Desde “Drenaje Fantasma” les deseamos un feliz año nuevo, próspero en cambios creativos y adecuados a las necesidades de nuestros individuos y la sociedad.
Esperemos que las transformaciones económicas sean positivas y que resuelvan muchos de los conflictos que padece nuestra sociedad. Los “daños colaterales” de los que hablan los grandes “lobbies” no dejan de ser personas que tienen una vida detrás y una familia. Nadie se merece morir de ninguna manera ni carecer de lo más fundamental: un hogar, alimento, ropa, sanidad, educación y un puesto entre los suyos.
Discapacitados, los grandes perdedores
Entre los recortes, las primeras víctimas pertenecen a la población de “clase” (qué vergüenza, en los tiempos que corren, utilizar, aún, una palabra que pertenece a la Edad Media y con la cual pretendieron acabar en la Revolución Francesa) media-baja. Pero los enfermos crónicos, discapacitados, personas ancianas o que necesitaban operaciones urgentes, han sido los primeros en ser rebajados por medidas que sólo favorecen a los más ricos.
¿Una persona en silla de ruedas ( “ellos” lo llaman “los del carrito”) no tiene una inteligencia y unas capacidades para seguir adelante en su vida y superar todas las trabas habidas y por haber? Y los ancianos… cuántos abuelos se quedan educando a sus nietos – padres en la tercera edad – para que sus hijos puedan trabajar, enriqueciendo a bancos y otras “especies”. Pero, los enfermos crónicos… ¿están incapacitados para vivir, ser productivos – que es lo que se anda buscando – y ser felices? Seguro que se ha encontrado la cura de más de una enfermedad y no se da a conocer para seguir engañando a la “muchedumbre” obligándola a matarse tomando medicación inadecuada.
Los asperger también son personas útiles y, con los recortes, muchos de ellos no pueden acudir a los psicólogos que tanto les ayudan porque les han recortado el tanto por cien de discapacidad y no tienen derecho a las ayudas. Ah, pero, mientras tanto, los políticos siguen acudiendo a sus reuniones en primera clase y durmiendo, a nuestra costa, en hoteles de cinco estrellas. Cosa que, sin duda, es muy pero que muy necesaria.
Sobre los superdotados
Todos los estudiantes todos, sin excepción, necesitan ayuda. Todos pasamos nuestra vida estudiando. Si naciéramos con todo sabido y con la debida asistencia para ser un individuo autónomo en la vida, no harían falta escuelas, institutos ni universidades, no se necesitarían a los padres más que para la reproducción y, con nacer, ocuparíamos los lugares más adecuados a la edad y desarrollo.
Pero no es así. Necesitamos maestros, psicólogos, logopedas, educadores. En primer lugar, a los padres, por supuesto, a la familia, el primer núcleo integrador. El ser humano no puede quedarse solo en el mundo, más aún si le cuesta integrarse con los seres de su especie. Y todos los seres disponen de una capacidad sobresaliente que han de descubrir y desarrollar. Está claro que se necesitan profesionales que “descubran” dicha capacidad y ayuden al individuo a desarrollarla. Esto le haría más útil y, hablando de economía – trato sobre el tema porque el dinero es el “dios” actual – lo harían más “productivo ” (qué pena tener que decir esto).
Lo que realmente importa es una sociedad feliz con personas maduras que mantengan vivo el planeta y cuiden de todas las especies y materias, no robots humanos desechables para que unos pocos se den la gran vida a costa de abusar de la confianza ajena. Personas que investiguen, que busquen otros planetas para vivir, que ayuden a que las especies no se extingan, que permitan que quienes son etiquetados con “discapacidad” sepan que también son personas iguales a las otras pero con características personales distintas. Una sociedad con personas que gocen de empatía y asertividad, que no dejen morir de hambre a sus iguales, que no arrasen poblados, campos y bosques para buscar un mineral.