LOS TELARES DE MORELLA

Acabado el período denominado como “Reconquista”, en Morella se desarrolló el arte textil desde los siglos XIV y XV. Hacia el año 1341 se comienzan a realizar los paños denominados “cordellates”, “barraganes” y otras telas inferiores. Paralelamente a la evolución de esta industria textil, lógicamente, los gremios que iniciaron estos artesanos empezaron a cobrar gran importancia.

Al desaparecer estas agrupaciones su huella quedó reflejada en las danzas, y la prueba de ello la tenemos en la actualidad, en las Fiestas Sexenales que se celebran en Morella. Durante estos festejos se continúan ejecutando una serie de “Danzas de Oficios” entre las que se encuentra la de los Tejedores, y consiste en que un grupo de ocho jóvenes sujetan una cinta que pende de un mástil, sujetado a su vez por otro joven. Estos muchachos tejen y destejen estas cintas como si estuvieran realizando un tejido.

Sobre 1560 aparece la fabricación de “estameñas”, y a mediados del siglo XVII se inicia el comercio con Cataluña, Valencia y Aragón, de fácil acceso a Morella. Ya entrado el siglo XVIII y con los telares en pleno auge se comienza a tejer la llamada “manta morellana” que es lo que verdaderamente le da fama a esta localidad. Durante el siglo XVIII Morella fue un emporio de artesanía textil, cada casa tenía su “obradó”, existiendo un total de 500 telares de no paraban de producir.

Tipos, tamaños y partes de los telares.

Los telares empleados en Morella eran los típicos en España, de tipo horizontal, de tendencia cúbica y formados por palos que se encajan en sentido vertical y horizontal sujetando las restantes piezas que componen el telar.

El tamaño varía, siendo los más frecuentes los de 1’70 m, 1’30 m y 0’45 m de ancho, y el empleo de uno u otro dependía del tipo de tejido que se fuera a realizar. Por ejemplo, para las mantas se usaba el de mayor tamaño y para las alforjas otro menor. El más pequeño se utilizaba para realizar los flecos.

Las partes de un telar eran las siguientes:

Plegador: Un palo colocado en sentido horizontal donde se enrolla la urdimbre. La urdimbre es el armazón, formado por hilos de algodón colocados a lo largo del telar, muy tirantes, por donde va pasando la lanzadera para formar la trama del tejido.

Peines: Sujetos con una cuerda a una rueda de madera dentro de la que hay un cristal cilíndrico que la acciona (es de cristal para que la madera no se desgaste). Están formados por un armazón de madera con unos alambres colocados en sentido vertical denominados “lisos”. El número de peines suele ser de cuatro.

Pedales: Situados en la parte inferior del telar, son los que mueven los peines al ser accionados con los pies. Cada peine necesita un pedal.

Tablas: El armazón de madera donde van los alambres. Se coloca delante de los peines y, como éstos, entre los hilos de la urdimbre, pero con la diferencia de que no sube y baja, sino que se mueve hacie delante y hacia detrás ya que su función es la de apretar el tejido.

Entrepecho: Palo donde se va enrollando el tejido.

Lanzadera: Con forma de barco, donde se encaja la canila con lana que se va pasando con las manos entre los hilos de la urdimbre para ir formando la trama.

Por desgracia los telares de Morella están en decadencia, casi desaparecidos. Actualmente solo quedan dos familias que mantienen la tradición, aunque el pueblo entero la conserva en su memoria. Como he comentado previamente, durante las Fiestas Sexenales las calles se adornan con tapices y alfombras hechos con papeles de colores cortados en trozos pequeñísimos, queriendo simular a las mantas morellanas.


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