Un personaje desconocido

Tomás de Torquemada

Tomás de Torquemada es uno de los personajes más desconocidos por los historiadores. La falta de una investigación formal sobre esta figura ha dado lugar a la confusión entre lo que es verdaderamente histórico y lo mítico [1]. Uno de los rasgos en que coinciden muchos autores es su austeridad. Según algunas fuentes, Torquemada vestía un traje humilde, no incluía la carne en sus comidas y no utilizaba sábanas en su lecho[2]. Se le ofrecieron, entre otros cargos, el de arzobispado de Sevilla, pero no los aceptó. Lo que sí aceptó fue su nombramiento como Inquisidor General con todo el poder que esto le suponía; un cargo que le proporcionó varios enemigos que intentaron atacarlo, llegando a decirse que llevaba consigo más de 200 personas para su protección[3]. Otro de los rasgos que los expertos destacan de Fray Luis de Torquemada-  tal y como se le denominaba popularmente- es la severidad. Preocupado por el problema de la heterodoxia religiosa, fue un hombre de carácter fuerte, de rígidas convicciones y con una gran autoridad sobre los príncipes, tal y como nos cuenta fray Juan de la Cruz. Un hecho que demuestra la preponderancia de este personaje es su exigencia a los monarcas de que prohibieran a los judíos el ejercicio de oficios públicos, además de que no les fueran cedidas las rentas reales[4].

Una vez vistas estas borrosas cuestiones sobre su personalidad pasemos a hablar de sus orígenes y su trayectoria en el ámbito eclesiástico. Tomás de Torquemada Valdespino era hijo del regidor Pedro Fernández de Torquemada y de Mencia Ortega, además de sobrino del cardenal Juan de Torquemada. Nacido en Torquemada, Palencia, obtuvo el título de bachiller en Teología[5]. Su carrera eclesiástica se inició en la orden de los dominicos de San Pablo de Valladolid, a raíz de su cargo de prior en Santa Cruz de Segovia. A partir de entonces su nombre ocupará las páginas de nuestra Historia al convertirse en confesor regio y, años posteriores, en 1483, en Inquisidor General[6]. Dicho nombramiento y el establecimiento del Tribunal en Ávila facilitaron su dedicación a la erradicación de las herejías.  Muchos nos preguntamos cuáles  fueron los motivos por los que el Inquisidor adoptó esta postura de intransigencia. Las fuentes coinciden en que la situación religiosa en Ávila, donde más de la mitad de la población era judía, distaba del clima segoviano, con buena parte de población convertida al cristianismo[7]. A esto hay que añadir el hecho de que Pedro de Arbués, su predecesor en el cargo de inquisidor de la Corona de Aragón, fuera asesinado a manos de unos herejes en Zaragoza mientras ejercía su cargo, puesto que su muerte se aprovechó para influir en las opiniones generales de la población, que pasó de su inicial rechazo al establecimiento del Santo Oficio a un odio generalizado hacia los acusados de una muerte tan cruel, los judíos. Esta situación se repetiría en Ávila, aunque con una víctima distinta: el Santo Niño de la Guardia. A raíz de este asesinato, la actitud pacífica de la población se transformó en un comportamiento violento hacia los judíos, acusados del infanticidio rural. Todos estos hechos fueron empleados por Torquemada para responsabilizar a la población judía de asesinatos rituales de niños[8].

Convento de Santo Tomás, Ávila.

Nuestro protagonista terminó adquiriendo en 1484 el título de Inquisidor de las dos Coronas –Castilla y Aragón- y antes de su muerte se encargó de fundar la primera estructura institucional del Santo Oficio. Reunió todo tipo de autorizaciones y potestades para lograr sus objetivos, lo que muestra la eficacia regia en las relaciones diplomáticas con Roma. En estos años de máximo poder Tomás de Torquemada destacó por su intensa labor organizativa, llegando a desarrollar un total de cinco instrucciones generales, creando nuevos tribunales, nombrando inquisidores y previniendo el sostenimiento de la institución[9].

En 1496, ya enfermo y con muchos años, Torquemada se retiró al convento dominico de Ávila –fundado por él mismo en 1479 con la autorización de Sixto VI- donde vivió durante dos años, y el día 16 de septiembre de 1498 murió siendo sepultado en dicho convento, si bien sus restos han desaparecido de allí y se desconoce cuál es su paradero[10].

Aitana Morales Trócoli


[1] V.V.A.A: Centro de estudios inquisitoriales. Inquisición Española.  Nuevas aproximaciones,  Ediciones Nájera, Madrid , 1987, p. 33.

[2] Ibídem, p. 34.

[3] Ibídem  loc. cit.

[4] CABALLERO ESCAMILLA S.: “ Fray Tomás de Torquemada, Iconógrafo y Promotor de las Artes” en Archivo Español de Arte, LXXXII, 325, enero-marzo 2009, pp. 19-34.

[5] V.V.A.A: Centro de estudios… p. 35

[6] CABALLERO ESCAMILLA S., op. cit.

[7] Ibídem  loc. cit.

[8] Ibídem  loc. cit.

[9] OLIVERSA SERRANO, C.: “La Inquisición de los Reyes Católicos” en Clío & Crimen, nº 2,  2005,  pp. 175-205.

[10] V.V.A.A: Centro de estudios… p. 35.


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2 responses to “Un personaje desconocido”

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