Categories
General

La crisis económica o un cuento infernal.

* ELPAIS.com >
* Sociedad >

ENTREVISTA:

Christian Salmon
Escritor

“Vivimos en la gran mentira”

JUAN CRUZ 19/10/2008

Christian Salmon, francés de Marsella, donde nació en 1951, dedica su esfuerzo de escritor a revelar la gran mentira en la que vivimos. El resultado es el libro Storytelling, que publica ahora en España Península y que tiene este subtítulo: La máquina de fabricar historias y formatear las mentes. Él fue presidente del Parlamento de Escritores, y, una vez extinguida esta esforzada institución, Salmon no ha cesado de preguntarse sobre la ficción que vivimos. Esta semana hablamos en París con él acerca de sus conclusiones.
______________________________________________________________________________________________
“Desde los años ochenta, la cosmética de las empresas ha tomado una importancia desproporcionada”
______________________________________________________________________________________________

Pregunta. Se deduce de su libro que vivimos engañados.

Respuesta. Vivimos en la gran mentira. Se ve muy bien en la crisis financiera: la percepción de las cosas es más importante que la realidad de las cosas. Ésta es una crisis de percepción. Y si hablamos de política, es lo mismo. Los políticos no argumentan, no abren un debate, sino un teatro, una historia. Storytelling: cuentan un cuento. John McCain ha escrito un libro, Faith of my fathers (La fe de mis padres), y Obama titula el suyo Dreams from my father (Sueños de mi padre)… Independientemente de que nos guste más Obama, lo cierto es que los dos presentan un teatro virtual, una cadena de posturas que obedecen a los mismos códigos: storyline, timing, framing, networking… La percepción es más importante que la realidad.

P. ¿Y la crisis también se cuenta como se cuenta un cuento, o una mentira?

R. Desde los años ochenta, la belleza de las empresas, su cosmética, ha tomado una importancia demasiado desproporcionada en relación con la realidad. Toma el caso de Enron: es la primera empresa de ficción que no se comporta con un criterio racional, sino como un actor haciendo una performance ante una audiencia a la que quiere divertir y a la que quiere convencer de que es la más innovadora.

P. La más novedosa.

R. Pero no demuestra la capacidad de innovación con criterios profesionales sino simbólicos. Echa a un 10% de trabajadores cada año y así cree estar dando una muestra de renovación. Y sólo está actuando para que la vean desde Wall Street.

P. O sea, todo un circo.

R. Todo un circo. La realidad de la economía no existe, y eso que no existe genera plusvalía, pero se aleja de la realidad. Lo que ocurre hoy es un retorno, una vuelta de la realidad.

P. Una realidad terrible.

R. George Soros ha escrito un libro en el que dice que la causa de la crisis no son los especuladores, sino cómo la gente en Wall Street analiza las cosas por la percepción que tienen, no por la realidad de las cosas. Existe un storytelling del management financiero, un storytelling del marketing: una marca es hoy en día una historia. Lo que he intentado hacer en el libro es mostrar cómo se construye, al lado de la realidad, un orden nuevo del relato, un orden ficticio que sustituye a la realidad.

P. En narrativa o en ficción eso es noble, pero en política y en economía eso tiene consecuencias terribles. No es lo mismo Flaubert que Enron.

R. Absolutamente. Desde siempre, la humanidad contó historias. Mi convicción es que la novela moderna se constituyó a partir de una polémica con el storytelling de la época. Don Quijote habla desde su prólogo de un hombre que tiene la mente llena de mentiras, de falsos relatos.

P. Que la novela viene a limpiar.

R. A desmitificar. Madame Bovary es también una reacción contra el storytelling, los cuentos, de la época. Así que la ética de la novela es luchar contra el storytelling. Y ahora esta tendencia a dormir a la gente con cuentos ha tomado una fuerza que nunca se había visto.

