LA EPIDEMIA DE PESTE DE 1600-1601

Este hecho truncará el progresivo aumento demográfico que Ontinyent experimentó a lo largo de todo el siglo anterior. La variedad que fulminó a Ontinyent fue la peste bubónica, que se caracterizaba por observar un periodo de incubación que oscilaba entre los dos y los seis días. Manifestada la peste, durante dos días crecían unas protuberancias en zonas del cuerpo humano como las ingles, las axilas y el ángulo sub-maxilar que se inflamaban, y después de inflamarse se abrían expulsando un líquido que era bastante maloliente.

Esta enfermedad causaba gran variedad de lesiones afectando a órganos como el hígado y el bazo que provocaban n colapso cardiaco que tenía como consecuencia la muerte de la mayoría de los habitantes que contraían esta enfermedad.

Cabe destacar que esta enfermedad tuvo un leve impacto en Ontinyent y alrededores, atacando a las zonas de Les Coves y Cantarería que eran las zonas más deprimidas de Ontinyent, sufriendo una evolución del brote pestífero similar al que experimentarán en esta época zonas como Castilla, debido a la cercanía entre la Comunidad y la villa del Clariano.

Por otra parte, es digno de mencionar que, en relación a lo que estábamos comentando, una fuente de contagio de la enfermedad eran los propios cadáveres.

Todos los cuerpos sospechosos de haber muerto por la peste eran sepultados fuera de la población en fosas muy profundas en la zona de la Punta Destradell y que las autoridades, con tal de evitar la propagación de la epidemia aislaban a los enfermos.

Es digno de mención la función que ejercieron los médicos en la lucha contra esta enfermedad, destacando la actuación del doctor Vallcanera, aunque observamos una relajación de sus funciones, que demuestran que no se comprometió a fondo para erradicar la aparición de los brotes pestíferos, algo que sí que hicieron los cirujanos, que continuamente estaban en contacto con los enfermos, prestándoles auxilio y servicios,  y en definitiva, estaban ayudándoles a superar la enfermedad.

Por último, cabe destacar que, la historiografía actual menciona que los desencadenantes de la enfermedad  fueron la putrefacción de los cadáveres mal enterrados que provocaban la propagación de la peste, la mala alimentación de los afectados y el contagio personal, destacando como un potente desinfectante el uso de la nieve como elemento  con el cual se combatía la enfermedad.


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