Se trata, en esta ocasión, de un deportista. El síndrome de Asperger no favorece, necesariamente, el desarrollo físico y estos niños tienen dificultades con la psicomotricidad, que pueden desaparecer si sus padres, familiares o profesores les ayudan a luchar, con constancia, para solventar esas deficiencias.
Así ocurrió con Alejandro Batlle, de la República Dominicana, que ha llevado a su país la medalla de oro en golf. Siempre se dice que “hace más el que quiere que el que puede” y aquí podemos observar un caso. A ver cuándo los gobiernos ofrecen más ayudas a los padres y profesores para ayudar a desarrollar el potencial de estos chicos para que puedan convertirse en miembros muy útiles socialmente y darles una dignidad para que no vivan como discapacitados.
La constancia y la ayuda pueden convertirlos en personas enriquecedoras socialmente tanto para ellos, en su interior, como para los demás.