P. Ahora todo es cuento, parece. Lo que decía León Felipe: nos tratan de dormir con cuentos.

R. Antonio Damascio, un neurocientífico, decía recientemente que “el cerebro es la articulación de razón y de ilusión”. Eso es normal. Pero hoy día una campaña electoral es una agresión permanente del cerebro con un bombardeo de noticias falsas. Cuando Roosevelt hablaba en la radio, uno tenía tiempo de pensar, la razón podía retomar el argumento; pero hoy no hay tiempo de reflexión, y eso hace desaparecer los espacios democráticos. Porque necesitan un tiempo, una arquitectura institucional (las cámaras parlamentarias, el poder ejecutivo, el poder legislativo). Toda esta arquitectura hoy día desaparece por otra escena, una escena de la performance política: un hombre se sitúa ante la audiencia y trata de orientar las emociones hacia sí mismo.

P. Y, además, ese hombre no es él mismo, está rodeado de gente que le susurra qué ha de hacer.

R. Son los spin doctors de los candidatos, los lobbies, los storytellers… He escrito algo cómico sobre el primer Gobierno de Sarkozy. Decía que la Mesa del Consejo era como un gobierno de las flores, cada uno representaba un símbolo: uno era la igualdad; el otro, los derechos humanos, el otro era el humanitario. ¡Un jardín! Los ministros no son elegidos por su competencia, sino por su presencia mediática, por su capacidad de acción en los campos mediáticos.

P. Por la flor que representan.

R. Es terrible. Por ejemplo, la ministra de Justicia, Rachida Dati, la que va a tener un hijo con no se sabe quién, es como la Cenicienta, que se transforma a medianoche en una reina. Es una historia, como un cuento. Y está en las elecciones norteamericanas, por supuesto: Barack Obama cuenta un cuento, John McCain cuenta un cuento. Pero Barack Obama va a ganar porque no es solamente el cuento: él dispone de un cuadrado mágico (el storyline, el timing, el framing, el networking) que le permite gestionar el tiempo, encuadrar su mensaje, financiar la campaña con los adecuados militantes… Y McCain sólo tiene el storyline, todo lo demás se le ha desbaratado. Y cuando ha atraído a Sarah Palin, no lo ha enmendado, lo ha empeorado: él es un presidente viejo que tiene un encuadre ideológico, y ella es una vicepresidenta joven con un encuadre completamente diferente.

P. Volvamos a la mentira. Insuperable la de las armas de destrucción masiva en Irak.

R. Bush llegó en el 2000 con una historia (un storytelling) que contar, todo el gabinete estaba preparado para contar un cuento, y el atentado contra las Torres Gemelas crea otra realidad… En los días posteriores al 11-S, el equipo de Bush citó en la Casa Blanca a los directores de Hollywood: había que imaginar lo que seguía.

P. Y fue la invasión de Irak.

R. Con un cinismo tremendo. Una invasión basada en cuentos. Y hay un cuento, el de las mujeres afganas a las que los talibanes arrancaban las uñas, que empezó a estar en todos los discursos, como si ésa fuera una práctica habitual que justificaba cualquier represión. Y luego tú investigas y ves que ese fue tan sólo un caso, y no tan grave como llegó a estar en los cuentos sobre las atrocidades de los talibanes.

P. La mentira sirve para controlar a la opinión.

R. El poder hace circular historias para mantenerse. Si consiguiera del todo su propósito estaríamos ante un totalitarismo, pero aún es posible contradecir los cuentos.

P. ¿Habría que desconfiar de todo?

R. No, de la experiencia no hay que desconfiar. Yo creo que estamos en un nuevo modo de opresión, no solamente política, sino una opresión simbólica que impide a la gente construir su propia vida, pensar y contar su propia experiencia. Éste es el momento de una nueva lucha democrática.

P. Para salir del cuento y del infierno.

R. Exacto. –

Categories
Denuncia Pública

El “Tocagüevos” del día.

