«Si nos quitan las ayudas de Cocemfe, nos quedaremos en la cama, con mocos y legañas y sin duchar».
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Dolors, Daniel y Pablo… son algunos de los 70 discapacitados que sufrirán las consecuencias del recorte de ayudas.
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Pilar G. del Burgo, Valencia
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Dolors Vázquez (53 años, Valencia) y con una parálisis cerebral de nacimiento que le inmovilizó los brazos y la cara pero no le afectó a la capacidad de amar, pensar, planificar, organizar, razonar, crear y dialogar está dispuesta a irse en camisón y con legañas hasta la misma sede de la Conselleria de Bienestar Social para ver si, de este modo, los responsables políticos entienden cómo puede afectar a 70 grandes dependientes de Valencia el recorte de 50.000 euros, la quinta parte del importe de la ayuda que el departamento que dirige el conseller Juan Cotino asigna anualmente a la Confederación Española de Personas con Discapacidad (Cocemfe) para que se encargue de atender las necesidades básicas de estas personas, como son levantarlos de la cama, asearlos, ducharlos, vestirlos, llevarles al baño…
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La conselleria de Bienestar Social entregó el año pasado a esta organización 254.000 euros para hacer frente a los sueldos de los trece asistentes que acuden a los domicilios de estos ciudadanos de movilidad reducida que requieren de una ayuda extra para encarar el día, pero este año, repentinamente, en vez de incrementar el importe ha menguado a 204.000 euros.
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«Si no llega la asistencia muchas personas van a perder la posibilidad de ser asistidos o se verán obligados a pagar ellos el servicio porque como asociación no tenemos fondos», declaró la presidenta de Cocemfe Valencia, Josefina Juste que destaca que con el recorte este año no les va a alcanzar para dar la misma asistencia que el pasado, lo que puede obligarles a establecer un copago por servicio que, en realidad, sería una penalización para los que cobran pensiones de 400 euros, como Dolors Vázquez y tienen que pagar la limpieza de la casa, que la acuesten de noche o que la acompañen para hacer gestiones porque ella solo se maneja con su versátil y habilidoso pie izquierdo.
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Dolors, que además de la parálisis cerebral sufrió una poliomielitis a los once meses de vida, es licenciada en Derecho, pinta extraordinariamente y es la coordinadora intercontinental del movimiento Fraternidad Cristiana, cuenta que Cocemfe le da hora y media al día de servicio con una auxiliar que además de levantarla y asearla le prepara la comida. «Me deja los vasos de agua con las pajitas para que pueda manejarme y luego yo me sirvo la comida que tiene que ser muy líquida o muy sólida, como croquetas o empanadillas, que me deja en la orilla del plato para que pueda cogerla bien».
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Su desbordante imaginación y la necesidad perentoria de salir adelante le han llevado a diseñar un vestidor con dos tablas de madera para colgar el vestido abierto por el cuello, agarcharse y ponerselo.
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Su habilidad en la cocina supera con mucho las cualidades de una Termomix. Con el pie izquierdo gira la llave de la vitrocerámica y coloca el cazo que, previamente, ha sacado del armario y ha llenado de agua de una pila. Solo con ese pie, que concentra sus cuatro extremidades, maneja el teléfono fijo y móvil, el ratón del ordenador, escribe sobre el teclado con un lápiz que sujeta entre los dedos, pinta… y, sobre todo, tiene ganas de vivir y de exigir justicia para esas muchas otras personas de movilidad reducida que no pueden acceder a los servicios de Cocemfe por falta de fondos.
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«Si nos quitan estas ayudas, nos tocará pagar habiendo dinero, porque en la Comunitat Valenciana hay dinero lo que no sé es donde estará; el Gobierno central ya ha dado el dinero de la dependencia de 2007 y 2008, ¿pero, dónde está? Yo he pedido la ayuda y aún no la he cobrado y hay muchas personas que la necesitan y como en Cocemfe no hay suficientes servicios se quedan sin ellos y eso no debería ser».
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«Nadie me ha preguntado -agrega-si yo quería que se hiciera un nuevo circuito habiendo ya uno en Cheste o un Palau de las Arts estando el de la Música… sí, traen mucho turismo pero hay otras prioridades y los políticos parece que jueguen con nosotros y que nos quieran hacer la puñeta».
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«La conselleria tendría que ir por delante de Cocemfe porque es un servicio que se necesita y que tendrían que hacer ellos; cada año se tendrían que incrementar las ayudas y no ir siempre por detrás, ni tener que cobrar a finales de año, tacañeando siempre porque hay personas a las que ni siquiera les llega».
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«Ser minusválido me está empezando a costar dinero»
«Pienso que ser minusválido me está empezando a costar dinero», asegura Daniel Nores de 43 años que añade que él tiene muy claro el desglose de las ayudas que para él son necesarias y obligatorias: 7 días a la semana, 365 días al año y que no se cumplen. Para asearle, vestirle y sentarle en la silla Daniel recurre a dos asociaciones: Cocemfe que le da asistencia 3 días y Aspaym, otros dos. El resto, corre de su cuenta. Daniel confiesa que hace unos días quiso hacer la reserva de plaza en el colegio Mare Nostrum para su hijo de 2,5 años y se la desestimaron a pesar de tener un grado de discapacidad del 96%. Le han concedido plaza en el colegio Cavite que le queda mucho más lejos tanto a él como a la madre de su hijo, ambos padres solteros que no comparten la convivencia. Daniel, como el resto, no está de acuerdo con el recorte de las ayudas de la conselleria a Cocemfe porque sabe que eso llevará a la fórmula del copago, «lo que así, de entrada, puede suponer 60 euros al mes para personas con pensiones muy cortas». Cuando no le llegan los servicios de las asociaciones, recurre a «vivir de prestado, de favor en favor para poder mañana volver a respirar».
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Pablo Cervera, de 25 años, que tiene una ataxia de Friedrich, también se pregunta donde está el dinero asignado para la dependencia. El también ha pedido la ayuda, dos veces han ido a valorarlo y aún no sabe nada. Y le escandaliza que haya 50.000 personas que la necesiten y no puedan cobrarla.
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