Participación alteana en la Guerra de Sucesión

Para empezar, tengamos en cuenta que Altea era una villa que se debatía entre la agricultura y la pesca, con una vida monótona. Estaba alejada de Alicante, de Alcoy, de Denia y de Valencia, es decir, prácticamente alejada de todo.

Altea presentaba una protección natural, ya que el escarpado paso del Collado hacia Calpe la cubría por un lado, mientras que los caminos que llevaban a Alicante y a Alcoy estaban en muy mal estado, lo que la cubría también por el flanco opuesto. Aun así, eso mismo que la protegía, el mal estado de los caminos que llevaban a Alcoy y Alicante, también dificultaba su defensa, ya que las guarniciones militares que habían de defenderla, también se encontraban al otro lado de esos caminos.

La complicada orografía de la villa la mantuvo ciertamente alejada de conflictos anteriores como la expulsión de los moriscos o de la Segunda Germania, ya que tanto los moriscos como los campesinos agermanados temían luchar cerca de la costa dada la facilidad de maniobra del ejército real por vía marítima.

Sin embargo, el conflicto que ocupa casi los primeros quince años del siglo XVIII, hizo que Altea entrara como protagonista de la historia en Agosto de 1705. Esto se debió a que en Altea se inició una insurrección a favor del pretendiente austriaco. Así, una flota británica desembarcó en la bahía de Altea con Carlos III a bordo. Los vecinos de Altea abrazaron la causa de Carlos III y suministraran víveres a los soldados y ayudaran a  la difusión del ideal del archiduque por los pueblos de reino.

Altea se convirtió en protagonista por los curas, su conspiración y por su rio y su bahía. La presencia de su rio favoreció el hacer aguada (acopio de agua para las largas navegaciones de las tropas del Archiduque). Las fuentes destacaban el rio por su limpieza y la dulzura del agua.

Carlos III, una vez hubo aprovisionados sus ejércitos, comenzó su levantamiento desde la bahía de Altea, desde donde nadie esperaba que se llevase a cabo.

Estudiosos como el Doctor de la Universidad de Alicante Bernabé Gil afirman que uno de los hechos que fomentó el apoyo alteano al candidato austriaco fue el sentimiento anti-francés, fundamentado principalmente en la competencia comercial que representaban.

No es casualidad que la proclamación de Carlos III se firmase en Altea. Desde aquí se difundió por todo el reino de Valencia. Francisco Zaragoza, alteano, fue uno de los que se encargó de difundirlo. Sebastián Mulet, capitán alteano, también participo en la difusión de las cartas reales, incitando al levantamiento en varios pueblos.

Así, la villa de Altea, que siempre se había mantenido lejos de toso, pasó a ser protagonista de la noche a la mañana en la Guerra de Sucesión al decantarse a favor del candidato austriaco.

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