Origen del término sefard

 

Origen del término sefard

 

 

El nombre de Sefard  (del hebreo ספרדים españoles) se menciona en la profecía de Abdías (versículo 20) como uno de los lugares donde habitaban deportados de Jerusalén. Parece que la alusión bíblica se refiere a la antigua Sardis, ciudad de Asia Menor; pero la tradición judía, sobre todo a partir del siglo VIII de nuestra era, tendía a identificar Separad con el extremo occidental del mundo conocido: la península ibérica.

 

De ahí que desde la Edad Media, y muy especialmente durante la época  de oro de la cultura hispanohebrea,  la propia población judía que habitaba en la Península se llamase sefardíes a sí mismos con cierto orgullo, después de la obligada diáspora tras la expulsión.

 

 

Cuando se hace referencia a sefardí, se sigue un conjunto de circunstancias que definen la identidad de un pueblo como: la descendencia y la lengua.

 

Ser descendiente de los judíos españoles expulsados de la península en el siglo XV o haberse asimilado socioculturalmente a ellos. Se excluyen por tanto no sólo los askenazíes y los judíos de otras ramas étnico-culturales, sino también los que habitaban en la península antes de la expulsión, a los que se hace referencia como judíos españoles y su cultura, cuando se expresa en hebreo, hebraicoespañola o hispanohebrea.  Queda también fuera la primera generación de expulsos, que más debemos considerar como judíos españoles en el exilio que como verdaderos sefardíes, al no haberse producido todavía en su medio sociocultural los cambios derivados de haber vivido en una situación de aislamiento con respecto a la península. Y, tampoco se consideran  sefardíes a los que se convirtieron y permanecieron en la península, a veces judaizando en secreto: los conversos, criptojudíos o marranos del Siglo de Oro, los cristianos nuevos de Portugal, o los chuecas de Mallorca.

 

La segunda de las circunstancias, es la consideración de los  rasgos culturales hispánicos, y muy especialmente la lengua española en su variedad propia: el judeoespañol. Por lo tanto, y desde este punto de vista, solo se tiene en cuenta a los judíos oriundos de España que a lo largo de los siglos fueron asimilándose culturalmente al entorno de los países que los acogieron, perdiendo el uso del español.

 

Conviene reiterar aquí, que aun siendo español de nacimiento, hablar español o judeoespañol, y compartiendo la religión judía, no da la condición de sefardí, ya que solo lo será, si además desciende de judíos españoles en el exilio.

 

 

 

La oposición terminológica sefardí/askenazí ha dado lugar a confusión, sobre todo desde finales del pasado siglo y tiene  unos orígenes religiosos o, más bien, litúrgicos. La creciente emigración askenazí a Palestina, obligó a crear en Jerusalén un Gran Rabinato askenazí paralelo al sefardí que existía desde muchos años atrás. Consecuencia inmediata del progresivo auge de la cultura askenazí en aquella Palestina, que luego se convierte en Israel (1947) fue englobar bajo el viejo rabinato sefardí todo lo “no askenazí”, aunque nada tuviese que ver con sefardíes no sólo a los descendientes de los judíos españoles expulsados en el siglo XV, sino a todos los que provenían de los países árabes y orientales, fuesen de Cochin (India), los, georgianos, yemenitas o los falaces negros de Etiopía.

 

Por esta razón hoy en día se hace una tercera distinción para la población judía, la de los mizrahim (del hebreo מזרחיםOriente‘), para garantizar que el término «sefardí» haga alusión exclusivamente a ese vínculo antiguo con la

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One response to “Origen del término sefard”

  1. Mr WordPress Avatar

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