La Guerra Granadina. Precedentes

La situación interna de Castilla (el problema de bandos locales, inseguridad en caminos…) no había permitido a Enrique IV, en los años anteriores, ocuparse del reino vecino de Granada. Sin embargo, nadie había olvidado que el primer deber de un rey cristiano, y más si se trataba del heredero de los reyes godos, era la destrucción del último reino musulmán en la península.

Contribuyeron a la exaltación de la guerra contra el Islam las noticias que llegaban de Oriente donde los turcos habían ocupado la ciudad de Constantinopla (1453), poniendo fin al Imperio Bizantino. El papa Nicolás V, había reaccionado pidiendo a todos los príncipes de la cristiandad,  que unieran sus fuerzas contra los turcos, llamamiento que fue repetido por su sucesor,  Calixto III.

Por otro lado, Enrique IV pensó que, para evitar las ligas nobiliarias, debía de ofrecer a Castilla una salida al exterior (al mar Mediterráneo) y, aprovechando esta coyuntura europea de guerra contra el Islam, lo más apropiado era combatir a los musulmanes del Reino de Granada.


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