En declaraciones recogidas por Europa Pres, podemos comprobar como el ex-ministro de trabajo y asuntos sociales Jesús Caldera, más conocido por el Ideas, en relación a la Ley de la Dependencia se declaró “firme partidario del partidario del copago”, modelo de financiación que fija que una parte del servicio sea pagada por la persona dependiente y la otra por la administración, e incluso apostó por que los beneficiarios paguen “por encima de lo previsto en la ley”, ya que “eso mostraría un país en pleno desarrollo económico y social y evitaría los posibles usos indebidos de los servicios sociales”.
Tales declaraciones me han producido tal malestar por lo que encierran de simpleza, antisocialismo, desconocimiento de la realidad política, social y económica que vive España actualmente, que no me resigno a evitar el darle el premio al “tocagüevos” del día, para que lo cuelgue junto con el de mentiroso que ya tenía.
Categories
Reflexiones

Una pregunta y seis diferencias.

La pregunta: ¿Cómo es posible que un gobierno que acude con dinero público a socorrer al capitalismo, esto es, a la banca privada, pueda llamarle alguien “progresista” o de “centro-izquierda”?

.

Seis diferencias que usted, lector y lectora de Insurgente, habrá notado estos días entre sus ideas y las de conocidos, compañeros de trabajo, de estudios, o con familiares despistados que acuden al manual de Prisa para justiicar a este gobierno, los mismos que hace apenas unos meses acudieron raudos a votar al “progresismo”.

.

El progresista intenta explicar el momento financiero internacional a su entorno con un único culpable: Bush,El de izquierda observa que la responsabilidad no es de éste o aquel administrador del sistema, sino del capitalismo mismo.

.

El progresista argumenta que el sistema en sí no es malo, es la falta de control el que desató la crisis.El de izquierda no quiere controles ni mucho menos dictados por los predicadores del capitalismo.

.

El progresista quiere que todo vuelva a su cauce lo más rápido posible sin que repercuta más en los mercados.El de izquierda quiere que se desplome todo, por tratarse de un sistema nefasto para los seres humanos, basado en la injsuticia y el expolio de los más pobres.

.

El progresista dice desesperado que la democracia corre riesgos sino se toman medidas.El de izquierda no se le ocurre poner como sinónimos dos conceptos tan antagónicos como “capitalismo” y “democracia”.

.

El progresista lamenta que los empresarios no puedan obtener créditos para refinanciar e invertir en sus empresas.El de izquierda no quiere que haya empresarios ni explotación.

.

El progresista califica a las personas de izquierda como radicales y utópicos, cuando no de ultraizquierdistas y trasnochados.El de izquierda piensa que un progresista es un derechista con un barniz muy fino en la fachada que neceista decir eso para justificar su nuevo estado mental-ideológico.

.

Por Jorge López Ave

.

Fuente: Diario Digital Insurgente

.

Categories
Artículo de opinión. Derechos humanos Vida Independiente

Sr. Director. Una carta para los Reyes Magos de Oriente, por favor.

.

.

Carta al Director:

.

Hace dos años, si no tres, por estas fechas y a través de Cartas alDirector, escribí a sus Majestades los Reyes Magos pidiéndoles una Leyde Promoción a la Autonomía Personal acorde a la realidad de laspersonas con diversidades funcionales y en consonancia con los Derechos Humanos (DDHH).

.

