una página en la que se pueden hacer visitas virtuales al palacio y donde se puede encontrar información para realizar visitas. Incluye información histórica y mapas en tres dimensiones con las adhesiones arquitectónicas por bloques.