Ni Enrique IV ni los consejeros que seguían a su servicio, aceptaron las disposiciones de la Sentencia de Medina del Campo y el monarca revocó y anuló todo lo que se había establecido en la Sentencia.
Debido a ello, Enrique IV convocó Cortes en Salamanca a finales de febrero y reunidas a comienzos de mayo de 1465, a las que acudieron las ciudades y villas descontentas con la Sentencia o fieles al poder monárquico. El objetivo de la reunión era conseguir subsidios para hacer frente a los nobles y contrarrestar su propaganda. La primera medida fue pedir el regreso a la corte de Beltrán de la Cueva. Además, para sostener la política real, las cortes concedían una ayuda de 87 cuentos o millones de maravedís, en los que se incluían los 4.100.000 maravedís a los que ascendían los salarios de los procuradores. Sin embargo, la situación interna impidió que esta ayuda ofrecida por los procuradores pudiera ser cobrada.
La no aceptación de la Sentencia, traería como consecuencia la proclamación de el hermano de Enrique, Alfonso, como rey de Castilla en la denominada Farsa de Ávila.
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