La situación geográfica de Denia ha hecho que puerto y ciudad vayan históricamente unidas, pues el asentamiento se encuentra en pleno cabo de San Antonio, lo que consumó la condición de la ciudad dianense como ciudad portuaria cuyo puerto se acabaría erigiendo como uno de los principales focos económicos de la urbe. A su situación espacial hemos de añadir algunas características orográficas que completan la idea sobre la importancia del puerto dianense y su fuerte relación con el asentamiento poblacional. Algunos de ellos son la buena situación de abrigo del puerto, una estructura costera que facilita la carga y descarga de mercancías, la protección contra el viento que el Montgó ofrece o la benignidad de las corrientes marinas. Estas condiciones explican el emplazamiento de las estructuras portuarias en este espacio natural, las cuales favorecieron el desarrollo de la ciudad asociada al puerto, pues Denia es históricamente entendida como soporte urbano al puerto.
En el tema que tocamos aquí, la economía, el puerto tuvo una influencia notable desde diferentes perspectivas que propiciaron el crecimiento de la ciudad de Denia.
El comercio es la principal función económica del puerto en la Edad Moderna. Hemos de pensar aquí en un comercio poco desarrollado y que responde a la actividad comercial propia de las sociedades del Mediterráneo moderno, con sus limitaciones y particularidades. El intercambio comercial durante esta época tenía un peso relativamente bajo en un cómputo global económico dominado por la agricultura, además, este tipo de actividad económica se encontraba sujeta a restricciones e intervenciones de todo tipo en una época en la que aún estamos lejos de la concepción generalizada del librecambismo. Aún así la actividad comercial fue importante, especialmente en los puertos, pues el mal estado de las carreteras y las dificultades de la orografía hacían el transporte marítimo de mercancías más atractivo que el terrestre.
La importancia del puerto de Denia en este sentido radica es sus numerosas conexiones comerciales con diferentes puertos italianos y del norte de África, y en la ruta que comunicaba el puerto dianense con las Islas Baleares. De estos lugares el Reino de Valencia importaba numerosas mercancías, pues el comercio valenciano en la época moderna es ante todo de carácter importador más que exportador. Estas conexiones comerciales con el resto del Mediterráneo occidental fueron importantes a la hora de comprender la influencia de la Corona de Aragón en el ámbito mediterráneo. Los intereses comerciales existentes en el puerto de Denia se ven confirmados con la aplicación de unas tarifas dictadas por Fernando el Católico y que si hicieron efectivas desde el comienzo del siglo XVI. La importancia comercial del puerto se fue incrementando al ritmo que los avances tecnológicos en materia agrícola e industrial permitieron acumular un mayor volumen de productos con los que comerciar, pero, sin embargo y a pesar de los diferentes planes para ampliar y modernizar las estructuras portuarias, la función comercial del puerto de Denia acabó prácticamente desapareciendo ante el mayor protagonismo de los puertos de Alicante y Valencia. El espacio económico asociado al puerto de Denia fue reduciéndose hasta quedar limitado prácticamente a la comarca de la Marina Alta.
La importancia militar del puerto también es una variante a tener en cuenta a la hora de explicar el papel del mismo en la economía de la ciudad. Esta influencia económica no es tan directa como la del comercio pero sí lo suficientemente importante y cuantiosa como para tenerla en cuenta. La función de conexión con el resto del Mediterráneo occidental que el puerto dianense tenía no sólo respondía a un interés comercial, sino también militar, lo que ha de ser englobado en los intereses expansionistas mediterráneos de la Corona de Aragón. Su puerto natural favoreció también su elección como base naval, de hecho, en 1609 Denia pasó a ser la primera plaza de la infantería de Marina española, conocida como los tercios de Nápoles o “de la Mar”. Las funciones militares del puerto de Denia en época moderna se evidencian en la consolidación y ampliación del castillo de la ciudad, que actuó como fortaleza y torre de vigía para proteger a la urbe del peligro de la piratería morisca.
Además de las funciones comerciales y militares, existieron otros usos para el puerto de la ciudad, los cuales, a pesar de ser menos importantes que los dos citados, son también significativos a nivel económico. La estructura portuaria tuvo usos diplomáticos y cortesanos durante toda la Edad Moderna, en especial durante el siglo XVII (vinculados al peso político del Duque de Lerma como valido de Felipe III). Por citar algunos de los numerosos ejemplos:
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El 13 de septiembre de 1643 llega al puerto el Príncipe Segundo de la Mar (hermano del Gran Duque de Florencia) con una escuadra de 34 galeras.
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El 25 de septiembre de 1645 se embarca en galera real el Duque de Arcos y sus esposa con destino a Nápoles.
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El 4 de septiembre de 1649 llega al puerto la hija del emperador de Alemania, Mariana de Austria, futura esposa del rey Felipe IV
Podemos detectar también un uso turístico del puerto durante las estancias de Felipe III en la villa. Durante sus visitas, nos informa su cronista: Lope de Vega, el rey dio paseos náuticos, practicó la pesca y asistió a festejos marinos. Todo ello puede ser tomado como un primer uso turístico del puerto de Denia.
Por último, otro de los usos económicos que podemos dar al puerto es el de las actividades industriales asociadas a la existencia del mismo tales como la reparación, mantenimiento y construcción de los barcos que allí fondeaban o de las estructuras portuarias.
Vemos pues que la influencia económica del puerto fue notable en la ciudad de Denia y favoreció el crecimiento de la villa durante toda la Edad Moderna. Urbe y puerto son aquí dos elementos que se influyen mutuamente y que no podrían entenderse el uno sin el otro, pues la existencia de la propia ciudad viene dada por su puerto natural.
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