EL IMPERIALISMO DE LUIS XIV Y SU REPERCUSIÓN EN ONTINYENT

Las relaciones internacionales de la Corona Hispánica con el rey francés estarán presididas durante 30 años (1667-1697) por cuatro confrontaciones bélicas.

El primer enfrentamiento armado que el imperialismo  ofensivo del francés desencadenó fue  la llamada guerra de Devolución entre 1667-1668. Luís XIV reclamó los Países Bajos que todavía estaban en poder de la monarquía hispánica para su mujer María Teresa, hermana de Carlos II. La regente Mariana, aislada y debilitada militarmente, fue en seguida derrotada. El conflicto tuvo una duración tan corta que no se pudo solicitar ningún servicio a la villa de Ontinyent.

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(Luís XIV).

El siguiente enfrentamiento con Francia comenzó en 1672 y finalizó en 1678.  En esta ocasión Ontinyent se vio involucrado y tuvo que conceder distintos  servicios. El rey Sol, a través de una hábil diplomática consiguió que la corona española apoyara a los Países Bajos. La República Holandesa fue invadida. Poco después de la guerra, se detuvo  en el frente catalán; la junta de los tres elets y el virrey, el conde de Paredes ofrecerán al monarca un tercio de 100 hombres. Ontinyent en mayo de 1674 responderá con la asignación de 5 soldados. En los tres años siguientes la junta de los estamentos requerirá sucesivos donativos para pagar la cuota de 5 soldados que recaían a Ontinyent. La respuesta de la universidad siempre fue positiva, pero en las 3 ocasiones se endeudó.

En el transcurso de la tercera guerra, provocada por la política exterior de Luís XIV, los juristas de su corte, encontraron otro argumento para agredir a los estados vecinos. Utilizó el arbitrario sistema de las reuniones, procedimiento que trataba de anexionar territorios que anteriormente habían pertenecido, regiones ahora incorporadas a Francia por distintos tratados. La donación ontinyentina no muestra de ninguna manera intervención o aportación local en este corto conflicto.

Bien diferente será el papel que desempeñó la villa de Ontinyent en la larga guerra de la “Liga de los Habsburgo” entre 1688-1697. El emperador Leopoldo I, reforzó su prestigio entre los príncipes alemanes y decidirá agrupar a los heterogéneos del imperio contra el agresor francés. Esta nueva coalición contó con la incorporación de Suecia, España, incluso, el nuevo rey de Inglaterra, Guillermo de Orange, viejo enemigo de Luís XIV. Francia, al igual que le había sucedido a Felipe II tendría que defenderse contra todo un bloque de católicos y protestantes juntos.

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(Leopoldo I).

Las consecuencias de la declaración de guerra por parte francesa a finales de 1689 pronto se dejó sentir en el reino. La universidad de Ontinyent, reunirá al consejo general, aprobando el donativo de 400 lliures que la junta del servicio había asignado. A partir de 1590, la documentación local mostraba con todo lujo de detalles el transcurso bélico.

El reino sufrió directamente las repercusiones de la confrontación hispánica-francesa. Luís XIV utilizó sus barcos en el mediterráneo desde sus bases navales de Toulon y Marsella para lanzar ataques sobre objetivos civiles, en el verano de 1691. Alicante, el primer puerto valenciano, fue la víctima elegida.

La villa de Ontinyent fue advertida del inminente peligro a través de una carta tramitada por el gobernador de Xátiva en las que se pedía a las autoridades locales que las compañías estuviesen aparejadas y que cada soldado dispusiera de una espada, un arcabuz y una libra de pólvora, dos libras de balas y un flascó.  Asimismo, pedía que se extremase  la vigilancia sobre los súbditos franceses residentes en Ontinyent impidiéndoles cualquier movimiento.

Los jurados ontinyentinos al poco tiempo recibieron una carta del virrey comunicándoles la falta de provisiones que sufría Alicante y la imposibilidad de enviar desde Valencia un rápido auxilio. Evidentemente la villa del Clariano  debido a su situación geográfica, podía socorrerla mejor que la capital. Así que rápidamente, el consejo ontinyentíno responde afirmativamente a la petición del virrey y partirá el síndico acompañado de 70 acémilas de pan y  de 243 cántaros de vino.

La villa de Ontinyent también tuvo una intervención más activa en el conflicto bélico. El justicia y jurados de Villajoyosa comunicaron que la armada francesa navegó en dirección a sus playas donde pensaba vituallarse de leña y agua. Pedían un inmediato auxilio de soldados para hacer frente a una posible agresión. Los consejeros en la misma sesión que aprobaron el envío de víveres a Alicante, decidieron que una compañía se dirigiera a la villa.

La campaña de 1693 iniciada cuando llegó la primavera requirió nuevos gastos y la junta de los tres estamentos señaló un servicio de 318 libras. Los recursos financieros de la universidad estaban tan desgastados por los sucesivos servicios que los consejeros ontinyentinos se negaron a conceder el servicio. Finalmente, asumirán  la cantidad asignada elevando todavía más la sisa de la carne con tal de deshacerse del cambio que habían adquirido para pagar a la junta. Los consumidores, en aquel ejercicio de 1693-1694 soportarán una carga impositiva de las más altas del periodo, pagando 16 dineros por cada carnicería.

El último donativo que la Universidad de Ontinyent aportó a la larga guerra contra la monarquía francesa ocurrió en marzo de 1697. La junta  de los tres estamentos indicaba las razones que justificaban, por enésima vez una nueva demanda a la villa. Se hacía directa referencia a la paz que Víctor Amadeo de Saboya había  firmado insolidariamente con Francia, abandonando la Liga.

Hay que decir que la documentación local, en este dilatado espacio de tiempo, a veces  será bastante confusa e incluso contradictoria, pues la serie de consejos y elecciones, proporcionaba una cifra y la clavería ordinaria otra. Además, no descartaban la existencia de alguna petición de servicio traspapelada y extraviada a causa de la deficiente ordenación del archivo y el escaso volumen material que ocupan unos folios.

De los servicios concedidos por la universidad de Ontinyent a la monarquía hay que destacar la donación de 6000 libras en el año 1603, que en comparativa con las guerras desencadenadas por Luís XIV entre 1667-1687 no llegaron a costar para Ontinyent un desembolso de dinero similar.

Finalmente decir que durante el tiempo en que se mantuvo en rebeldía el principado entre 1640-1653 Ontinyent contribuyó en las aportaciones de soldados y dineros. Primero recomendados por la Junta de Servicios después aprobados por las cortes valencianas de 1645. Todo aquello representó para las finanzas municipales el periodo más grave de los siglos XVI-XVII en cargos militares. En líneas generales había pues, un paralelismo entre la concesión de servicios y la existencia de confrontaciones bélicas fundamentalmente con la monarquía francesa.


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