Hijo del rey sueco-polaco Segismundo III, de la dinastía Vasa. Ascendió al trono, heredado de su hermano Vladislao IV, y se convirtió en el rey de la Mancomunidad polaco-lituana. Tuvo que gobernar en un periodo de grandes dificultades, que terminaron obligándole a abdicar.
Esos problemas comenzaron con la guerra contra Suecia y Hungría, entre 1655 y 1660, de la que salió derrotado, perdiendo territorio polaco. Pudo recuperarlo gracias a la intervención de Austria y Brandemburgo. Sin embargo, el daño ya estaba hecho, y no pudo estabilizar de nuevo el país y el poder real. Además, a esto se sumaba una grave crisis interna en todos los ámbitos, que se hizo incontrolable, fallando todas las reformas establecidas. Esto supuso el fin de la época de grandeza de Polonia y Lituania, y llevó a un proceso continuo de decadencia. Ante tal situación, Juan II Casimiro abdicó.