El contenido de la Biblioteca Alfonsina

ALCINA FRANCH, José. Contenido literario de la Biblioteca. En: La Biblioteca de Alfonso V de Aragón en Nápoles Vol.1. Valencia: Direcció General del Llibre i Coordinació Bibliotecaria, 2000. p. 37-48. ISBN 84-482-2479-7.

La Biblioteca de Alfonso V fue una de las más importantes de su época, llegando a contar con entre 2500 y 3000 volúmenes en su mejor momento, de los cuales se conocen y conservan 569.

Para la selección de los volúmenes que debían pertenecer a la Biblioteca era muy importante la opinión del monarca, aunque también intervenían asesores  que ayudaron a completar la colección con la cultura literaria de la época. Es por ello que encontramos los gustos de los monarcas a los que perteneció esta colección.

Por un lado, encontramos una gran cantidad de obras religiosas, a las cuales era asiduo el rey Alfonso V. Entre ellas hay nueve Biblias y una gran cantidad de escritos teológicos los cuales eran los más abundantes: de San Agustín encontramos catorce volúmenes, de Lactancio cuatro, de San Gregorio, de San Jerónimo, pero sobre todo de Santo Tomás de Aquino, de quien encontramos veinte códices. Como ya sabemos, la afición de este monarca a el arte, la literatura, la filosofía era enorme, por lo que  las obras clásicas y de los humanistas de su época eran esenciales. Encontramos entre sus favoritos los Comentarios de Julio César, la Eneida, Séneca o Tito Livio, de quienes encontramos numerosas obras, pero también encontramos muchísimos códices más de autores de la Grecia y Roma antiguas que son fundamentales en la cultura renacentista, al igual que las obras de muchos humanistas como Petrarca o Bocaccio.

Los gustos del hijo de Alfonso el Magnánimo y heredero de esta biblioteca también se hicieron presentes. Fernando I también fue educado en el ámbito de la cultura, sin embargo tenía un carácter muy distinto. Sus preferencias literarias se centraban más en los tratados de ciencias prácticas, por lo que se encargó de adquirir obras como los tratados de arquitectura de Vitrubio y de Antonio Averlino, o los libros de historia natural y geografía como los de Ptolomeo.

En cuanto a los idiomas de estas obras destacan por encima de cualquier otro los libros en lengua latina debido a la recuperación durante el Renacimiento de la lengua preponderante en la Antigüedad, y son muy pocas los escritos en cualquier otra lengua.

Así, es evidente que los gustos de cada monarca influyeron en la orientación dada a la Biblioteca, aunque podemos encontrar códices de cualquier otro tema que son claves en la cultura napolitana del siglo XV.


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