La tragedia del río Orbigo
Santa Cristina de la Polvorosa (España) – 11 de abril de 1979
Cuarenta y cinco niños, de edades comprendidas entre los doce y catorce años y pertenecientes a un colegio vigués, tres profesores del mismo centro y el conductor del autocar en que viajaban fallecieron ayer al caer al río Orbigo. El accidente se produjo hacia las 4.30 de la tarde de ayer, en la carretera comarcal 650, a la altura del pueblo zamorano de Santa Cristina de la Polvorosa, muy próximo a Benavente. Los únicos supervivientes fueron nueve de los escolares y un soldado que habla sido recogido en Benavente, donde hacia auto-stop. Todos los niños pertenecían al colegio Vista Alegre, de Vigo, y regresaban de Madrid tras viaje organizado por el colegio.
La Comarcal 650 une Benavente con Orense, Pontevedra y Vigo, y es la ruta generalmente utilizada para desplazarse por carretera entre Madrid y estas ciudades gallegas. El autocar contratado por el colegio Vista Alegre sólo había recorrido cuatro kilómetros por esta carretera ancha y en buen estado- cuando derrapó en una curva peligrosa en la que la carretera pasa un puente sobre el río Orbigo. La parte trasera del autocar tocó en el pretil del puente y el vehículo patinó hasta el otro lado de la carretera, donde se precipitó en el río, que justamente en ese punto presenta un pozo de unos siete u ocho metros de profundidad. Se da además la circunstancia de que el río se encuentra especialmente crecido estos días. Pese a que el tráfico, abundante a esa hora, permitió que rápidamente se percatasen varias personas del accidente y que se cursasen pronto los oportunos avisos, el re cate de las víctimas estuvo lleno de dificultades. Fuerzas de la Cruz Roja y del Cuerpo de Bomberos de Benavente se personaron en seguida en el lugar del suceso, para proceder al rescate de las víctimas, pero a la hora del cierre de esta edición sólo habían podido ser rescatadas diez personas con vida y un cadáver, que corresponde a la niña María del Carmen Rodríguez Sánchez, de trece años de edad.
Uno de los supervivientes es el soldado José Antonio Arias Varela, que había sido recogido en Benavente, donde hacía auto-stop. Los otros nueve supervivientes son Montserrat Vázquez Martínez, de trece años; Carlos Pereira Pérez, de trece; Daniel García Vázquez, de doce; Roberto García Martínez, de once; Francisco González Mella, de once; Miguel Domínguez Nogueira, de doce; Raúl Mosquera Regueira, de trece; Pilar Villar Román, de trece, y Mercedes Domínguez González, de trece, todos ellos escolares. Trasladados al hospital comarcal de Benavente, todos se encuentran en perfecto estado físico, aunque varios estaban bajo los efectos de fuertes ataques de nervios.
Posible exceso de velocidad
Según un testigo presencial consultado por Europa Press, el accidente se debió a un exceso de velocidad del autocar, que no respetó la limitación de 50 km/h señalada en el punto donde se produjo el accidente. Una vecina de Santa Cristina de la Polvorosa declaró a su vez a Europa Press que una de las niñas rescatadas había explicado que unos niños le pusieron polvos de «pica-pica» al chofer, que llevaba los ojos llorosos por esta razón. Las tareas de rescate resultaron difíciles por la fuerte corriente que lleva el agua en ese punto y por lo frío del agua. La colaboración de vecinos del pueblo de Santa Cristina y de viajeros que se detuvieron a su paso por el lugar del accidente fueron decisivas: José Fernández Costas se lanzó al agua vestido y logró salvar a tres niños, según informa nuestra corresponsal en Zamora, Charo Borrego, y el joven Miguel Ángel Rodríguez González, de dieciocho años, rescató a una niña por idéntico sistema.
A última hora de la tarde de ayer seguían las labores de rescate, con mayor dificultad por la falta de luz y se esperaban equipos de hombres-rana de Valladolid y un grupo de especialistas en rescate naval de la Cruz Roja madrileña. Fueron reguladas las aguas del salto de Luna, en León, para tratar de menguar el cauce del Orbigo. No obstante, las esperanzas de encontrar nuevos niños con vida eran prácticamente nulas. La presencia en el lugar del suceso de los familiares de los niños, que se habían puesto en camino desde Vigo, nada más conocerse la noticia, produjo escenas de especial dramatismo. A la hora del cierre de esta edición era imposible precisar el número de cuerpos sin vida que habían sido rescatados del fondo del río. (El País. Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 11 de abril de 1979)