Pues, la ley todavía no se cumple acorde con los DDHH, por lo visto es muy costoso dotar a un colectivo social, históricamente discriminado, de recursos y apoyos para que podamos ejercer nuestros derechos y deberes. Aún hoy, en muchos lugares del mundo se opta por construirresidencias para que 30 personas residentes puedan estar atendidas por 3 personas profesionales; y aún en muchos lugares se cree que una persona que necesita apoyos humanos intensivos ha de vivir cuidada de la familia hasta el final de las fuerzas y la esperanza. Por esos lugares los Reyes Magos todavía no han pasado. Sin embargo, por mi casa sí pasaron y me trajeron la oportunidad devivir mi vida, asumiendo riesgos y responsabilidades, me trajeron la asistencia personal (AP) utogestionada y sin copago, me la trajeron envuelta en un proyecto piloto, titulado “Hacia la Vida Independiente “, de Barcelona. La AP que me llegó vino sin manual de instrucciones y sin pilas. Alprincipio fue un caos controlarla, se trataba de establecer una relación laboral en el día a día de lo que iba a ser mi vida, era empezar a tomar decisiones tan cotidianas como a qué hora me levanto, cuándo plancho, o qué ceno. Fue hace dos años, fue quitar el control de mi vida a mi familia y empezármela a dirigir yo misma. Hoy continúo teniendo asistencia personal autogestionada y sin copago, todavía la tengo envuelta en un proyecto piloto, y con todo lo vivido, con toda la libertad adquirida y con el fenómeno de poder controlar yo mi vida, sólo me sale pedir de nuevo a Gaspar, Melchor y Baltasar que observen cuantos de los derechos humanos nos han devuelto, a los/asparticipantes, con la dotación de la asistencia personal, y que el mismo sistema de autogestión y no copago lo traigan la noche de reyes envuelto en la ley de promoción a la autonomía personal y en la ley de servicios sociales. Os cuento una sorpresa chula que me he encontrado al inicio de estecurso: Resulta que en las bibliotecas públicas, en los ordenadores de acceso a internet, tema accesibilidad era inexistente. Yo utilizo el teclado de pantalla, por lo que a mediados del curso pasado hice la solicitud pertinente, a finales una coleguilla me contó que habían recibido respuesta de la Diputación de Barcelona confirmando la previsión de hacer accesibles los ordenadores...

.

Pues ¿os créeis que se han matado? No, se ha limitado a meter el teclado de pantalla y nada más, ni lupa, ni audifono. Digo sorpresa chula pq a mi me viene de perlas, pero la dipu ya sabe que de accesibilidad poca, muy poca.

.

En la uni son más eficaces y de un día para otro activaron la accesibilidad a los ordenadores.

.

Marga

.

Categories
Misceláneas Noticias Política

El cacique. No parecen importarle ni el escándalo ni los jueces. Carlos Fabra hace y deshace a su antojo en Castellón.

REPORTAJE: FABRA

Aquí mando yo

Castellón es su feudo. Nadie escapa a su control. No acepta intromisiones externas, ni siquiera de su partido. Es el Gran Conseguidor: otorga pequeños y grandes favores. Exige fidelidad absoluta a su persona. Representa la figura clásica del cacique en pleno siglo XXI

LUIS GÓMEZ Y MARÍA FABRA 05/10/2008

Carlos Fabra toma el micrófono con gesto serio. La audiencia irrumpe en un murmullo de entusiasmo. Ha llegado el momento. Va a comenzar uno de esos actos en los que se muestra más auténtico. Viste traje y corbata sobre el improvisado escenario. Deja transcurrir unos segundos. Se hace el silencio a su alrededor. Se concentra. Da unos pasos muy breves. Inclina la cabeza ceremonioso. Las gafas oscuras, que forman parte indisoluble de su rostro desde la adolescencia para ocultar la pérdida de un ojo después de que su hermano le clavara de forma fortuita unas tijeras, ocultan su mirada. En ese instante emocional, ciertas cosas quedan aparcadas. Carlos Fabra es otro. No es el hombre todopoderoso en la ciudad, ni el político acosado por una causa judicial que dura cinco años en el juzgado de Nules, por donde han pasado ya ocho mujeres jueces, a pesar de lo cual sigue pendiente de justificar, entre otras cosas, qué ha pasado con cerca de seis millones de euros que Fabra ingresó entre los años 1999 y 2004.

Su influencia todo lo puede: el pequeño favor para el modesto y la recalificación millonaria para el empresario

Cuando se convierte en Charly, se transforma. Es extravertido. Divertido. Ocurrente. Juerguista. Jugador

Nunca ha pretendido salir de su provincia, posiblemente consciente de que sus métodos no eran exportables

Suena la melodía.

