Venecia

VENECIA

Historia de la ciudad

En un principio, Venecia constituía una serie de 119 islas que emergían en una laguna situada entre Italia y el Mar Adriático. Estaba habitada por ilirios y vénetos que vivían en palafitos construídos sobre el agua y cuya susbsitencia se basaba en la pesca y la extracción de sal hasta que en el año 421, los habitantes del Véneto se vieron obligados a huir de los ostrogodos y los lombardos y acabaron refugiándose en este territorio, fundando así la primera ciudad.

Al estar muy próxima a la desembocadura del rio Po, el territorio estaba básicamente compuesto por marismas y zonas pantanosas, lo que no resultaba nada atractivo para los posibles conquistadores por lo que, al menos durante los primeros años, la ciudad pudo crecer sin problemas exteriores.

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Ya en el siglo VI, las tropas de Justiniano conquistaron Venecia, que pasó a estar bajo la protección del Imperio Bizantino, que impuso como gobernante a un Maestro Militar de Bizancio, y a depender administrativamente de Rávena.

A finales de siglo, concretamente en el año 697, tras una serie de luchas de poder entre las familias patricias de la ciudad, y aprovechando la debilidad de Rávena, se eligió al primer Dux de Venecia, Paololucio Anafesto, cuyo cargo, hereditario en un principio, paso a ser electivo y vitalicio.

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Paololucio Anafesto, considerado primer Dux de Venecia

En el 829 se llevó a Venecia, desde Alejandría, el cuerpo del apóstol San Marcos, que se convertiría así en el patrono de la ciudad.

Gracias a la relación y el apoyo que mantenía con Bizancio, Venecia fue logrando privilegios y poco a poco, consiguió abrirse paso en el comercio marítimo, llegando a acuñar en 1284 su propia moneda. El siglo XIII fue el siglo en el que Venecia llegó a su apogeo, cuando llegó a conquistar o controlar  Constantinopla, Siria, Palestina, Creta, Chipre e incluso a formar algunas colonias comerciales en territorios atlánticos.

Organización política

A pesar de todo, los venecianos no querían que todo el poder estuviera en manos de un solo hombre, el Dux, por lo que tomaron una serie de medidas que fueron dando a Venecia una forma de gobierno republicana inexistente en ninguna otra ciudad-Estado italiana: se impuso un Gran Consejo, compuesto por miembros de familias nobles y el Consejo Menor, formado por seis miembros que asesoraban al Dux; así como la Quarantia, una especie de Tribunal Supremo.

Ya en el siglo XIII estas instituciones se combinaron con la Signoria, formada por el Dux, el Consejo Menor y tres miembros de la Quarantia. Ésta era el órgano central del gobierno, que asumía responsabilidades cuando el Dux faltaba.

‘Aunque el Dux muera, permanecerá la Signoria’

Más adelante se constituyó el Senado, compuesto por 60 miembros elegidos por el Consejo Mayor. Desde este órgano se dirigía la política exterior y la elección de embajadores.

Finalmente, en el siglo XIV, se formó el Consejo de los Diez, una especie de policía secreta del Estado.

En definitiva, con el paso del tiempo el Dux fue reduciendo y perdiendo su poder, teniendo el Gran Consejo la máxima autoridad en la ciudad.

División de la ciudad

Con el Gran Canal vertebrando la ciudad ésta se dividió en el siglo XII en 6 barrios, llamados ‘sestieri’, cada uno con su propia personalidad: encontramos San Marco, Castello y Cannaregio al norte del Gran Canal, mientras que San Polo, Santa Croce y Dorsoduro se sitúan al sur. Los distritos con mayor peso político, económico y religioso eran San Marco, sede secular veneciana y en el cual se situaban la administración, la justicia y la casa de la moneda; Castello, núcleo religioso original donde se encuentra la catedral denominada San Pietro en Castello y por último Cannaregio, gran centro económico y financiero en la Edad Media.

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Decadencia de un gigante

Si la toma de Constantinopla  fue lo que proporcionó a Venecia su apogeo, la pérdida de esta en 1453 a manos de los turcos, fue el principio de su caída. A esto se unió en 1492, el descubrimiento de América, que desvió gran parte de las rutas comerciales hacia el Nuevo Mundo.

Además, la expansión del Imperio Otomano por los Balcanes suponía una gran amenaza para la ciudad de Venecia que se vió obligada, a partir de 1570, a abandonar numerosos territorios del Mediterráneo como Chipre, Creta y sus colonias del Egeo. En 1573 firmó la paz con los otomanos, pero cuando entró en la Santa Liga (coalición encabezada por España, los Estados Pontificios, Venecia, Génova, Saboya y Malta) decidió luchar contra los otomanos para recuperar sus posesiones, aunque no lo logró.

A todo esto, había que sumarle una Italia turbulenta, en la que el Papa, aliado con Francia, Austria y Aragón intentaba expandir sus territorios. Venecia logró mantenerse debido a su diplomacia, pero en 1630 tuvo que hacer frente a otro problema: la peste, que acabó con un tercio de la población.

Los conflictos por la ciudad

En 1797, Napoleón Bonaparte intentó aliarse con Venecia pero como ésta se negó, descargó su ira contra la ciudad, desvalijando el Bucintoro, apoderándose de todos los objetos de valor y poniendo fin a la independencia de la República de Venecia.

Más tarde en ese mismo año, Napoleón cedió Venecia a los austriacos con el Tratado de Campoformio. En 1805, debido a conflictos con Austria, Napoleón decidió echar a los austriacos de Venecia que, tras el Tratado de Presburgo, volvió a formar parte de Italia.

Cuando Napoleón fue derrotado, el Congreso de Viena volvió a entregar Venecia a Austria, pero no contaba con el sentimiento nacionalista de los italianos, que buscaban una Italia unificada. Se produjeron diferentes alzamientos que fueron aplastados por los austriacos hasta que en 1849, después de ser destruida gran parte de la ciudad, Venecia se vió obligada a rendirse.

Comenzó así una guerra entre Italia (apoyada por el Papa, los Ducados y el rey de Nápoles) y Austria (que contaba con la Santa Alianza) por el dominio de Venecia. Este conflicto se resolvió finalmente en 1866 con el Tratado de Venecia en el que Austria cedía la ciudad a Italia, quedando así una Italia unificada.

Lo que en un pasado se encontraba vivo ahora sigue estando en el arte de la piedra y Venecia ha aceptado su nueva vida recibiendo la visita y homenaje que gentes de todo el mundo le rinden hacia sus tesoros artísticos, sus monumentos y a fin y al cabo, a sus lecciones pretéritas.

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