La producción de seda cruda en la ciudad de Orihuela posee antecedentes más que constatados que nos remontan a finales del siglo XIV, cuando a la hora de socorrer al concejo de Murcia el consell orcelitano permite la marcha de cualquier voluntario “aunque era tiempo ocupado con las sedas y los linos”.
En el siglo XV, por causas mal conocidas, la producción parece descender hasta niveles tan ínfimos que las autoridades no ceden ni un ápice de atención a esta producción, aunque a mediados del mismo siglo, dado los altos rendimientos obtenidos con la producción sedera, se comienza una repoblación masiva de moreras, a pesar de lo laborioso de la producción. Este hecho es tan espontáneo que los jurados oriolanos tuvieron que consultar a Murcia sobre las cargas impositivas con las que ellos gravaban este cultivo.
En el siglo XVI la extensión que ocupaba el cultivo de moreras sólo era superado por el destinado al cultivo cerealístico, reservando parcelas de pequeño y mediano tamaño para la plantación exclusiva del morus alba, la variedad más común en esta zona peninsular.
Durante el siglo XVI y XVII Orihuela pasa así a ser uno de los mayores productores de seda cruda, teniendo un papel destacado en la manufactura del producto, que no en la producción primaria, una treintena de familias nazaríes asentadas intramuros de las que hay constancia. La producción en su gran mayoría va destinada a la ciudad de Valencia, ya sea por la venta de los propios oriolanos en los mercados de aquella ciudad como por la compra del producto in situ por parte de los mercaderes sederos valencianos, ya que los intentos de convertir Orihuela en un núcleo manufacturero fueron vanos.
El negocio sedero oriolano, al igual que el del resto del levante peninsular, sufrió importantes crisis a lo largo del periodo foral, ya fuere por calamidades naturales como, en caso particular, por los destrozos provocados en las rencillas con los murcianos. Destaca la expulsión de los moriscos, de menor relevancia en la producción en Orihuela dado que del cultivo se ocupaban campesinos cristianos pero de importancia, como hemos mencionado antes, en el proceso manufacturero. Además, la importación masiva de seda china vía Macao y Filipinas, de menor calidad pero con un precio más asequible que hizo que los fabricantes de Valencia se decantaran por ella frente al producto autóctono, provocó tal crisis que la ciudad de Orihuela tuvo que enviar un memorándum mediante un síndico a Felipe III para suplicar la derogación de la Real Cédula que permitía la importación de seda china.
A pesar de diversos problemas a lo largo del tiempo, la producción sedera en Orihuela siguió creciendo hasta llegar en el siglo XVIII a producir anualmente desde 800.000 a 1.500.000 libras de seda en rama anuales.
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