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¿La asistencia que necesitas?

José Antonio Fortuny


El otro día me llamó por teléfono mi amigo Diego, una
de esas pintorescas criaturas que para desplazarse necesitan una silla de ruedas, y me apremió a que encendiera la televisión. Aparecía un anuncio muy bonito. Al verlo, me empecé a emocionar. Hacía años que no pegaba un brinco tan descomunal. “La asistencia que necesitas”, rezaba el eslogan. “¡Por fin lo hemos conseguido!”, exclamé. “Por fin, con la llegada de la Ley para la Promoción de la Autonomía Personal, todos aquellos que precisamos de asistencia personal varias veces a lo largo del día vamos a disponer de herramientas para poder disfrutar de los mismos derechos de los que ya hace tiempo goza la mayoría de la población”, aullé, alborozado. (Nota del autor para los no avezados en esta materia: la figura del asistente personal es una persona que te ayuda a poder realizar todo aquello que no puedes hace r como vestirte, comer, acompañarte al trabajo, a pasear, etc., convirtiéndose para los que requerimos este tipo de apoyos en el instrumento imprescindible para una verdadera integración social).

“Pero la prestación que nos dan sólo alcanza para poder contratar, en la práctica, entre dos y tres horas de asistencia al día…”, añadió acto seguido, abatido, reventando de un plumazo mí efímero momento de gloria.

“¿Que dices? ¿Estás seguro de eso? Pero si los que tenemos un cuerpo tan díscolo, que no nos hace ni puñetero caso, empleamos gran parte de este tiempo en “simples” maniobras como levantarse y acostarse de la cama…, por lo que con esta mísera dotación poco más podremos hacer, impidiendo revertir el déficit que padecemos quienes necesitamos del concurso de esta otra persona para participar plenamente en la sociedad. Obviamente, tampoco servirá para que las familias y en especial las mujeres cuidadoras recuperen una vida que les ha sido arrebatada por la dimisión de los poderes públicos en su deber de garantizar la igualdad de oportunidades (es lo que te ha tocado, apáñatelas como puedas, les han dicho desde siempre los dispensadores de la culpa y el castigo)”.

Mi amigo estaba hecho polvo, sentí un hondo suspiro al otro lado del auricular: “Con tres horas de asistencia al día como máximo nunca podré salir por ahí y perseguir chicas, como corresponde a un joven de mi edad; nunca podré desarrollarme plenamente como persona ni tener el control de mi propia vida. Cuando mis padres ya no puedan con nosotros acabaremos, y con mucha suerte, con nuestros huesos en una residencia, cazando moscas con la lengua y coreando las canciones de Barrio Sésamo”.

No sabía qué decirle. Me costaba reaccionar. Lo primero que me vino a la cabeza es que podía tratarse de un error sintáctico: probablemente no habían querido decir “la asistencia que necesitas”, sino “una pequeña parte de la asistencia que necesitas”. También barajé la posibilidad que el anuncio en cuestión fuera fruto de la interferencia de alguna emisora marciana. Pero el spot publicitario era tan claro y contundente..., y además lo repetían con tanta asiduidad…

Fue entonces cuando una insinuación de mi amigo me sacó del remolino de mis cavilaciones. Apuntó a una hipótesis que me puso la carne de gallina. No quise detenerme a considerarla seriamente; era demasiado escabrosa y perversa. Preferí apartarla de un manotazo mental, agarrar la dichosa ley, hincar los codos, y adentrarme en su lectura pormenorizada, buscando algo que pudiese aplacar nuestra consternación.

Tras leerla con detenimiento me topé con un rayo de esperanza en medio del negro y crudo panorama en el que nos hundíamos. Afortunadamente la ley, en su propio articulado, dota de mecanismos para mejorarla tanto a nivel autonómico como local. “Imagino que esto va a ser lo que van a hacer… No creo que nos dejen así…”, traté de reconfortarlo. Así lo indican, entre otros, el artículo 7.3 o el 11.2.: “En todo caso, las Comunidades Autónomas, de conformidad con lo establecido en el artículo 7 podrán definir, con cargo a sus presupuestos, niveles de protección adicionales al fijado por la Administración General del Estado […] podrán adoptar las normas de acceso y disfrute que consideren más adecuadas”.

De lo contrario, si no fuera así, uno podría empezar a pensar mal… Y convendrán conmigo en que hay algo mucho peor que no poderse mover ni rascarse la nariz, algo más vergonzoso que no tener la ayuda que realmente necesitas: que te utilicen, que se rían de ti, que jueguen sin ningún tipo de escrúpulos con tu vida y dignidad.

Mientras tanto, acabé encontrando también el lado positivo a este tipo de anuncios, probablemente producido con la colaboración del Ministerio de Medio Ambiente: cuando alguno de nosotros mira este tipo de anuncios entonces se le calienta tanto la sangre que ya no necesita encender la calefacción. Un gasto que nos ahorramos.

3 replies on “¿La asistencia que necesitas?”

Es de vergüenza la campaña mediática sobre la LEPA y sus bondades que ha puesto en marcha el Gobierno (buen artículo atardecer).
Con frases como “la asistencia que tú necesitas” e imágenes de un chico con síndrome de down jugando en una bolera con un grupo de amigos. Parece todo idílico y maravilloso lo que trasmite esta campaña y por tanto nos hace doblemente daño pues de cara a la opinión pública general vamos a tener que redoblar esfuerzos para desmontar ese paraíso idílico en el que vivimos gracias a la nueva LEPA.

Alejandro

Pues ya somos unos cuantos los que pensamos igual de esta patochada publicitaria. Una gran farsa .Tu pones el ejemplo del chico jugando a los bolos… pues yo me quede a cuadros cuando vi a un (supuestamente)paraplegico jugando al basquet, mas feliz que una perdiz, venga a sonreir el y la chica que le ayudaba/acompañaba… mandará huevos que para eso si ponen asistencia?
Algo habremos interpretado mal de la ley, no puede ser cierta una manipulacion de la informacion de tal calibre… o si?
Se me ocurre montar una contra-campaña donde se muestre la realidad, colgarlo en youtube y hacer difusion… no se, por decir algo. Y sobre todo seguir insistiendo con artículos en prensa.
Un saludo,

Rosana

¡Qué imágenes las del telediario!. Impagables, ZP con Amparo Valcárcel de guía recorriendo el nuevo centro de internamiento y reclusión para todo tipo de cojos.
Eso sí, cuenta con un centro para concentraciones paralímpicas paralelo al campo de concentración diario y otro de investigación ¿de qué? (Esto no lo sabemos todavía).

Según noticia del periódico “El Gobierno ha destinado 16,5 millones de euros para su construcción y puesta en marcha”. Además 480.000 € para adaptar la zona, a lo que hay que sumar el coste anual de mantenimiento del nuevo centro.
¿Quién dijo que esto no era un negocio suculento?. Además de los votos que reporta y la buena imagen que dan.
Y nosotros hablando de que es posible otro mundo. Ya l o dijo Asterix “Están locos estos del foro” (lo único a favor es que contamos con la pócima mágica)-) (sonrisa).

Disfrutar de las fiestas navideñas todo lo que podáis y os dejen que el 2008 se presenta duro y hay que coger fuerzas físicas y mentales.

Alejandro

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