Nuestra respiración y el cerebro

¿Saben ustedes si respiran bien? No solamente me refiero al acto de respirar si no al aire que respiramos.

Realmente, las personas, ni somos conscientes ni le damos importancia a la respiración. Será porque el aire no se cobra. Pero un minuto sin respirar, para otros menos, para algunos dos, significa la muerte. Podemos pasar días sin comer o sin beber. Sin respirar no. El aliento de vida que nos ayuda a seguir adelante, que limpia nuestro organismo, no está tan cuidado como, por ejemplo, nuestra imagen corporal o la cuenta bancaria.

La técnica de respiración

Muchas personas respiramos por la boca. Parece que entra más aire por ahí. Nuestros pulmones pueden llenar hasta dos litros de aire pero nosotros respiramos el equivalente a dos vasitos, más o menos. No usamos la nariz ni el diafragma ni el vientre ni nada. En esta sociedad de rapidez y de sobrecarga, hasta nos olvidamos de respirar. Pues hay que dedicar, al menos, cinco minutos al día a respirar hondo y, tras esto, intentar respirar por la nariz. ¿Por qué? Porque nuestro cerebro “come” con la respiración.

Lo ignoraban, ¿Verdad? Cuando no le damos de “comer” pues tenemos mareos, tenemos vértigos, nos falla la memoria. No, no da igual respirar por la boca que por la nariz. Si usted tiene costumbre de respirar por la boca, hacerlo por la nariz, en un principio, le dolerá un poco. Pero puede ir, cada día, acostumbrando a su cuerpo. Primero, un minuto. Es posible, incluso, que se maree y todo. El cerebro también sufre de “empacho”. Pero vaya poco a poco. una semana, un minuto. La semana siguiente, dos. La tercera, tres. Disfrute de respirar.

Mueva su diafragma. Profundamente. Sienta cómo sus pulmones se llenan de aire y cómo se vacían. Cómo su cerebro se alimenta y cómo su cuerpo se limpia totalmente, en su interior. Su sangre se limpia también. Se volverá una persona más positiva. Pero, un momento. Si piensa usted que esto es una tontería, como el hecho de que “hay mucho campo que no vale para nada; vamos a construir ciudades y carreteras” está en otro enorme error.

¿Qué respiramos, realmente?

Aunque parezca que respiramos oxígeno solamente, no es así. Por nuestra nariz entran otros gases, en menor medida pero todos son necesarios para nosotros. El oxígeno es fundamental. Los árboles esos que talamos porque son muy feos, o sobran, son los responsables de que haya oxígeno en el planeta para poder respirar. Pero, claro… hay tantos… que los cortamos. Como a las plantas, a los matorrales. Los eliminamos.

Y… pues cada vez hay menos árboles que realicen la fotosíntesis  y cambien el dióxido de carbono por oxígeno. Recuerdo, de jovencita, allá por los años sesenta o setenta, en el siglo XX, cómo cuidábamos las plantas: de noche las sacábamos fuera porque realizaban el cambio en sentido inverso y cambiaban el dióxido por oxígeno. Pero, de día, volvían al interior de la casa -o se quedaban fuera las que necesitaran más luz o lluvia-. Éramos más conscientes de la necesidad de vegetales.

Por otra parte, cuidábamos de las abejas. No tanto de las avispas pero sí de las abejas que iban libando y polinizando por uno y otro lado. Esas abejas que ayudaban a que crecieran esos árboles que nos ayudaban a vivir.

En esta sociedad materialista donde personas similares a los psicópatas que sólo se preocupan de sí mismos y nos tratan a los demás como “daños colaterales” se realiza un “asesinato” a ojos vista: sin árboles no habrá oxígeno suficiente. Respiraremos mal, tendremos más problemas porque nuestro cerebro no podrá realizar su trabajo. En fin. Dejemos que esas “personalidades” sigan residiendo en fincas rodeadas de árboles y jardines por doquier mientras nosotros malvivimos en apartamentos y pisos sin una maceta que adorne el balcón porque no podemos regarla. Y ayudemos a contribuir a acabar con esta humanidad, para unos nefasta, para otros maravillosa.

Porque hay gente que merece seguir viva para cuidar este magnífico planeta azul.