A mediados del s. XV, Génova era una ciudad puntera en cuanto a avances marinos se refería. A ello contribuía enormemente su situación estratégica.
Se trataba de una ciudad-estado que vivía por y para el mar. Es en esa ciudad en la que nace y crece el personaje que nos ocupa. Se hizo grumete a los 11 años y se convirtió con los años en un experimentado marinero.
En cuanto a sus orígenes familiares, podríamos decir que sus orígenes son muy humildes. Sus padres eran Domingo Colón, un tejedor de paños y Susana Fontanerossa. Fue un matrimonio muy humilde que tuvo cinco hijos. El padre ahogado por las deudas a las que no podía hacer frente, acabó en la cárcel.
Pese a este ambiente miserable en el que creció, Cristóbal estudió. Se dice que aprendió incluso latín. Quizás influenciado por el ambiente imperante en aquella ciudad, decide convertirse en marinero.
En el siglo XV, Europa se encuentra asustada ante los fieros zarpazos del Imperio Turco, que amenaza con introducirse por el Danubio si cae Constantinopla.
Resumiendo brevemente el resto del panorama europeo, encontramos por un lado las tierras alemanas, que son el soporte del Sacro Imperio Romano Germánico. Por otro lado y en Italia, destacan las ciudades de Roma, Venecia y Génova así como el ducado de Milán. Los países nórdicos quedarán al margen por su escasa implicación y solo restaría hablar de los pueblos bañados por el Atlántico: Países Bajos, Francia, los 5 reinos de la Península Ibérica, Gran Bretaña e Irlanda.
Mención aparte merece Portugal, que se conformará como el reino de mayor proyección universal. Sería también el reino que más influiría en la vida de Colón.
De hecho, el primer país que se perfilará como nación en Europa Occidental será Portugal, tanto desde el punto de vista cultural, el político o incluso el religioso. Será esta unidad la que posibilitará la expansión que protagonizó en el siglo XV. Se conformará como el pueblo más maduro de la Europa Occidental.
Además, sus 800 kms. de costa frente al mar tenebroso supondrán un reto constante para el pueblo portugués a abrir nuevas rutas y a hacer fantásticos descubrimientos.
Razones que impulsen estas ganas de abrir nuevas rutas no les faltarán. Por un lado están las económicas que vendrán de la mano de la necesidad que tienen de las especias, encarecidísimas por los intermediarios, y por el otro lado estarían las razones religiosas, pues quieren devolver el golpe al pueblo musulmán y ampliar las fronteras de la Cristiandad.
Habrá un personaje que será clave en la ardua empresa de navegar mar adentro, el Infante D. Enrique, hermano del rey Juan I. Envía varias expediciones y en ellas encuentran las islas entonces despobladas de Portosanto y Madeira. De acuerdo con los barcos de la época, carabelas, podemos considerar estos descubrimientos como hazañas increíbles.
En 1445 una de las expediciones alcanzará la isla habitada de Cabo Verde, dónde de acuerdo con la mentalidad de la época verán una fuente de riqueza, los esclavos.
Las reticencias de los marineros a embarcarse en ese mar tenebroso eran salvadas por la tenacidad de Enrique el Navegante, fundador de la Escuela de Sagres.
Al morir éste y acceder al trono Alfonso V se produce un cambio en las prioridades políticas. El monarca se enzarza en la guerra civil en que está inmersa Castilla entre los partidarios de Juana la Beltraneja e Isabel la Católica.
Será en ese momento cuando llegue Colón a costas portuguesas procedente de Génova. Corría el año 1476. Colón es por entonces un hombre joven, tiene 25 años. Atraído por el ambiente marinero, permanecerá en Portugal diez años más, hasta 1485.