VIOLENCIA SOCIAL EN LA VILLA DE ALZIRA EN EL S.XVI

La Villa de Alzira vivió durante el S.XVI una importante violencia social, que debe ser entendida en un contexto de violencia generalizada en todo el Mediterráneo y en particular, en el Reino de Valencia, territorios en los se observa una tendencia de cambio en los discursos relacionados con la violencia y en los que, la justicia pública fue sustituyendo a la justicia privada.

Estos problemas de violencia social están relacionados con la división tradicional de los que dirigen la villa, que constituyen dos grandes bandos enfrentados, los Valero y los Lluqui, los cuales empezaron a favorecer a las nuevas familias ricas, relacionadas en su mayoría con el potente sector del negocio de la seda, con las que mantuvieron relaciones de todo tipo (clientelares, de parentesco o económicas). Estas nuevas familias ricas empezaron a acceder a cargos municipales menos importantes, surgiendo el problema de estas bandosidades, compuestas por nobles y ciudadanos, cuando las nuevas familias ricas comienzan a acceder a la insaculación. Por lo que en la década de los treinta se darán continuos problemas relacionados con las bandosidades.

El principal problema fue la desestabilización del equilibrio que reinaba en el sistema de insaculación. Aparecen en este sentido numerosas denuncias y trifulcas, en las que detectamos la composición habitual de las bandosidades: En primer lugar, encontramos a los cabezas de mando, que son los que ocupan los oficios mas importantes de la villa. En segundo lugar y casi al mismo nivel en algunos casos, encontramos a los que ocupan algún cargo ese año. Seguidos de sus redes clientelares, compuestas por familias vinculadas a la seda, que son las nuevas familias ricas que se encuentran en el umbral de la insaculación.

Por otro lado, señalar que aunque muchos de los implicados fueron detenidos, la violencia continuó, por lo que el Virrey ordenó su represión, planteando así en 1540 una reordenación del gobierno municipal de Alzira, medida que se aplicó en 1542 desde Valladolid, donde Carlos I convocaba al reino de Valencia a Cortes, en la que el Síndico de Alzira expuso los hechos y propuso la reducción del Consejo a 40 personas (14 de Alzira), elegidas anualmente. Así, desapareció por el momento la violencia que se creaba con el relevo de los cargos, pero ello no significó que desapareciera el enfrentamiento causado por la enemistad de estas dos familias, llegando a un punto de violencia máxima produciéndose dos asesinatos premeditados. El primero fue el de Paulo Monteverde en 1544, y el segundo fue el de Joan Moreno en 1545, implicado en el primer delito, siendo asesinado como venganza por parte de la familia Valero. Pero lo más curioso es la ocultación y posterior obstrucción de la justicia por parte de los oficiales señoriales, los cuales animaban a la resistencia. Por otra parte, el Virrey reaccionó tarde, ya que hasta 1546 no mandó a un pequeño ejército para la represión de estas bandosidades. Así vemos como en estos continuos enfrentamientos, se producirá una disminución del protagonismo nobiliario (Lluqui y Valero) a favor de las nuevas oligarquías.

Para finalizar, debemos hablar de los problemas que supuso el establecimiento del impuesto sobre la seda de 1547, que beneficiaba a la sedería valenciana, lo que creó grandes tensiones en la Ribera del Júcar, ya que era una de las zonas productoras de seda más importante del Reino de Valencia, cuya protesta junto con la de Toledo, llevaron a una rebaja del impuesto original en 1552.

Por otro lado, entre 1553 y 1555, la monarquía se entromete en el sistema de isaculación de Alzira, con un fin aperturista, llevando a cabo una reordenación del procedimiento insaculatorio, lo que permitió a algunos miembros de las nuevas oligarquías acceder a los cargos más importantes, aunque de forma más reducida. Así, el “redreç” de 1555, ampliaba las nóminas y abría las puertas a las nuevas élites, los cuales no desaprovecharon la oportunidad, aumentando de esta forma el número de personas que acceden a las cajas de insaculación de Alzira. Pero, a pesar de todo ello, las nuevas elites de los lugares vecinos, ya habían creado un sentimiento de “comunidad imaginada”, reafirmandose con todos aquellos que tengan el mismo objetivo, que es el de la segregación, comenzando de esta forma el proceso de segregación en 1558.

 


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