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Destacados protagonistas del negocio musical se darán cita en la UA
El departamento de Análisis Económico Aplicado de la UA organiza las jornadas “Sympathy for the Business” los días 18 y 19 de abril.
Los participantes conocerán de primera mano cómo funciona el negocio musical, un sector cuyo trasfondo económico resulta tan apasionante como la misma música y que ofrece grandes oportunidades para el empleo y el emprendimiento.
Los ponentes, todos ellos destacados profesionales y expertos del sector, tratarán los temas más relevantes del negocio como el papel de las discográficas, la propiedad intelectual, los grandes festivales, la radio musical, el coleccionismo o el uso de la Inteligencia Artificial.
La matrícula es gratuita previa inscripción en este enlace.
Las sesiones son presenciales, existiendo también la posibilidad de seguirlas online.
Ponentes:
Fernando Martínez Teruel “Fernandisco”
BOM Radio (director de “Desde que amanece apetece”) Radio 4G, premio Ondas por el programa “Del 40 al 1” de Canal +, licenciado en psicología.
Juan Francisco Albert Rosado
Promotor de conciertos en España (Rolling Stones en El Ejido, Elton John y Supertramp en Benidorm, Brian Adams en Alicante, Madonna en La Cartuja, …)
Javier Doria Dulanto
Director general de BMG España, compositor, productor y músico (guitarrista de Anni B. Sweet y Lori Meyers), ingeniero informático.
Marcos J. Rubio Sicilia
Promotor de conciertos y festivales: Leyendas del Rock, Rabolagartija, …
Marta Margalef Gilabert
Propietaria de “Discos Naranja y Negro”, licenciada en Comunicación Audiovisual y Magisterio por la UB.
Álvaro Oltra Pastor
Director SGAE en la Comunidad Valenciana y Murcia, MBA y licenciado en Gestión Comercial y Marketing.
Óscar Martínez López
Ingeniero de sonido, músico y productor musical, socio fundador de estudios O.S. Records.
Raúl Moreno Izquiedo
Músico, científico informático de la IA y de la Música Electrónica, grupo ECO-IA, profesor asociado en URJC y UC3M.
Ángel Martínez Molina
CEO de Producciones Artísticas Patos’s S.L. y Niwala Music. Coautor de “El poder vivir de la música”.
Cande Sánchez Olmos
UA, dptto. de Comunicación y Psicología social, coautora de “Bitch, She’s Madonna”.
Marina Vázquez Esteban
UA, dptto. de Derecho Mercantil y Derecho Procesal, especialista en derecho digital.
Antonino Martín Palacios
Director de las jornadas. UA, dptto. Análisis Económico Aplicado, grupo ECO-IA.
La cadena de valor de Porter y los dobles elepés en directo
A finales de los años 60 y principios de los 70 del pasado siglo el mercado de la venta de música grabada había madurado notablemente desde la irrupción del rock and roll: el single había dado paso al LP como formato preferido por el público, las producciones ganaban en calidad y sofisticación y nacían nuevos estilos como el hard rock, el rock progresivo o el country rock.
En este entorno surgió el fenómeno de los discos en directo; parecía un contrasentido que estas grabaciones, generalmente menos elaboradas, pudieran tener mayor repercusión que las de estudio. Sin embargo, el nuevo formato hizo que muchos relanzaran sus carreras con unas grabaciones que fueron grandes éxitos de ventas y pronto se convirtieron en discos clásicos rock; temas grabados en directo que a menudo superan en reconocimiento a sus homólogos de estudio. Neil Diamond, Status Quo, Cheap Trick, Dr. Feelgood y sobre todo Peter Frampton, dieron un notable salto en sus carreras con sendas grabaciones de sus conciertos. Pero la brecha fue abierta por Deep Purple en 1972 con uno de los discos más icónicos de la historia del rock: el aclamado Made in Japan, que cuenta con unas ventas acumuladas sólo en Estados Unidos de más de un millón de copias.
Si observamos el fenómeno con la lente de la economía, podemos comprobar cómo las discográficas hicieron un inesperado descubrimiento: ofrecer casi el mismo producto, para los mismos potenciales clientes y con unos costes mucho menores que llevar los músicos al estudio; sólo se necesitaba grabar una actuación por la que además el público ya había pagado sus entradas. Tras estos discos en directo, por cierto casi todos en formato de doble LP, subyace la teoría de la cadena de valor de Michael Porter, según la cual cualquier bien o servicio desde su creación hasta su puesta a la venta pasa por una serie de fases o eslabones que le van añadiendo valor. Al introducir los cambios adecuados en los eslabones, aumentará el precio que estarán dispuestos a pagar los clientes y/o el número de de clientes interesados en nuestro producto.
