Perteneciente a la casa Anjou de Hungría, que gobernó Polonia y Hungría, llevándola a una etapa dorada desde el reinado del rey Casimiro III de Polonia, que falleció en 1370. Le sucedió su hijo, el rey Luis I el Grande de Hungría, padre de Eduviges. Su descendencia se componía de Eduviges y de María, sin hijos varones, pero logró que la nobleza aceptara a sus hijas como herederas al trono. Sin embargo, a su muerte en 1382 se dieron conflictos sucesorios, que no llegaron a triunfar y Eduviges obtuvo la corona de Polonia, y su hermana María I, la de Hungría, pero con menor dependencia que un rey varón, pues compartían el poder con sus maridos, nobles muy influyentes. En el caso de Eduviges, contrajo matrimonio con Jagellón, duque pagano de Lituania, que se convirtió al cristianismo (convirtiendo por tanto a Lituania a dicha religión también) para casarse y convertirse en rey, renombrado ahora como Vladislao II de Polonia.
A pesar de eso, la reina Eduviges I de Polonia prolongó esa edad dorada de Polonia hasta 1399, año en el que falleció semanas después de su segundo parto, debido a una mala recuperación. Por sus éxitos, espiritualidad y ayuda para convertir Lituania al cristianismo, la Iglesia cristiana le ha venerado desde su fallecimiento hasta hoy, llegando a ser beatificada (1986) y canonizada (1997) recientemente. Por tanto, fue una de las primeras mujeres en obtener el título de Reina por sucesión y no por matrimonio, y que a la vez ha sido nombrada Santa.