La filosofía en el humanismo

Para entender mejor el término de humanismo filosófico, debemos primero darle significado a este concepto. El término humanismo se relaciona con las concepciones filosóficas que colocan al ser humano como centro de su interés. El humanismo viene a significar la valoración del ser humano, la propia condición humana. Se refiere a una amplia gama de filosofías y perspectivas éticas que ponen énfasis en el valor y las acciones de los seres humanos, individual y colectivamente, y que prefieren el pensamiento individual y la evidencia (racionalismo, empirismo) sobre las doctrinas establecidas o la fe religiosa. El término humanismo puede ser ambiguamente diverso y ha habido una confusión de los usos de dicho término ya que son muchos los movimientos intelectuales que se han identificado con este concepto a lo largo de la Historia. La psicología humanista es más que un movimiento, e incluso más aún el reflejo de una actitud sobre el ser humano y el conocimiento.

En lo que atañe a los conceptos filosóficos humanistas, ya en el siglo XII se produce un primer “renacimiento”, por decirlo de alguna manera, de la concepción grecorromana del ser humano. Esta concepción del hombre cristaliza en el concepto de humanitas, que recoge el ideal helénico de la paideia (educación) y cuyo paso al mundo medieval se realiza a través de la Patrística cristiana, es decir, la fase en la historia de la teología cristiana que abarca desde el fin del cristianismo primitivo hasta alrededor del siglo XIII y que se ocupa mayoritariamente de la defensa del cristianismo frente a las religiones paganas y posteriores herejías. En ella, la humanitas como ideal de la cultura humana complementa a la Teología. Así pues, la teoría de la razón y de la fe, de la Filosofía y la Teología, llegan a una alta cima con Santo Tomás de Aquino y su valoración del pensamiento antiguo ya que se establecen las bases de una brillante y certera concepción humanística del mundo.

Generalmente hablando, se podría decir que el humanismo renacentistas forja las bases del hombre moderno. Este humanismo renacentista insiste en la dignidad y en los valores del hombre educado libremente, por eso lega una concepción educativa de notable influencia, las humanidades.

En lo que a nosotros nos concierne, el Humanismo produjo ciertos cambios notorios en la concepción filosófica del ser humano. Por una parte, y como ya hemos remarcado, la razón humana adquiere valor supremo. Por tanto, digamos que esta una concepción aboga por la búsqueda de una espiritualidad más humana, más interior (lo que relacionamos estrechamente con el erasmismo), más libre y directa, en detrimento de una espiritualidad mas externa y material, imperante hasta la aparición de este movimiento filosófico, cultural e intelectual. Siguiendo con la pretensión de centralizar y ensalzar al ser humano y a su condición, observamos un notable optimismo frente al pesimismo y milenarismo característico en la Edad Media. Es decir, existe fe en el hombre ya que la idea legítima de alcanzar fama (se vuelve a apreciar como virtud de  tradición clásica) y gloria en el mundo terrenal incita a realizar grandes hazañas. Podríamos decir que la fe se desplaza de Dios al hombre. También observamos ciertos rasgos de la filosofía de Platón en lo que concierne al concepto de idealización y estilización platónico de la realidad. Digamos que se tiende a “exagerar” y a cargar de optimismo a la realidad, es decir, se pinta mejor de lo que es, se la ennoblece (lo relacionamos con el término nobilitare.

Para ampliar conceptos, queda indicado un enlace donde se explica ampliamente la idea de Humanismo según la filosofía:

http://www.filosofia.mx/index.php/forolibre/archivos/el_humanismo_segun_la_filosofia

Aquí tenemos un vídeo en el cual se explica de forma audiovisual el concepto de humanismo filosófico y su origen:

 

Protagonistas de la filosofía humanista en el siglo XV

Guillermo de Ockam niega la posibilidad de un conocimiento racional de la revelación. Para él, se puede llegar al conocimiento a través de la observación y de la experimentación cosas que nada tienen que ver con la verdad revelada. Surge así pues el nominalismo, el cual da nombre a las cosas y a los animales sin que tengan nada que ver con su esencia. Durante el siglo XV la dialéctica se convierte en un formalismo técnico y silogístico que se difunde desde las universidades.

La doctrina de la doble verdad; científica y religiosa que se enseña en el siglo XV en las universidades de Padua y Bolonia se basa en una vertiente del aristotelismo averroísta la cual separa la filosofía y la fe. Como ejemplo tenemos a Nifo Pomponazzi que en (1516) en el Tractatus de inmortalitate animae, sostiene que la inmortalidad del alma no es demostrable, y que ésta, muy posiblemente se extingue con el cuerpo. En 1520 intenta probar la contradicción que existe entre el libre arbitrio y la omnipotencia divina con De fato libero et praedestinatione.

Durante la Edad Media se conoce a Platón poco y mal. Apenas si hay unas pocas traducciones latinas. Se conoce a través de algunas escuelas místicas y espirituales de Pseudo- Dionisio y San Agustín. El redescubrimiento de éste ahora se hará a través de textos originales. Leonardo Bruni traduce los Diálogos al latín. A esta corriente se unen otros textos neoplatónicos o escritos herméticos del siglo II de Hermes Timegisto.

Será Marsilio Ficino quien traduzca las obras completas de Platón y Plotinio. Ficino intenta conciliar espiritualmente a Platón con Aristóteles. Ficino neoplatónicamente  reivindica la identidad de lo bello y de lo bueno y la unidad de todo amor como deseo del bien.

Pico della Mirandola sigue la línea platónica de la cabalística y de la magia de su maestro Ficino. De espíritu inquieto acaba dedicado a la erudición y a la piedad religiosa, siendo seguidor de Savonarola.

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Las dos grandes corrientes del Humanismo se ven reflejadas en el fresco de Rafael de Urbino, el cual sitúa en su pintura a Platón y a Aristóteles en el centro de la Escuela de Atenas (1505-1511), donde Platón señala con el dedo hacia el cielo y Aristóteles con la palma de la mano señala la tierra como centro y glorificación de la recuperada filosofía antigua. (Floristán, 2013).

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