La cadena de valor de la música grabada igualmente se puede descomponer en eslabones, que en nuestro caso serían: composición, grabación, producción o mezclas y venta de la música (en soporte físico, streaming, descargas o sincronización). Desagregando así el producto podremos identificar los eslabones susceptibles de añadirle valor sin incurrir en costes excesivos.
Con la publicación de discos en vivo se relanzaron canciones y artistas introduciendo cambios sólo en la fase de grabación, que incluso con fallos de interpretación (en el inicio de Smoke on the water, Richie Blackmore confundió algunas notas) o su peor sonido, cuentan con el valor añadido de escuchar una nueva versión con la emoción y la frescura de las actuaciones en directo.
Para millones de aficionados en todo el mundo, pocos regalos pueden superar a uno de estos clásicos en formato vinilo.
El día que Bill Gates llamó a Mick Jagger
Aunque suponemos que Mick Jagger no suele coger el teléfono directamente, en este caso parece que sí lo hizo. Si te llama Bill Gates, es muy probable que la conversación acabe en un buen negocio.
Gates quería lanzar su Windows 95, el primer windows con sistema operativo incluido; su objetivo era dar a conocer el nuevo programa entre sus clientes, el cual ya tenía el clásico botón de inicio “Start”.
Una empresa líder mundial como Microsoft necesita una promoción a la altura, así que Bill Gates pensó en “Start me up”, uno de los temas más conocidos de los Rolling Stones, que nunca falta en sus directos desde su lanzamiento en 1981 e incluido en el LP “Tatoo you”, uno de los grandes clásicos de los Rolling.
Desde luego la idea no parecía que fuera a salir barata y en su momento Jagger dio esta versión: “Me llamó Bill, le pedí 14 millones para disuadirle y me dijo, de acuerdo”. En realidad fueron $ 3 millones por usar la canción durante 6 meses, según el ya retirado director de operaciones de Microsoft, Bob Herbold, quien afirma que gracias a la campaña Microsoft se convirtió en un nombre familiar para el gran público.
Las canciones clásicas del rock se han convertido en una de las mejores formas de añadir valor a anuncios de todo tipo de productos: perfumes, coches, lencería.
La incorporación de música en anuncios, películas, documentales y similares se denomina sincronización, pero si se trata específicamente de anuncios, hablamos de musicidad, un término acuñado por la profesora de la UA Cande Sánchez.
Aunque según Promusicae los ingresos generados por sincronización representan tan solo el 3% del total de las ventas de música en el mundo, canciones de casi todos los grandes artistas de rock han aparecido en algún momento en anuncios y películas; más en los últimos años en los que catálogos enteros de músicos como Dylan, Springsteen, Bowie o Sting han sido adquiridos por discográficas y fondos de inversión, los cuales deben rentabilizar el desembolso.
La sincronización implica sinergias, pero la incorporación de un determinado tema musical a un anuncio debe tener sentido, de este modo no solo el anunciante, sino también el artista salen ganando. El caso más recordado es el anuncio de Chanel Nº 5 del año 1987, que incluía el tema “My baby just cares for me”, el cual llegó, 30 años después de ser editado, al “top ten” de las listas en los principales países de Europa y supuso no sólo el relanzamiento del producto anunciado, sino también de la carrera de Nina Simone.
Crea tu propio proyecto de negocio en el sector de la música
Rock and roll business II es el curso de especialización de la Universidad de Alicante diseñado para que los emprendedores creen su propio proyecto de negocio en el sector de la música.
El objetivo del curso es proporcionar las herramientas básicas para que los emprendedores den forma a su idea de negocio.
Y son muchas las posibilidades de emprendimiento en este sector, como por ejemplo gestión de artistas y salas, organización de festivales, producción de música o coleccionismo musical.
Con una duración de 12 horas lectivas los alumnos completarán, a partir de una idea propia, un proyecto de negocio basado en el modelo canvas y un plan de viabilidad, listo para su presentación a posibles inversores.
El curso finalizará con la exposición y defensa de los proyectos.
Fechas: Viernes 18 de febrero (de 16 h. a 20 h.) sábado 19 de febrero (de 9 h. a 13 h.) y viernes 25 de febrero (de 16 h. a 20 h.)