Carlos Fabra arranca la primera estrofa:

-Milli violíni suonate dal vento… tutti colore del arco valeno… vanno a fermare… una pioggia d’argento…

Carlos Fabra entona Ciao, ciao, bambina en un perfecto italiano. Adora la canción italiana de los años setenta y a sus intérpretes, Domenico Modugno, Gianni Morandi, Nicola di Bari… Cuando está entre los suyos, canta. Entre los suyos no es Carlos Fabra. Es Charly. Fuera de su recinto privado es Don Carlos. O el Presidente.

El aplauso está asegurado. No es bueno contrariar a Don Carlos en Castellón.

Si nos guiáramos por el habla popular, cabría deducir que Castellón es la única provincia española que cuenta con un presidente. Porque todo el mundo sabe en la capital o en cualquiera de sus 135 pueblos quién es aquel a quien todo el mundo llama “Presidente”. Sólo hay uno. Carlos Fabra.

Fabra no es alcalde. No es el presidente de la Generalitat. No es ni siquiera consejero. Nunca ha sido cabeza de lista en ningún proceso electoral. Ni ha sido ministro aunque mucha gente sostenga que pudo haberlo sido de haber querido. Fabra es el presidente de la Diputación, un cargo de rango secundario en cualquier provincia española, salvo en Castellón. Subsidiariamente es, además, presidente del Partido Popular en la provincia, el partido que domina tres cuartas partes de los puestos institucionales. Sin embargo, nadie lo duda: quien manda en Castellón es Carlos Fabra.

Su vocación política viene de familia. Es el quinto en la línea de sucesión de una dinastía de presidentes de Diputación y alcaldes. Lo fueron, desde Victorino Fabra Gil (que ocupó dicho cargo entre 1874 y 1892) hasta su padre, Carlos. Padre, abuelo, bisabuelo y tío-tatarabuelo, la familia Fabra está emparentada con el poder. La estirpe no se ha interrumpido: su hija Andrea (38 años) consiguió su acta de diputada del Partido Popular en las pasadas elecciones generales como número dos en las listas por Castellón, tras el ex ministro Juan Costa.

Pero la tradición familiar es una cosa y el ejercicio del poder es otra, y nadie ha llegado a parecer tan poderoso como él dentro de la provincia. Incluso sus más allegados aceptan que sus formas de actuar son las propias de un cacique. Su clientelismo se ha fraguado a lo largo de un sistema de concesión de pequeños favores y de un conocimiento muy preciso del ordenamiento territorial de Castellón, plagado de pequeños municipios donde sólo ocho ciudades superan los 20.000 habitantes (88 pueblos tienen menos de mil). “Su padre, a quien también llamaban Don Carlos, hizo parte del trabajo durante los últimos años del franquismo. Por entonces, era usual que todo pequeño alcalde se desplazara a la capital a pedir un favor de Don Carlos. Era el paso necesario para solucionar pequeños problemas”, dice un ex alcalde.

Esa política de cercanía la entendió muy bien su sucesor. Ese “habla con Don Carlos” se ha convertido en una fórmula a partir de la cual ha ido consolidando su poder. Los pequeños favores han llegado a extremos muy personales, desde un puesto de trabajo (entre sus 35 asesores en la Diputación hay ex alcaldes, primos, hijos, hermanos de cargos de la provincia, sin considerar empleos en sociedades públicas, patronatos y concesiones) hasta una subvención, pasando por un trato exquisito en el Hospital Provincial, dependiente de la Diputación. “Mi madre se encontraba muy enferma y llamé a Don Carlos. Me dijo que no me preocupara y a los dos días estaba ingresada en una habitación para ella sola”, cuenta una ciudadana. “Ése es el tipo de favor menor que angustia mucho a la familia y produce una enorme gratitud”, explica un político de la oposición.

