Joanneta tiene un interés inusitado por las cosas pequeñas. Sus deditos tienen la precisión de un cirujano. Se acercan a una pequeña miga de pan y con la habilidad de alguien que está acostumbrado a comer arroz con palillos lo coge, lo mira y te lo ofrece. Ofrecer y tomar es una de sus más importantes aficiones. Su verborrea incomprensible continúa. Habla con sus muñecos o a veces con nosotros. Es como si manejase dos lenguajes: el nuestro, del que domina unas pocas palabras; y el suyo en el que nos cuenta cosas que sólo ella entiende.