Matrícula: 40 € (Alumnos / PAS UA, 30 €)
La pregunta que nunca deberías hacer a tus clientes, salvo que seas una estrella del rock
Entre la gran cantidad de información que se necesita para manejar cualquier negocio, hay un dato vital que los emprendedores deben conocer: hasta cuanto están dispuestos los clientes a pagar por nuestro producto o servicio.
Ese dato permite, por ejemplo a Starbucks, cobrar hasta 3 y 4 veces más por sus cafés que la competencia y pagar alquileres que pocos pueden permitirse.
Conocer esta información puede costar mucho tiempo y dinero; sin embargo sir Mick Jagger, antiguo estudiante de la London School of Economics, no acostumbra perder ni una cosa ni la otra y así, en el inicio de una de las últimas giras de The Rolling Stones, medio en serio medio en broma, se lo preguntó directamente al público “¿hasta cuanto estaríais dispuestos a pagar por seguir viéndonos?”, gracioso ¿verdad?, sobre todo si la pregunta te la hacen tras interpretar “Jumpin Jack Flash” o “Brown Sugar” por ejemplo.
Los Rolling Stones cobraron en sus últimas giras unos 5 millones de dólares por actuación: quiere decir que al menos eso es lo que sus clientes están dispuestos a pagar, pero este dato no lo conocen por su público, claro, “a ti te lo vamos a decir” pensarán sus fans. ¿Cómo fijan entonces su caché?
Dejemos que lo explique su socio Keith Richards : “La cosa es así, los Stones decimos que vamos a salir de gira y a partir de ahí los promotores nos hacen ofertas; comparamos y elegimos, eso es todo”. O sea, subastan sus servicios, una excelente forma de conocer esa información vital. Ellos pueden hacerlo porque tienen un notable poder de monopolio y por tanto la capacidad de elegir entre fijar los precios o fijar el número de conciertos, algo que muy pocos tienen a su alcance.
Para su recién anunciada próxima gira “No Filter Tour 2021”, los Rolling necesitaban por acuerdo con su compañía aseguradora un descanso mínimo de 3 días entre un concierto y el siguiente, algo comprensible dado que los componentes del grupo superaron hace lustros la edad de jubilación. En estas condiciones era factible firmar 13 conciertos en Estados Unidos en otoño de 2021.
A continuación la pugna entre promotores es la que fija los precios de los conciertos, como ya hemos mencionado, unos 5 millones de dólares por show.
De este modo es cómo las estrellas del rock y en general cualquier empresa con cierto poder de monopolio conocen esa información vital que les permite saber hasta cuánto están dispuestos a pagar sus clientes y establecer sus precios.
La última fábrica de casetes del mundo
Cintas de casete ¿alguien se acuerda? exacto! los “play-list” de los años 70 y 80: las podías llevar encima y escucharlas en cualquier parte: en casa, en tu coche, en el coche de los amigos (si te dejaban), en la playa, incluso andando por la calle con aquellos genuinos “walkman” de Sony.
Todo muy idílico pero seamos realistas, estamos ante una tecnología obsoleta, un mercado que cayó en picado a mediados de los 90 debido a la irrupción del CD y un soporte caro de producir con tanta piececita. ¿A qué chiflado se le ocurre seguir fabricando casetes? menudo negocio. Pues se le ocurrió a uno llamado Steve Stepp y esta es su carta de presentación: en los 70 se incorporó a la factoría de su padre, la National Audio Company y desde entonces nunca ha dejado de fabricarlos, su mujer le llama “el neardental” y vendió unos 40 millones de unidades en 2020, frente a 12 millones de unidades vendidas en 2015.
La vuelta de lo retro y la nostalgia parecen ser las claves de su éxito pero hay algo más importante, este ciudadano se resistió a abandonar su negocio cuando los demás apostaron por lo más obvio, pasarse al CD. ¿El resultado? se quedó solo y esa es la verdadera clave de su éxito porque aunque han surgido otros fabricantes, ahora él es el referente mundial y cualquier competidor tiene que partir de cero. Además ya no se fabrica la maquinaria necesaria para producir las piezas.
El casete, como el vinilo, se ha puesto de moda y muchos de los grandes artistas editan sus obras en este formato, es el caso de Lady Gaga, Dua Lipa o The Strokes.
También en España, desde 2020 La Cassettería fabrica en este formato la obra de artistas como Dover que reeditaron su álbum de 1997 “Devil came to me” en casete.
