ONTINYENT EN LA GUERRA DE SUCESIÓN

La guerra de sucesión se puede decir que comienza con las diferentes protestas de los campesinos y rebeliones populares que se sucedían hacia el año 1693 debido a la gran opresión señorial que descontentaba a muchas personas y que piden a través de un memorial redactado por Francesc García (líder de la revuelta) que se replanteen estos abusos. La noticia de la sedición llega a Ontinyent mediante 2 misivas, cuando todavía los amotinados no habían penetrado violentamente dentro del interior de aquella población, y liberado a su gente. Las cartas leídas mostraran cierta inquietud.

El mal presentimiento se hizo realidad ese mismo día en Gandía. También determinaron remitir dos misivas del gobernador de Xátiva para que aquel tuviese directa notica de la insumisión. No hicieron falta más avisos, el gobernador de Xátiva, Don Ventura Ferrer, partía de Valencia a la zona insurrecta que  se encontraba bajo su jurisdicción. Los agermanados, conocedores del hecho de que Ferrer se dirigía hacia ellos  emprendieron el camino de retirada hacia el interior del país y se adentraron en la vall d´Albaida. El gobernador de Xátiva movilizó rápidamente a las milicias efectivas de Carcaixent, Algemesí, Ontinyent y Albaida  después de asegurar la retaguardia y evitar que el movimiento insurrecto traspasase la línea del Júcar.

La universidad de Ontinyent estuvo informada. En el consejo, se hizo saber la orden del gobernador Ferrer, ordenando una urgentísima expedición formada por 200 hombres con bastante munición y bastimentos. La aportación ontinyentina al conflicto estuvo formada por dos compañías que sumaban 150 hombres. La tercera compañía contaba con otros 100 infantes que partió hacia Muro de Alcoy.

Como podemos constatar  en las tierras de Realengo del valle de Albaida la incidencia del movimiento fue escasísima, incluso las villas de Benigánim y L´Ollería  junto con Ontinyent aportaron soldados  y armas para sofocar la insurrección y se convirtieron en garantes y defensores del poder señorial.

Este hecho se muestra en la villa del Clariano con 2 claros ejemplos. Las primeras noticias  del movimiento armado provienen del procurador y baile del ducado de Gandía, la universidad debía inestimables favores merced a la influencia que aquel disponía en la corte virreinal.  La otra demanda de auxilio proviene del marquesado de Albaida. El propietario del cual hará saber que una paz incierta reina en su dominio y no descarta que la llegada de los amotinados que marchan en dirección al interior del Valle subleven a los vasallos. El marqués prometerá en julio pagar los salarios de los soldados ontinyentins a cambio de dirigirlos personalmente. El consejo de la villa del Clariano accederá a la propuesta indicando que al segundo aviso enviarían parte de la milicia a Albaida.

En Septiembre de 1693 el movimiento insurrecto parecía controlado, pero salto el peligro de una nueva sublevación. El gobernador de Xátiva en una contundente acción dispersó a los nuevos amotinados y controló los lugares  donde pudiesen surgir nuevos núcleos rebeldes entre ellos Ontinyent.

La instauración en la corte de Madrid de un representante de la casa borbónica francesa despertó los recelos de las cancillerías europeas, conscientes de la estricta dependencia que Felipe V mantenía con su abuelo Luís XIV. La posibilidad de la constitución de un bloque político y económico tan poderoso dirigido por una sola persona fue la causa directa del estallido de la guerra.

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(Felipe V).

La respuesta no se hizo esperar y se formó la Gran Alianza de La Haya en 1701. En 1702, el conflicto comenzaba en los diversos escenarios europeos aunque la primera movilización de las milicias ontinyentinas no ocurrió hasta 1703 cuando Villajoyosa les alertó de un probable desembarco de tropas enemigas en la playa de Altea que finalmente no se concretó. Los jurados primeramente pidieron voluntarios con escasos resultados ya que tan solo se presentaron tres y después por sorteo extrajeron una compañía de 60 soldados.

De nuevo la población de Villajoyosa a través de una carta avisaba que dos filas de barcos habían desembarcado en Altea y se habían apoderado de las fortalezas del castillo y Cabo Negrete. Otra vez los jurados ontinyentins pidieron voluntarios y obligaron a los partidarios que bajo pena de 10 libras manifestaron los arcabuces y mosquetones. El consejo general celebrado nombraba al jurat en cap capitán de los 70 soldados extraídos por sorteo y autorizaba el cargo en la clavería de los previsibles gastos causados por la inminente movilización de tropas, ordenes que, finalmente tampoco se materializaron.

En Agosto de 1704, llegó un correo informando de las victorias que el monarca había conseguido en el frente portugués y los ontinyentinos festejarán la buena nueva alquilando una plaza de toros para celebrar actividades taurinas por 25 libras.

Durante el año 1705 el dominio de la armada aliada comenzó a tener éxito. Los austracistas prestaron más atención al escenario ibérico donde querían presionar a los borbónicos. La flota aliada, llegó a Alicante en Agosto de 1705 y se le negó la entrada al puerto. Aquella prosiguió bordeando la costa en dirección hacia Altea, plaza que conquistaron sin dificultades. Villajoyosa una vez más, había escrito una carta a Ontinyent comunicando que un velero de 150 velas estaba haciendo aguas en Altea y la universidad de Ontinyent  puso en marcha el mecanismo de prevención militar, pidió voluntarios entre la población e hizo la extracción vía sorteo de los soldados esperando la orden de movilización. Esta vez se confirmó la salida de las tropas con la misión de socorrer las costas de Denia.

