Joanneta con 16 meses está pasando por la fase del ‘sí’ [ti] y el ‘no’. Especialmente, el ‘no’. Ha descubierto que el ‘no’ es una forma de hacer valer su voluntad y personalidad –ya de por sí bien definida- y lo usa a todas horas. La mayor parte de veces lo usa con el valor pragmático adecuado y otras como un juego lingüístico-fonético más (el juego de articular). El ‘no’ es acompañado –cómo no- con el movimiento de cabeza correspondiente. A veces se pone seria y mueve la cabeza a izquierda y derecha; y otras, sobre todo cuando bromea, sonríe mientras dice ‘no, no, no’ y mueve la cabeza con un movimiento un poco alocado. Con respecto a su léxico, podríamos decir que se ha producido un cambio en la combinación de los dos códigos que maneja. Además del suyo propio (todavía incomprensible) y el de los adultos (formado por palabras claras y muy definidas fonéticamente: ‘papá’, ‘tete’, ‘mamá’, ‘iaia’, etc.), ha añadido un tercero: el de palabras que imitan el código adulto pero cuyo resultado fonético es una deformación variable. Me refiero con esto a decir ‘titi’ en lugar de ‘Xiqui’; [‘apo] en lugar de ‘guapo’, [‘nãna] por ‘Joanna’, [‘wueli] por ‘abueli’, etc. Este código se diferencia del código-adulto en que no tiene formas permanentes. Es decir, mientras ‘mamá’ o ‘tete’ se producen siempre igual; en el tercer código, ‘guapa’ puede producirse como [‘ata], [‘wapa], etc. Otro elemento lingüístico interesante y novedosos es el uso de holofrases. Hace tiempo que Joanna utiliza ‘papá’ para significar ‘papá dame algo’, ‘aquí está papá’, etc. Pero ahora su sintaxis ha dado un paso más en su desarrollo. Usa ‘papá am’ ([am] es la forma genérica para la comida o para tengo hambre) para decir que tiene hambre o para pedir comida y ‘mamá pipi’ para significar que ‘mamá está haciendo pipi’, porque ha visto que ha entrado en el cuarto de baño. Ver todos estos cambios en vivo y en directo y reseñarlos aquí es una experiencia inigualable.