Carlos Fabra se convierte así en el Gran Conseguidor que todo lo puede: el pequeño favor para el modesto ciudadano y la recalificación multimillonaria para el empresario, el puesto de trabajo por un lado y un aeropuerto para Castellón por el otro. Todo el mundo da por sentado en la provincia que cualquier asociación ciudadana va a contar siempre con una pequeña subvención de la Diputación. Por modesta que sea: para impulsar la Denominación de Origen “Alcachofa de Benicarló”, para proyectos de la Asociación Rumana de Castellón, Valencia y Alicante, para el Conservatorio Profesional de Música del Alto Palancia, clubes de fútbol, tenistas, golfistas y pilotos de rallies, la concentración del club oficial de Harley Davidson o la Federación de Asociaciones de Jubilados y Pensionistas. Todos pueden esperar algo de la generosidad del presidente. Carlos Fabra no sólo es el Gran Conseguidor; es también el Gran Benefactor.

Fabra ha tenido la habilidad de adaptar este sistema clientelar a la política actual para conseguir actuar como un cacique dentro de un sistema democrático de partidos. Ése ha sido su éxito hasta el momento y quizá el origen de su declive. Dotado de don de gentes, de una extraordinaria memoria y de una capacidad de trabajo sobresaliente, ha tejido una red impenetrable en Castellón que no escapa a su dominio y que envuelve al propio Partido Popular. Todos cuantos intentos hicieron tanto Eduardo Zaplana como, actualmente, Francisco Camps para infiltrar gente afín en cargos de la provincia han fracasado, de manera que Fabra se ha convertido en elemento decisivo para inclinar cualquier balanza en la lucha por el poder en la Generalitat valenciana. El caso más reciente se ha vivido durante la precampaña de Mariano Rajoy para ganar adeptos en su candidatura a la presidencia del partido. Fabra estuvo callado durante unos meses, no se postuló ni a favor de Rajoy ni de las tesis de Esperanza Aguirre. Sólo cuando vio el panorama más claro tomó posición por el primero, y lo hizo afirmando que no tenía dudas al respecto. “Lo mejor que se puede hacer por el partido es avalar la candidatura de Mariano Rajoy”, dijo, días después de afirmar con rotundidad: “Yo soy de Fabra”. A cambio de esa posición de fiel de la balanza, Fabra ha tenido otra habilidad: nunca ha pretendido salir de los límites de su provincia, posiblemente consciente de que sus métodos no podían ser exportables. Con razón sus nietas le llaman Carlitos de Castellón y sus adeptos proclaman que nadie ha traído tanta prosperidad como él.

Fabra elabora personalmente las listas electorales de cada municipio. Su memoria le permite no olvidar ningún nombre, ningún rostro, por tanto, ningún favor anterior que deba ser compensado. Organizado territorialmente Castellón en pequeños partidos judiciales, Fabra es consciente de la importancia que pueden tener unos cuantos votos en poblaciones del interior. Es quien da las consignas en tiempo electoral. Sin ir más lejos, en las últimas elecciones se ha detectado un incremento injustificado del censo electoral en algunas localidades: casas deshabitadas en las que figuraba gente empadronada, hoteles rurales ocupados por varias familias, vecinos que nunca habían visitado su supuesto domicilio: hay al menos media docena de causas abiertas por un posible delito electoral. El resultado de todo ello es que ha convertido Castellón en un fortín inexpugnable bajo su dominio.

Llegó a la presidencia de la Diputación de Castellón en 1995. Ése fue su objetivo desde que comenzó a militar en Alianza Popular, donde se enfrentó al aparato del partido hasta conseguir hacerse con la dirección del mismo. Una vez asentado como cabeza visible del PP en Castellón, pasó dos legislaturas en la oposición, tiempo en el que se dedicó, principalmente, a sus trabajos como secretario de la Cámara de Comercio y como agente de seguros. Durante ese periodo fijó para su carrera un único objetivo: la presidencia de la Diputación. Curiosamente, no aspiró a ningún otro cargo institucional. Se ha limitado a obtener un puesto de concejal, paso previo para que la aritmética electoral de la provincia le permitiera ser elegido presidente exclusivamente con los votos de los diputados provinciales. Actuó entre bastidores con gran eficacia y eso explica que nunca tuviera la más mínima intención de someterse al escrutinio popular, a pesar de su don de gentes.

