A lo largo del siglo XVIII, algunos núcleos de población presentaron una fuerte resistencia al ejército borbónico destacando la de algunas localidades cercanas a la villa del Clariano, es decir a Ontinyent como la ciudad de Xátiva, ciudad que como consecuencia de esta resistencia fue destruida.
Fueron obligados a participar en la bárbara destrucción 50 ontinyentins, los cuales, con picos y hachas se dirigieron hacia Xátiva, permaneciendo quince días, derrocando edificios aunque también se desplazaban hacia Bocairent, para aplacar cualquier intento de sublevación contra los borbones, y es que cabe destacar, que Ontinyent, durante el siglo XVIII era una ciudad de clara orientación pro-borbónica, aunque más importante resultó la aportación de 25 soldados que se hizo en el Puerto de Albaida para asegurar la capitulación alcoyana.
Se consideraba que la ocupación militar con tropas ajenas a la población era innecesaria así que el comandante castellano don Esteban de la Encina encabezó la iniciativa de desalojar las fuerzas de ocupación, pues estimaba que la unión de la villa del Clariano, es decir, de Ontinyent con el bando botifler, que es la palabra catalana que se utiliza para denominar a los miembros, partidarios y defensores de la causa borbónica, es decir, a los defensores de los borbones, era bastante firme y clara, algo que también compartía el justicia local don Josep Sancho i Colomer, así que, con tal de apoyar la posición borbónica en Ontinyent, don Esteban de la Encina, alistaba siete compañías de soldados adictos a la causa.
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