Durante la edad moderna, herencia de la edad media, la base económica de Europa se basaba en las actividades agropecuarias. La tierra y el dominio sobre ella, suponía el principal activo económico.
A partir del S XV se lleva a cabo una reorganización de del mundo agrario que supondrá un aumento de la producción. Las principales medidas que se adoptarán serán el aumento de la producción agrícola deforestando o desecando marjales y salinas. También se llevará a cabo una especialización en cuanto a las tipologías de cultivos y el destino de la producción.
Cabe destacar que durante los siglos anteriores, la dinámica de producción se podría catalogar como extensiva, es decir abarcando una mayor extensión de terreno para conseguir más producción. No obstante, con la llegada de las técnicas de irrigación propias del mundo musulmán y su pervivencia gracias a la tradición morisca, estas técnicas intensivas se pudieron implantar en territorios de secano como es el caso de la Vega Baja.
Los sistemas de irrigación aprovechan mucho mejor los recursos hídricos, aumentando la producción e incluso llevando esta producción a zonas donde antes no se podían producir por motivos climáticos. En contraposición a las técnicas extensivas que aumentaban la extensión de tierras cultivables para aumentar la producción, en zonas de secano como la vega baja se llevó a cabo una producción intensiva aprovechando mejor los recursos hídricos.
En el caso del reino de valencia se produce también una especialización comarcal en base a la producción. Las zonas de interior se transforman en dehesas para el ganado trashumante, en el litoral se llevan a cabo desecaciones (Alicante, elche, Almoradí, Orihuela…) dedicándose a cultivos altamente rentables como la caña de azúcar, el lino, las hortalizas.
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