La ciudad de Baelo y su necrópolis son uno de los mejores laboratorios de estudio de la romanización y de las transferencias culturales entre las poblaciones nativas, norteafricanas y los aportes itálicos a lo largo del siglo I d.C. Este verano se está desarrollando una fase de excavación arqueológica en extensión que ha ofrecido nuevos e importantes datos sobre el ritual funerario, habiéndose exhumado hasta el momento siete nuevos sepulcros. En paralelo, junto a la detección de la continuación de la calzada que atravesó la necrópolis, construida a mediados del siglo I d.C., en esta campaña se ha localizado un imponente mausoleo , que alberga una inhumación de un personaje relevante de la comunidad.
Este tipo de mausoleo, con una mesa de ofrendas adjunta, es el primero de este tipo que se conoce en el lugar, algo llamativo habida cuenta de las numerosas excavaciones que se han sucedido a lo largo del último siglo. Sus paralelos más próximos se encuentran en los conservados en la plaza de la Almoina de Valencia y se vinculan a la sede episcopal.
Otros sepulcros de cremación previos revelan la personalidad de los habitantes de la ciudad, su conservadurismo religioso y la tradición bástulo-púnica visible en los ritos de las fases más antiguas, así como la incorporación de nuevas creencias a partir de la segunda mitad del siglo I d.C.
Junto a las deposiciones funerarias se están excavando diversas áreas de ofrendas, restos de banquetes funerarios ubicados en zonas comunes, diversos ajuares y los trazados de los ejes viarios que conformaron, durante varios siglos, esta ciudad de los muertos.
El proyecto conlleva investigación y formación, por ello, junto a profesores, estudiantes y licenciados de la Universidad de Alicante, en los trabajos participan alumnos de las Universidades de Cádiz, Sevilla, Autónoma de Madrid, así como técnicos procedentes de la Université de Toulouse, de la Universidad de Murcia y de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.
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