Población en Denia tras la expulsión de los moriscos

Tras la expulsión de los cristianos nuevos del Marquesado de Denia, el mismo se había visto privado de una gran parte de su población, quedando la demografía del lugar seriamente reducida.

El vacío poblacional provocado por el exilio forzado de tan importante contingente demográfico intentó subsanarse con una primera repoblación dirigida por la élites comarcales. Este proceso repoblatorio se antojaba fundamental, pues la pérdida de gran parte de población del Marquesado suponía también un pronunciado descenso de la capacidad laboral y económica (especialmente agraria) de la zona, con el consecuente peligro para de pobreza y hambre para las clases populares, y la bajada de rentas para las élites nobiliarias.

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Esta inicial repoblación inmediata a la expulsión fue en general incompleta y deficiente y se basó en un reagrupamiento de cristianos viejos en lugares escogidos de antemano y que se correspondían con ciudades de entidad, por lo que muchos caseríos rurales de carácter secundario quedaron prácticamente despoblados.

campesinos3Este primer intento fue secundado por un segundo proceso repoblatorio dirigido por los señores territoriales a partir de 1610. De entre todos los intentos de los distintos nobles se destaca la iniciativa del VI duque de Gandía, cuya preocupación por el Marquesado venía dada por ser señor también de la baronía de Pego y de pequeños territorios dispersos por todo el territorio dianense. Este personaje consiguió atraer a numerosa población campesina de las Islas Baleares hacia sus dominios por la gran oferta de tierras no trabajadas que podía ofrecer tras la expulsión de los moriscos. Ante el éxito de esta iniciativa, muchos señores territoriales de la zona practicaron acciones similares con tal de que sus posesiones agrarias no vieran privadas de explotación.

Vemos pues que el mayor contingente poblacional destinado a la repoblación de Denia provino de las Islas Baleares. Con un carácter secundario también tuvieron importancia los habitantes cuyo origen se encuentra en el norte del Reino de Valencia y el sur peninsular. Se produjo también una redistribución de los excedentes poblacionales de los núcleos de cristianos viejos procedentes de la misma zona del Marquesado. Por último, en mucha menor medida, también existieron aportes poblaciones procedentes de Cataluña, el sur de Francia e incluso de algunas zonas de Italia.

vall de la gallineraLas fuentes existentes (fundamentalmente cartas de población y linajes) nos permiten vislumbrar, no de forma precisa pero sí a grandes rasgos, como se distribuyeron los repobladores por la geografía dianense. Los isleños baleares se difundieron por prácticamente toda la comarca, desde las zonas de interior (ocupando zonas como La vall de la Gallinera, La vall de Laguar, Xaló o Ebo) hasta el bajo marquesado (repoblando zonas como Gata o Pedreguer). Sagra y Sainet fueron repobladas con gentes procedentes de Granada y del norte del Reino de Valencia respectivamente. Por poner un par de ejemplos de como también se llevó a cabo una reestructuración de la población de cristianos viejos para ocupar las zonas más despoblados podemos citar la repoblación de Negrals por parte de habitantes de Pego (que era de las localidades que menos había sufrido las consecuencias de la expulsión) o el repoblamiento de Ondara con población de la propia ciudad de Denia.

A pesar del intenso esfuerzo señorial por repoblar el marquesado, este nunca igualaría los números previos al destierro de los cristianos nuevos. Los continuos cambios y conflictos en los planes repoblatorios y la proliferación de condiciones negativas para el crecimiento demográfico (plagas, enfermedades, proliferación del bandolerismo) provocaron un parón demográfico que se remataría con la Guerra de Sucesión, a cuyas consecuencias poblaciones dedicamos un artículo propio.


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