El campesinado era el grupo más numeroso de la pobalción alzireña a finales del siglo XVI, el cual era muy heterogéneo.
Así, encontramos en el escalón superior a la burguesía agraria, es decir, al labrador rico con propiedades lo suficientemente importantes como para vivir de las rentas obtenidas por la cesión de la tenencia de sus tierras o su cultivo por mano de obra asalariada, el cual solía hacer inversiones en molinería o en especulación urbana y solian pertenecer a la categoría social del ciudadano; mientras que en el escalón inferior, encontramos al jornalero que ni tenia tierras propias ni llegaba a ser propietario de la pequeña casa en la que vivía.
Entre ambos extremos señalados encontramos a muchos otros, desde el labrador que tiene a un criado fijo hasta el campesino autónomo o el pequeño propietario que tiene una explotación formada por parcelas ajenas. De lo que se puede deducir que no existia una igualdad entre la gran masa del campesinado, convirtiendose el hecho de que un campesino tuviera una residencia en un indicador de su categoría, llegando a ser tan importante tener una residencia como el valor fiscal de las propiedades o la adscripción familiar.
En lo que respecta a la composición del patrimonio del campesinado alzireño, el tipo de propiedad mas difundida es la mueble que suponía el 95`5% del total de bienes, habia algunos propietarios exentos de contribuir por este concepto, la mayoría de los cuales eran forasteros. En segundo lugar, destaca la propiedad agrícola que afectaba al 85`6%, mientras que los propietarios de casas u otros inmuebles eran un colectivo mas reducido, alrededor del 73%.
Señalar que los censales aparecen como una forma de propiedad excepcional que suponia el 0`8% del total de bienes. Por lo que estamos ante una sociedad bastante poralizada , en la que las diferencias de riqueza eran más que evidentes, pero tampoco es que podemos hablar de avismo insalvable. Algo parecido ocurría con el grupo burgués, que sin llegar a constituir grandes fortunas alcanzaron importancia y poder a nivel local, hecho que se apreciaba socialmente con la consagración que suponía el título de ciudadano.
Por lo que, aunque los pequeños propietarios eran los más abundantes y más pobres, la inexistencia de un importante grupo de propietarios con un capital elevado da al grupo intermedio una mayor importancia, lo que debe interpretarse en definitiva como una menor poralización social.
Por otra parte, el derecho de propiedad sobre determinadas tierras se convierte entre los labradores en una importante forma de acceder al control del medio de producción en el que desarrollaban su trabajo y del que obtenían, normalmente a través de la explotación directa, la parte mas cuantiosa de sus ingresos.
Para termianar, señalar que el campesinado tuvo una casi nula participación como censualista.
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