« Una verde bandera
que se ha hecho de la aurora blanca un cinturón,
despliega sobre ti un ala de delicia.
Que ella te asegure la felicidad
al concederte un espíritu triunfante ».
Visir Ahû Asbag Ibn al-Arqâm
La dinastía omeya, durante el siglo VIII, aportaría el color que definiría el estandarte andalusí, el verde. Los estandartes solían ser de seda verde con adornos de oro y plata y con un alfanje al centro, algún versículo del Corán o una media luna.
El poema que presentamos fue de un poeta, Ahû Asbag, que ocupó el cargo de visir en la taifa de Almería durante el reinado de Mutasim (1051-1091). El poeta era de Guadix según Dozy, y el presente poema fue recogido por Henri Peres en su obra “Esplendor de al-Andalus”. Esta bella descripción supondría una de las primera descripciones de una bandera en Europa.
En cuanto al color blanco, se generalizó a partir de 1146 bajo poder almohade, evidenciando la impronta del poder almohade sobre los tradicionales estandartes verdes. Se dice que tras la victoria del Sultán Ben Yusuf ante Alfonso VIII de Castilla en la batalla de Alarcos (18 de julio de 1195) se colocó una bandera blanca y verde en la mezquita de Sevilla.
Blas Infante se basaría en esta descripción, así como en otros acontecimientos y experiencias, para dar a Andalucía una bandera, la cual quedó establecida por la Junta Liberalista de Andalucía durante la asamblea de Ronda de 1918. En el himno de Andalucía, adoptado también en esta asamblea, se recoge el significado o simbología que se le han querido dar a estos colores para el pueblo andaluz:
“La bandera blanca y verde
vuelve tras siglos de guerra
a decir paz y esperanza
bajo el sol de nuestra tierra”