Cómo el propio Stepp declara las pocas máquinas que quedaban se las compró, probablemente a precio de saldo, a la competencia, es decir a Phillips y TDK. De este modo, con tan solo 30 empleados, se ha convertido en el productor del 95% de estas reliquias en el mundo occidental. Ahora las principales discográficas como Sony, RCA y Capitol recurren a la National Audio Company para todas sus ediciones en casete.
Así que paradójicamente el ocaso del soporte casete ha convertido a Steve Stepp en líder mundial del negocio. En su web oficial proclama orgulloso: “Estaremos aquí para producir el último audiocasete”. Resiste y vencerás.
Referencias:
https://www.elmundo.es/papel/historias/2016/06/08/5756b014e5fdeab1428b4665.html
https://www.nationalaudiocompany.com/history-national-audio-company/
Leyendas del rock en campañas de publicidad: mucho que ganar y poco que perder
A las estrellas de rock las identificamos por su obra artística y por su imagen personal, pero también por su marca comercial del mismo modo que ocurre con la mayoría de productos de consumo. La marca sirve para identificar un producto, su origen y también para proporcionar un indicador de calidad. Si lo pensamos bien, marcas como Coca-cola, Real Madrid o Rolling Stones, cumplen perfectamente esa función.
Para las estrellas del rock, sus fuentes de ingresos tradicionales son la venta de música grabada, las actuciones en directo y el “merchandising”. También es cada vez más habitual que temas clásicos del rock sean incluidos en anuncios y en películas, lo que se conoce como sincronización.
Además en los últimos años ha cobrado auge entre los rockeros prestar su imagen para campañas de publicidad. Así nos encontramos como una marca, la estrella del rock, promociona otra marca que vende, por ejemplo, material de esquí, coches, ropa interior femenina o refrescos.
Estamos pues, ante marcas que establecen alianzas entre ellas, las cuales para ser eficaces, deben tener sentido.
Es el caso de Metallica donde las tres cuartas partes de la banda son aficionados al esquí, así que el grupo no ha perdido la oportunidad de diversificar ingresos prestando su imagen para una campaña de publicidad de productos de la marca Armada, dedicada a los deportes de nieve.
No son los primeros: en 1995 Volkswagen lanzó el modelo “Rolling Stones” del “Golf” con motivo de la gira “Voodoo lounge european tour 95”. En 2004 Bob Dylan prestó su imagen y el tema “Love Sick” para una campaña de Victoria’s Secret, lo que le valió ser nombrado “vendido de la semana” por The New York Post. Y en 2013, Iggy Pop hizo de sí mismo en un memorable anuncio para el lanzamiento de Schweppes Limón Dry.
A estas alturas, con sus carreras consolidadas hace décadas, leyendas del rock como Metallica, Stones, Dylan o Iggy Pop tienen muy poco que perder y mucho que ganar prestando su imagen y su música para campañas publicitarias. Otra cosa sería si lo hubieran hecho al principio de su trayectoria, probablemente habrian arrastrado el calificativo “vendidos” de por vida.
La vuelta de la música en vivo o el auge de la economía de la experiencia
La economía de la experiencia es un concepto que surgió en un artículo publicado en 1998 por B. Joseph Pine II y James H. Gilmore. Según los autores los negocios deben crear eventos memorables para sus clientes. Esto resulta aplicable a servicios como el turismo: el viajero ya no quiere solo un lugar para pasar el tiempo, quiere experiencias emocionantes.
Del mismo modo los clientes de la industria de la música que se conectan a plataformas de “streaming”, descargan canciones o compran discos desean mejorar su experiencia, ¿cómo? viviendo la emoción de un concierto en directo, sobre todo ahora que después de muchos meses vuelven a programarse.
Con las ventas de música grabada en caida libre desde hace unos años, la economía de la experiencia en el negocio de la música explica el cambio que mantiene en el mercado a artistas cuya facturación proviene ahora fundamentalmente de la demanda de música en vivo, una experiencia diferente a escuchar música en casa o en el coche.
Aunque no crearon el concepto, desde sus inicios las estrellas del rock and roll ya tenían claro qué era eso de ofrecer experiencias inolvidables, muchas de ellas son momentos memorables que forman parte la historia del rock: Elvis y su movimiento de cadera, Jerry Lee Lewis quemando un piano, Queen en Live Aid o la actuación de Metallica en la Antártida.
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