Hoy, día 18 de febrero, se celebra el día Internacional del síndrome de Asperger. La elección de esta fecha es la del nacimiento de Hans Asperger, el médico psiquiatra que diagnosticó los síntomas.
Gracias al trabajo de Hans Asperger, quien describió el síndrome y, posteriormente, al de Lorna Wing – que desarrolló y dio prestigio al trabajo de Asperger, se puede diagnosticar el síndrome y ayudar a los afectados a integrarse en la sociedad.
Tal día como hoy se pide, desde las familias y las asociaciones, comprensión, paciencia y ayuda en distintas formas:
– Información sobre el síndrome. Con difusión o sin negar la lectura sobre el síndrome de asperger dar a conocer sus características e incidencias.
– Integración. La ignorancia sobre dicho síndrome y, sobre todo, la negación de dicha ignorancia y del mismo síndrome, daña mucho a los afectados y a sus familias quienes, junto a las asociaciones, están realizando todo el trabajo posible para poder adaptarse a una sociedad que, de modo subliminal, los señala con el dedo, los acosa y los aliena.
– Comprensión. Se ha incluido el sindrome de Asperger dentro del trastorno autista pero las características difieren muchísimo. Al desconocer – la ignorancia, siempre el gran obstáculo – la sintomatología de una persona con síndrome de Asperger, se la tacha de “loca”, “obstinada”, “rara” o “friki”, obviando sus altas capacidades en la mayoría de los casos, su gran memoria, su obstinación que, bien dirigida, puede ayudarle en sus estudios y en su trabajo, su capacidad de resistencia y su honestidad.
– Igualdad. Todas las personas que padecen un síndrome, sea cual sea, son seres humanos. La palabra “monstruo” es un concepto médico que define una irregularidad en determinadas características de un sujeto y sólo deberían pronunciarla los médicos, así como otras, deningrantes y confusas: “loco”, etc… Quienes no tienen – tenemos – la titulación necesaria para usarlas con conocimiento de causa, deberían preguntar o pedir permiso antes de definir a un ser humano con dichos términos. Muchas de las personas con síndromes desarrollan un espíritu interior bellísimo y entregan a la sociedad obras que una persona considerada “normal” puede no conseguir. Los seres humanos son quienes configuran la personalidad de sus iguales con críticas, aprobaciones y negaciones porque han construido así dicha sociedad.
Quizás se debería ir cambiando la forma de valorar a las personas y de tomar conciencia sobre una realidad: todos somos iguales y tenemos las mismas oportunidades. Bastantes discapacitados trabajan duramente para conseguir tener un puesto en una sociedad que dificulta la tarea de sobrevivir incluso a quienes son “normales”. Eso es una injusticia que atenta contra la Declaración de Derechos Humanos y contra la Constitución.
Deseo, desde este blog y en este día, que ojalá la humanidad tome conciencia de sí misma y de los miembros que la integran y que actúe de manera creativa y positiva para favorecer la existencia de todos. Si se ha de luchar por sobrevivir, como hacen los animales y los seres humanos que les hemos observado durante tanto tiempo, sería positivo el que imitemos sus acciones creativas: capacidad de trabajo y de organización, su manera de proteger a todos los miembros de la comunidad, etc… Por supuesto que hay elementos sórdidos y negativos que no se pueden obviar pero sí tenerlos en cuenta para preparar soluciones que favorezcan a todos.
Felicidades a todos los “aspies”.