Porque simpatía nadie le niega, ni siquiera sus más encarnizados rivales. Cuando Carlos Fabra se convierte en Charly, sus modales se transforman. Charly es un hombre extravertido. Divertido. Ocurrente. Juerguista. Jugador. Un brillante contador de chistes. Dice la leyenda popular que nadie ha visto reírse tanto a Ana Botella como cuando compartía mesa con Fabra durante las estancias vacacionales de la familia Aznar en Castellón. Le gusta la buena comida acompañada de Don Perignon, el whisky con Coca-Cola para alternar y, por supuesto, cantar en italiano.

Esta parte menos conocida de su personalidad se fraguó durante la adolescencia, periodo en el que no fue un buen estudiante. “Cuando tuvo ese accidente en el ojo siendo un chaval, otros hubieran reaccionado de una manera diferente. Él se echó p’alante”, recuerda una de sus amigas. Lejos de convertirse en un joven retraído, Carlos Fabra era el amo de cualquier fiesta. Estudió Derecho en Valencia y Granada. Era también un hombre con suerte.

Mucho se ha especulado con los tres premios de la lotería que le han tocado en estos años. El último, las pasadas navidades: ganó dos millones de euros por el gordo del sorteo del Niño. La justicia determinará si fueron “reales” o “fabricados”, pero es famosa su afición al juego. No es tan conocido que ya le tocó una quiniela durante su juventud. “No me acuerdo de la cifra. Pero era una cantidad importante para el año 1968. Y se compró un Mini a los dos días. Tal y como es Carlos, se gastaría el dinero en poco tiempo”, comenta una amiga de la juventud.

Carlos es de los que viven al límite. Se levanta muy temprano y se acuesta muy tarde. Alterna el acto oficial con la cena entre amigos. No descarta cualquier fiesta. Es desprendido con el dinero. “Cuando lo tiene y cuando no lo tiene”, confirman sus amistades. “Estoy convencido de que nunca ha mirado el extracto de su cuenta bancaria”, dice un amigo personal.

Sin embargo, son sus cuentas bancarias las que pueden acabar con su carrera política, según cómo concluya un proceso judicial que puede ser calificado de chocante a la vista de algunos aspectos: iniciado como una denuncia en el juzgado número 1 de Nules en el año 2003, se han sucedido en su instrucción un total de ocho jueces y cuatro fiscales. El proceso ha puesto de manifiesto, según los datos que obran en las diligencias, numerosas irregularidades en sus cuentas personales. Durante 1999 se registran en sus cuentas ingresos en efectivo por un importe cercano a los 600.000 euros cuya procedencia Fabra no pudo justificar ante la Agencia Tributaria, por lo que el organismo presentó contra él una denuncia por delito fiscal. Los ingresos en efectivo se realizaron en 19 cuentas bancarias en las que Fabra era titular y en otras 75 en las que figuraba como autorizado. Con la declaración de la renta que presentó a Hacienda en 1999, el erario público le devolvió cerca de 3.000 euros. Una declaración que resultó negativa tras haber declarado cerca de 73.000 euros como ingresos del ejercicio.

Carlos Fabra y su esposa gastaron en 2004 el doble en amortizar préstamos de lo que declararon a Hacienda haber ingresado. Fabra pagó un total de 131.000 euros como amortización de dos créditos hipotecarios que tenía vigentes. Sin embargo, según la documentación fiscal que obra en poder del juzgado de instrucción número 1 de Nules, sus ingresos declarados ascendieron a 100.621 euros, teniendo en cuenta su sueldo como cargo público y los valores que entonces poseía y de los que extraía rendimientos. Además, la documentación que la policía judicial y los peritos han recopilado en los bancos durante los últimos días desvela la existencia, entre 1999 y 2004, de seis millones de euros sin justificar.

