Enrique IV, nació el 5 de enero de 1425 y, prácticamente en este momento se le nombró heredero de la corona y futuro rey. A su fiesta de bautizo asistieron los nobles y clérigos más importantes del reino y, en todas las ciudades, se hicieron procesiones y fiestas, completadas en Valladolid con un gran torneo en el que se enfrentaron dos grupos de cincuenta caballeros.
Fue reconocido como heredero del reino, en el monasterio de San Pablo de Valladolid, en abril. Las ciudades invitadas, que juraron a Enrique, fueron Burgos, Toledo, León, Sevilla, Córdoba, Murcia, Jaén, Zamora, Segovia, Ávila, Salamanca y Cuenca. Además de los hombres de estas ciudades, también juraron a Enrique, el arzobispo de Santiago y todos los demás prelados y caballeros del reino.
Aunque Enrique tardaría casi treinta años en acceder al trono (1454), no se mantuvo al margen de la vida pública y, como príncipe heredero, fue tomando partido, no siempre de acuerdo con su padre, en la pugna que dividía a los nobles castellanos y en los enfrentamientos con los infantes de Aragón.
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