Testigos de la ´injusticia´
Enrique Sanroque JESÚS CRUCES
MULTIMEDIA
P. G. Los 43 dependientes de Aspe que murieron esperando una ayuda que nunca llegó ya no están entre nosotros. Pero sus familiares recuerdan con amargura y rabia los trámites que tuvieron que hacer para no conseguir nada. Mari Cruz Soria cuidaba de su tía María Cánovas, que falleció en mayo de 2008 con 94 años. Pidió la ayuda justo un año antes pero la carta de Conselleria reconociendo la dependencia de su tía llegó a la semana de ser enterrada. "Me decía ya verás nena como ese dinero nunca llega y la verdad es que se murió sin verlo. Y lo más triste es que ahora tenemos que ir de pleito para que nos den lo que por ley nos corresponde", indica Mari Cruz.
El marido de Mari Carmen Galvañ falleció en marzo de 2009 a los 63 años. Desde 2003 su esposa tuvo que dejar de trabajar para ocuparse de él. Una enfermedad degenerativa lo convirtió en un vegetal. La familia pidió la ayuda en 2007 con la esperanza de ver aliviada su difícil situación económica. "Al año siguiente lo valoraron y ahora, dos meses después de morir, es cuando me ha llegado la resolución para cobrar. Por eso al político que tiene que decidir todo esto lo pondría en nuestro lugar, para que sienta lo mismo que sentimos nosotros y se dé cuenta de la injusticia tan grande que está cometiendo".
A Enrique Sanroque se le quiebra la voz cuando recuerda a su madre Teresa, que falleció en septiembre de 2008 con 96 años. "He estado esperando año y medio en vano. A nosotros no nos dan lo que nos pertenece pero si le debiéramos un solo euro a Hacienda nos embargarían seguro", lamenta.