El caso tiene su origen en un asunto donde se mezclan las relaciones personales y el sistema de favores. Diríase que el Gran Conseguidor fue traicionado. Vicente Vilar y su esposa, Monserrat Vives, formaban parte del círculo privado de Fabra. Las respectivas mujeres llegaron a ser socias en la mercantil Artemis 2000. Vilar tenía una empresa de productos fitosanitarios, Naranjax, y le pidió a Fabra que acelerara la concesión de autorizaciones para su distribución a través de sus amistades en los ministerios de Agricultura y Sanidad durante el Gobierno de Aznar. Los documentos que forman parte de la instrucción demuestran cómo no sólo Carlos Fabra, sino más diputados y senadores populares, se interesaron por la situación en la que se encontraban las autorizaciones de Vilar. Presuntamente, Vilar pagó algunas cantidades a Fabra por dichos favores. El “negocio” se rompió a causa de las desavenencias conyugales de la pareja Vilar. Su mujer le denunció por violación y Fabra la apoyó. La venganza de Vilar se convirtió en una denuncia: llevó documentos al juzgado y contó detalles de las gestiones realizadas. El caso sigue abierto desde entonces y ha colocado a Fabra ante la opinión pública española.

A partir de ese momento, su carrera política está tocada. Bien es cierto que su poder no ha mermado y que, electoralmente, el Partido Popular no ha sufrido mella en Castellón. A pesar del acoso judicial, Rajoy llegó a salir en su defensa este verano. “Es un ciudadano y político ejemplar”, manifestó. Pero el comportamiento público de Fabra ha tomado otra orientación. Se muestra crispado, responde con chulería, llega al insulto (como el “qué hijo de puta” que profirió en un pleno reciente en supuesta referencia al portavoz de la oposición), y se comporta como si fuera inmune al proceso judicial y no tuviera que dar cuentas de sus actos a nadie, ni siquiera a su propio partido.

Su vida personal también ha cambiado. Se separó de su mujer, María Amparo Fernández, procedente de una familia adinerada de Alcoi, y mantiene una relación sentimental con Esther Pallardó (su anterior jefa de prensa y actual concejal y diputada provincial), una mujer casi treinta años más joven que ejerce una notable influencia sobre el presidente, según sus allegados. El nuevo Fabra ya no es tan bien visto en su círculo de amistades, que observa con preocupación cómo su ritmo de vida, tan al límite, no augura un buen desenlace.

Tiene pánico al avión y ni siquiera el hecho de que uno de sus hijos sea piloto ha contribuido a curarle esta fobia, así que se desplaza exclusivamente en automóvil. No le importa: es incansable, puede con todo, tanto si se traslada a una capital para presenciar una corrida de toros (su gran afición) como si deleita a sus amistades en la caseta que paga, junto a destacados empresarios de Castellón, en la Feria de Sevilla. Claro está, Don Carlos nunca deja abandonados a los suyos: los servicios de limpieza de buena parte de las instituciones de la provincia han sido concedidos a la empresa de un ex torero de Castellón.

No deja atrás ningún detalle. Le gusta regalar flores a las mujeres por su cumpleaños y agasajar a sus invitados en una fiesta. En una ocasión se las ingenió para contratar a un cantante italiano. El hombre tenía un doble compromiso en su contrato, una actuación cara al público y otra de carácter privado.

Y en ese otro escenario reducido, entre risas y alcohol, el hombre de las gafas oscuras, Don Carlos, el Presidente, el Gran Conseguidor, se convirtió de nuevo en Charly y no eludió interpretar un dúo. Tomó entonces el micro y cantó:

-… ciao, ciao, bambina… un bacio ancora… e poi per sempre ti perderó… –