La caída en los mercados este mes, me recuerda a 2011 y 2015, dos períodos en nuestra reciente historia, en que las acciones cayeron drásticamente debido a temores sobre la deuda y aumento de los tipos de interés. Hemos pasado por esto antes y volveremos a pasarlo en el futuro. Como era el caso entonces, me da la sensación, que la brusquedad del movimiento viene más infundada por un espasmo emocional que por algo justificado en la salud del sector empresarial.Durante estas “rabietas”, las amenazas o riesgos de cualquier negocio se ven magnificadas, y los peores escenarios parecen más probables. De hecho, no hace mucho, algunos inversores refunfuñaban de que algunos mercados estaban muy caros para invertir (EEUU), pero cuando las cosas caen, como lo hicieron la semana pasada, esos mismos inversores, tienen dificultades para comprar, por temor a que vaya a seguir cayendo.

Quién sabe, tal vez tengan razón. No tenemos ni idea de dónde cerrarán las acciones mañana, ni a final de mes. Las correcciones (tanto pequeñas como grandes) ocurren de vez en cuando. En retrospectiva, muchos afirman que sabían que se avecinaba, pero no conocemos a nadie que se haya adelantado a las idas y venidas de los mercados con éxito y de manera consistente. Eso sí, muchos lo intentan (Josef Ajram y su ‘épico fracaso’, el confidencial), pero ciertamente nosotros no lo intentaremos.

“¿Qué hará el mercado ahora?”

Suelen preguntarme sobre las caídas o sobre qué es lo que podemos esperar del mercado “ahora”. Siempre, mi primera reacción es, los mercados suben y bajan y son impredecibles. La renta variable es el activo que genera mayores rentabilidades en el largo plazo, pero eso no garantiza que los mercados siempre sean al alza.

Los medios, por supuesto, deben llenar páginas y acumular visitas en las noticias, por lo que hay millones de explicaciones sobre porqué el mercado de acciones hace esto o aquello. Las explicaciones siempre suenan racionales, pero en su mayor parte, carecen de valor y su poder predictivo es nulo.

Mi mayor problema con los titulares de “El mercado hará esto”, es que convierten a los inversores en especuladores. Veo a gente tratar al mercado de acciones como si fuese un casino. Algunos, sienten como si hubieran descifrado el patrón numérico de la primitiva. Tratan a las acciones como meros “papelitos” que se intercambian miles de veces al día. Eso no es invertir, ni siquiera quiero llamarlo apostar o jugar. Al menos, en el casino, los jugadores no apuestan los ahorros de una vida o su plan de pensiones (a menos que sean jugadores degenerados, claro).

La pregunta que se plantea en el título de este artículo, es incorrecta. Es la pregunta que nunca debe hacerse, y si se pregunta, nunca debe responderse. Hacer esta pregunta, demuestra que crees que hay algún tipo de “predicción” en la aleatoriedad, no la hay. Y si te responden con cualquier otra respuesta que no sea “no lo sé”, es que estás ante un gran mentiroso.

¿Cómo lidiar con las caídas del mercado? Deja de mirar el mercado como si fuera un casino y comienza a tratar las acciones como lo que son, buenos negocios que intentas adquirir a un descuento.

Siempre digo lo mismo, el precio de las acciones es una opinión de lo que el mercado está dispuesto a pagar por ese negocio en este momento. Sí, una opinión y no una imposición. El invertir en acciones será un lugar miserable para aquellos inversores que se tomen en serio las opiniones del mercado en un día determinado y consideren los precios ofrecidos como su juicio final.

The more you trade, the less you keep (cuanto más operes, menos tendrás)

Debido a los recientes temblores en los mercados, no es sorprendente que algunos, si no muchos inversores, estén empezando a pensar en cómo salir airosos de sus carteras de acciones. Eso, en nuestra opinión, sería un error garrafal. ¿Porqué? Por qué intentar anticiparse al futuro, a pesar de su atractivo, es algo ilusorio y se ha demostrado una y otra vez que es un juego perdedor.

Nos recuerda a las maniobras de un conductor, que atrapado en un atasco cambia de carril, al ver, que el de al lado avanza más rápido. Obviamente piensa que puede elegir el carril que se moverá más rápido. Pero nunca parece funcionar, una milla más adelante, el conductor que se queda en su carril, lo pasa.

Así funciona la cabeza de los inversores, sesgos, poderes predictivos e impaciencia. Estudios empíricos en el campo de la inversión han demostrado una y otra vez, la falacia de que un inversor pueda acertar con éxito las entradas y salidas en los mercados.

Si bien, es posible que tengamos algunas reservas de liquidez en nuestras carteras, nunca estamos completamente fuera del mercado, sino que nos limitamos a seguir el plan fijado para cada cliente. La inversión por etapas y la gestión activa de la liquidez es un componente no emocional esencial para hacer frente a las idas y venidas de los precios. Es momento de tener una estrategia o un plan de acción.

Debo decir que, hemos tenido la suerte de atraer a una clase de inversores que no se deja intimidar fácilmente y se queda con nosotros tanto en periodos de subidas como de bajadas. Realmente creemos, que debe mantenerse el “rumbo”, no importa el ruido, si uno está bien diversificado y se queda quieto, generalmente obtendrá mejores rendimientos que aquel “jugador” inquieto y sin convicción que obtendrá una fracción de los mismos.

Autor:  Alexandre García Pinard

(Cartas de inversión, AG Family Office)

Alexandre Luis Garcia Pinard