Más adelante el consejo general de Ontinyent, explicó la grave situación del reino por la entrega de la ciudad de Denia y la sublevación de algunas poblaciones vecinas. Además se informaba que la bolsa de guerra se encontraba exhausta y aquello implicaba la posibilidad de abonar las dietas diarias a los soldados de las milicias que eran de 3 a 5 sueldos diarios para los  infantes y caballeros respectivamente. Los ontinyentins determinaron subvencionar dos de las compañías aportando 4 sueldos para cada uno de los soldados.

La contraofensiva borbónica sobre el foco insurgente de la Marina no se hizo esperar y los campesinos insurgentes fueron atrapados y aislados en Denia. Ontinyent participó indirectamente  en aquella actuación con el avituallamiento de tropas  de caballería. También adoptó ciertas medidas defensivas consistentes en la reparación de portales y muros.  A parte de estas acciones, la universidad de Ontinyent por orden del duque de Gandía aportó 70 soldados con el objetivo de reducir Denia.

Las primeras amenazas austracistas sobre Ontinyent se produjeron el 14 de Diciembre de 1705 cuando buena parte del frente de guerra está hundiéndose. El jurat en cap advierte a los consejeros que el enemigo se encuentra muy cerca, con lo que aconsejaba el avituallamiento de pólvora y balas y a la vez se pedía auxilio a las poblaciones vecinas, ayuda que nunca llegaría y favorecía la expansión del movimiento austracista. Las autoridades ontinyentinas con tal de controlar el orden público constituye la llamada “Junta de Guerra” que también ejerció funciones militares.

El 25 de Diciembre, las tropas austracistas se encontraba debajo de la ermita del Glorioso Sant Antoni al lado del camino de Xátiva. El general exigía la rendición  y el reconocimiento como legítimo monarca del rey Carlos II si no entraría con el ejército hostilizando a las villas y sus vecinos.

En el transcurso de la sesión del consejo se volvía a alegar que Ontinyent se encontraba indefenso y no podía hacer frente  a los atacantes. La decisión de la rendición fue mayoritaria entre los asistentes. En señal de ataque la universidad protocolariamente fue en dirección al portal de San Francesc donde el general esperaba y con una bandeja de plata le entregaron las llaves de la población. Unos cuantos días después de rendirse Ontinyent, probablemente a finales de 1706, el obispo murciano y  el príncipe de Sarno intentaron recuperarla.

El consejo Ontinyentino, dominado por la facción borbónica acordará que la villa de Ontinyent se ponga bajo el amparo de Felipe V  por la cual cosa enviará  al síndico de la Universidad  don Pedro Correger a Villena, para que preste  homenaje y juramento al rey Borbón. Tanto Miñana como las fuentes archivísticas ontinyentinas coinciden en el hecho de que don Francisco de Ávila contraatacó y recuperó la población.

A lo largo del periodo austracista en Ontinyent  que va desde el 25 de Diciembre del 1705 hasta Abril de 1707 los órganos de gobierno municipal pluripersonales observan un comportamiento anómalo, especialmente a partir de la forzosa renovación de cargos, en Febrero de 1706. En efecto, el número de convocatorias del consejo es inferior a la habitual y la inclusión de elementos extraños como el clero en su composición hace que este organismo se encuentra claramente desvirtuado. El clero valenciano en líneas generales contribuirá al triunfo de la causa austracista.

Las operaciones que condujeron al descalabro militar  el 25 de Abril de 1707 en el campo de Almansa son los hechos que arrancan a finales del 1706 cuando el consejo de guerra determinó la ruptura del círculo que el duque de Berswick había impuesto sobre los territorios valencianos de norte a sur. El proyecto consistía en la conquista de Villena y probablemente de Almansa. La marcha del archiduque a Barcelona concedió a los gremiales un mayor grado de autonomía y favoreció aquella acción militar. Los borbónicos encarcelaron a sus aliados  y les cortaron la retaguardia en un terreno llano que favorecía sus movimientos.

Los ontinyentins conocedores del resultado de la batalla de Almansa y de que las tropas borbónicas avanzaban en dirección a la población sin que ningún obstáculo se interpusiera decidieron prestar obediencia a Felipe V y convocaron una junta general, pues la villa se encontraba sin consejo general  y decidieron realizar la capitulación; las fuerzas borbónicas acampadas en la Font de la Figuera eran un argumento bastante convincente.

En Ontinyent el 9 de Mayo de 1707 la ocupación militar de la Villa era  un hecho consumado. El 14 de Mayo mediante el pregón se publicaba una orden exigiendo la presentación en el término de 3 días  de todo tipo de armas ofensivas y defensivas, implicando a todo el mundo en general, de cualquier estado y condición bajo pena de perder la vida y confiscación de todos los bienes. Las primeras muestras de la represión se dejaron sentir en forma de sanción pecuniaria, que en la documentación se reflejaba como multa de obediencia. A Ontinyent en esta ocasión le correspondería pagar 3157 dobles.

Las reformas borbónicas no sólo abolieron los fueros de todas las poblaciones del Reino sino que también dividieron todo el territorio Valenciano en trece gobernaciones o corregimientos: Morella, Peñíscola, Castellón, Valencia, Alxcira, Cofrentes, Játiva, Montesa, Denia, Alcoy, Jijona, Alicante y Orihuela. Ontinyent se encontraba en la gobernación de Montesa.

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 (Batalla de Almansa el día 25 de abril de 1707, óleo de Buonaventura Ligli y Philippo Pallotta (topógrafo), 1709, Museo del Prado).

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