Educación de Enrique

Como futuro rey, Enrique tuvo una educación especial.  Tendría preceptores y consejeros encargados de enseñarle buenas maneras y costumbres. A los cinco años se le enseñaría a leer para conocer las crónicas de los grandes hechos de caballería; al mismo tiempo, el niño aprendería a familiarizarse con los caballos de guerra, a cazar, armarse…

En cuanto a sus horarios, dedicaría los martes y jueves al estudio. El sábado repetiría las lecciones aprendidas, y el domingo tras oír misa, cabalgaría y jugaría hasta la hora de comer. Por la tarde,  podría dedicarse a los juegos militares hasta la hora de la cena. Los lunes, miércoles y viernes  por la mañana, asistiría a misa y, tras ella, saldría de caza vistiendo ropas pesadas para ir acostumbrando su cuerpo al peso de las armas. Llevaría en la mano derecha la lanza y en la izquierda un azor o un halcón, para habituar el brazo derecho a herir y el izquierdo a sostener el escudo. Cuando volviera a casa, tras comer, aprendería a conjugar, declinar, derivar, hacer proverbios o letras.

El primer responsable de la educación de Enrique, fue Pedro Fernández de Córdoba, pero falleció en septiembre de 1435 cuando el príncipe tenía algo más de diez años. En adelante se encargaría de su crianza Álvaro de Luna,  el favorito de su padre, el rey Juan II.


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